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La nueva geografía K tras los castigos

El gabinete de Cristina Kirchner, seis meses después de asumir, sigue intacto.

El retoque formal fue mínimo. El gabinete que juró el 10 de diciembre con Cristina de Kirchner perdura, en su primera línea, intacto. Sin embargo, en los seis meses que pasaron desde la asunción, la geografía del poder K experimentó una visible mutación.

El staff cristinista registró flujos en el rango Secretaría: la salida de Juan Pablo Schiavi de Transporte y luego la mudanza del área a Interior, y la creación ad hoc de una oficina para Sergio Berni en Seguridad son los movimientos más relevantes. De todos modos, el sube y baja K derrumbó y entronizó a figuras.

El alza de las acciones de Juan Manuel Abal Medina, Axel Kicillof, Sergio Berni, Andrés Larroque, Diego Bossio y Florencio Randazzo es un antojo de la voluntad presidencial al igual que la debacle de Julio de Vido, Amado Boudou, Nilda Garré y Hernán Lorenzino.

La línea de tiempo K es rabiosa: en noviembre, De Vido fantaseaba con ser jefe de Gabinete. No sólo no trepó: medio año después, tras presentar –al menos– dos veces su renuncia, ve cómo se volatiliza el dominio que concentró en una década.

De Vido no es el único. Amado Boudou, el vice, pasó de operar como un imán de dirigentes que cuerpeaban por posar a su lado y perfilarse como el sucesor K para 2015 a, como mínimo, un estado de letargo.

Desde que asumió, Lorenzino arrimó dos veces su renuncia, filtrado por Kicillof y castigado por boudouista. “De acá no se va nadie sin que lo decida Cristina”, lo apagó Carlos Zannini.

Nilda Garré no está mejor. La ministra anticipaba, hasta el miércoles pasado, que sería liberada de Seguridad –y así “blanquear” a Berni como conductor de la cartera– para ascender a ministra del Interior. La exfrepasista daba, como otros, fuera del gobierno a Randazzo. Leyó mal la borra del café.

Juan Manuel Abal Medina repuntó en los últimos meses. El jefe de Gabinete tiene, al menos por ahora, el manejo absoluto de la comunicación. Abal Medina es el faro para otros recuperados: Randazzo y Diego Bossio, que volvió al ring con el anuncio del plan hipotecario.

Ahora, los dos, tendrán que aprender a asumir a La Cámpora como aliados antes que como enemigos.

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