El barrio Saladillo vivió anoche a pleno una nueva jornada de la gran fogata de San Pedro y San Pablo en el Parque Regional Sur, a orillas del arroyo, donde más de medio millar de personas disfrutaron del calor de las llamas en la tradicional quema de muñecos.
Desde hace más de 20 años, la fogata es una tradición en el barrio. El impulsor de la iniciativa fue Julio Oksanich, quien comenzó a realizar la fogata con los vecinos del lugar y más tarde se sumó la escuela Musto, cuyos alumnos agregaron un condimento fundamental para la celebración: los característicos muñecos, conocidos como “cabezudos”, que son confeccionados en clase para luego ser arrojados al fuego.
Pasadas las 19, luego de exponer a los cabezudos en la muestra “Los muñecos y la fogata”, la caravana partió desde la Musto. Los chicos, acompañados por sus padres, comenzaron a darle color a las ya oscuras calles del barrio. Los muñecos, la murga Matadero Sur y algunos fuegos artificiales daban al invierno un escenario parecido al de un veraniego carnaval.
Minutos más tarde, la columna comenzó a llegar al parque, donde ya esperaba otra multitud, agolpada frente al escenario y al ritmo de cumbia.
Las luces del lugar se apagaron para darle todo el protagonismo al fuego. Los muñecos, previamente arrojados, fueron ardiendo ante la mirada de los chicos que los hicieron .
Así concluyó el ritual que, aunque tiene origen más remoto y diferente al católico –está relacionado con ciclos de cosecha y siembra– continúa como homenaje: el 29 de junio se conmemora a San Pedro, primer papa de la Iglesia Católica y a San Pablo, el “gran apóstol de los gentiles”, que fueron ejecutados alrededor del año 67 por orden del emperador Nerón.
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