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La misión de Mussi en su nueva función

El flamante secretario de Ambiente debe reactivar un crédito del Banco Mundial.

Juan José Mussi asumió el miércoles como secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable con una misión difícil: reactivar el crédito de 3.300 millones de dólares que el Banco Mundial le otorgó a la Argentina para avanzar sustancialmente en la limpieza de la cuenca Matanza-Riachuelo y que por ahora se encuentra suspendido. El ex intendente de Berazategui deberá convencer a sus ex colegas del conurbano cuyos territorios lindan con la cuenca de avanzar en sanciones serias y verificables contra las empresas contaminantes de la zona, condición sine qua non para que el crédito pueda ser efectivizado. Si avanza, en poco tiempo podría tener premio: que su secretaría se convierta en ministerio, algo que no logró en su momento Romina Picolotti en los días más calientes del conflicto por Botnia.

“La presidenta Cristina de Kirchner me dio a entender que necesita un hacedor; con eso me dijo todo: hay que hacer”, relató Mussi al asumir en la Casa de Gobierno, donde se le dio a su llegada al gabinete nacional la impronta de los grandes anuncios de los últimos tiempos. En el mismo acto, donde estuvieron presentes casi todos los integrantes del elenco ministerial del gobierno nacional, asumió Silvia Alicia Rebora en el cargo de subsecretaria de Planificación y Política Ambiental. Rebora será la encargada de ejecutar, si se libera, el crédito del Banco Mundial.

Intención

El préstamo en cuestión fue otorgado oficialmente el 9 de junio de 2009, cuando Homero Bibiloni ocupaba el cargo. La intención del organismo financiero internacional era ir desembolsando el dinero entre ese mismo mes y diciembre de 2012, cuando, con las últimas partidas, el plan de saneamiento del Matanza-Riachuelo estaría completado en una primera etapa. Ésta incluía básicamente la limpieza del lecho (incluyendo el rescate de buques hundidos, hierros y desechos de todo tipo) y la planificación y ejecución de obras de desagües ambientalmente sustentables.

Sin embargo, la línea de créditos tenía como condición indispensable dispuesta por la entidad que dirige Robert Zoellick el compromiso de la Nación para ejecutar un plan “de reducción de descarga de desechos industriales”. Éste incluía la obligación de que el gobierno nacional firme un acuerdo tripartito con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el de la provincia de Buenos Aires que debería comprometer a estas dos gestiones con un deber cuádruple: ejecutar por ley la prohibición de verter desechos tóxicos de todo tipo en el Matanza-Riachuelo, confeccionar una lista de empresas que viertan esos desechos, ejecutar un plan de reducción de la descarga y finalmente un último plan de sanción ejecutiva para los que continúen luego de un tiempo en esta postura.

Fue precisamente en este último punto exigido por el Banco Mundial donde los gobiernos nacional y bonaerense hicieron agua. Bibiloni no tuvo la fuerza política para avanzar en la confección de ninguno de los puntos del plan de reducción de descarga de desechos industriales, con lo que la entidad financiera se negó a comenzar a liquidar el préstamo.

Dificultades

El problema se presenta ahora con Mauricio Macri, cuyo ministro de Ambiente, Diego Santilli, asegura que espera el llamado de Mussi para comenzar a trabajar. “La Ciudad aporta sólo el 3 por ciento de la contaminación; el problema no es nuestro”, aseguran desde la Capital.

Las dificultades estarían del otro lado del Riachuelo. Ha sido imposible comprometer a los intendentes bonaerenses a firmar el documento y aceptar que las empresas de sus territorios sean sancionadas y hasta clausuradas. Muchos de estos empresarios, de todo tamaño, son muy cercanos a los intendentes más fuertes y son aportantes habituales de las campañas políticas locales, provinciales y nacionales. Pensar que se los sancione hoy, cuando se está cerca de las elecciones de 2011, donde el gobierno se juega su continuidad en este territorio, parece difícil.

En este punto, Mussi asegura traer esperanzas. Se le reconoce a este justicialista ortodoxo del conurbano bonaerense peronista, de 70 años, una cierta actividad en el rubro ambiental, persiguiendo y sancionando a varias empresas importantes, entre ellas a la petrolera Shell por contaminación. Afirma, además, tener la suficiente capacidad política como para avanzar en un diálogo serio con sus ahora ex colegas para comprometerlos seriamente en la causa. Afirma para esto tener como cucarda la vicepresidencia del Comcosur (Comisión de Municipios del Conurbano Sur), donde se aglutinan las intendencias más comprometidas con el desastre de la cuenca Matanza-Riachuelo. Muestra Mussi como currículum para que los intendentes lo escuchen, cosa que no hacían con Bibiloni, ser actualmente representante de los intendentes de la tercera sección electoral en el bloque de intendentes justicialistas de la provincia de Buenos Aires y, desde 2000, secretario de Profesionales, Técnicos y Educadores del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires y muy amigo del juez federal de Quilmes Luis Armella, que también reclama mejoras frente a la contaminación.

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