Espectáculos

Arte argentino

La mirada de un mundo en permanente trasformación

El prestigioso artista plástico Luis Felipe Noé estuvo en la ciudad acompañando la apertura de dos exposiciones: una individual en el Museo Castagnino y otra junto al poeta y dramaturgo Vicente Zito Lema en San Cristóbal Seguros


Foto: Alejandro Guerrero

“Yo soy geminiano y ahí entran todos los signos”, dice el reconocido artista plástico, crítico y docente argentino Luis Felipe Noé. Lo hace en una mesa de café compartida por El Ciudadano junto a otros medios, el director del Museo Castagnino, Raúl D’Amelio; la artista, curadora y docente Georgina Ricci y su par Cecilia Ivanchevich, además de algunas integrantes del equipo del museo ubicado en Pellegrini y Oroño.

En dicha oficina de la planta baja, rodeados de obras de arte, se percibe en el aire una cierta expectativa. El café sirve para romper el hielo y empezar a hablar de la tormenta que se veía venir el jueves por la mañana. El cielo se vuelve oscuro y, adentro, se torna de noche en apenas segundos. Alguien comenta aliviado que estamos a salvo: “Tenemos techo, comida y muchos temas de conversación”.

Noé dispara una batería de reflexiones profundas en relación con su particular forma de ver y abordar el arte. Y todos lo observan con cierto asombro de lucidez y compromiso con la vida: “Creo en la frase: «Yo es otro»”, dice. Y destaca que, en el campo del arte, se trata de ir hacia lo desconocido. “Lo desconocido es el otro que se revela en el acto artístico. Y en el caso del geminiano hay muchos otros”. Sin alejarse de ese planteo, a modo de ejemplo, expresa que a veces se siente “como un colectivo lleno de personas que se pelean entre sí y donde el problema es quien conduce”.

El artista llegó a Rosario a mitad de la semana pasada para acompañar la apertura de dos exposiciones: el último viernes en la planta alta del Museo Castagnino con su muestra Noé. Mirada prospectiva que tiene curaduría de Ivanchevich y convive en el mismo piso con León Ferrari. Prosa política curada por Georgina Ricci, ambas artistas presentes en dicha oficina.

Las exposiciones dialogan con el Macro a partir de Pequeña galería de mecanismos anómalos. Serie 1 de Carolina Rimini y Gustavo Galuppo con textos de María Negroni, y ¿Quiénes somos?, una producción audiovisual de una docena de artistas entre los que se cuentan Mauro Guzmán, Carlos Herrera y Roberto Jacoby.

Pero además Noé está en Rosario porque el jueves, en San Cristóbal Seguros (Italia 646), el mismo artista acompañado por el poeta, dramaturgo, periodista y filósofo Vicente Zito Lema inauguró Memoria del Presente1976-2019, una exposición que reúne sus pinturas, dibujos, serigrafías y esculturas en una breve aunque contundente antología de ambos que abarca el período 1976–2019 con curaduría de Natalia Revale y Javier del Olmo.

Noé. Mirada prospectiva se trata de una mirada sobre la estética del caos en la obra de Luis Felipe Noé entre 1957 y 2017. “En la obra del artista el pasado hace eco en el presente y se proyecta hacia el futuro”, comentó su curadora y dijo que la exposición se centra en el tema que lo convocó a Yuyo (su apodo) durante 60 años que es su teoría del caos, destacando que el artista, desde el año 65 hasta la actualidad, “escribe y se formula preguntas y respuestas en torno a la asunción del caos: es un concepto que va a ir desarrollando a lo largo de su vida”.

Sobre las obras que se pueden ver en el Castagnino el propio Noé comenzó diciendo: “No está bajo un planteo retrospectivo aun cuando hay obras de muy distintas épocas”. Y celebró el título que eligió su curadora porque, opinó: “A pesar de la edad que tengo, hay una proyección y espero poder tener tres o cuatro años más para concretar algunos proyectos que aún me quedan”.

Por su parte, en San Cristóbal, junto a Zito Lema, quedó abierta la otra exposición: una versión más completa de una muestra que se presentó en Buenos Aires donde el tema es la memoria del horror. “¿Usted se considera un artista político?”, le consultó El Ciudadano en ese marco al artista plástico, ante lo cual Noé, contundente, dijo: “Yo hago arte político cuando hay algo político que funciona. No creo en el arte político, creo en la relación entre arte y vida. Y hablo de todo: de la vida, del amor, de lo cotidiano, de pequeñas cosas y otras importantes, cosas abstractas y concretas. Y hablo de política”.

Noé y Zito Lema son amigos desde hace medio siglo. Su encuentro en Rosario es para el artista una “mágica coincidencia”.

Mientras Yuyo dice eso, el poeta y escritor interrumpe para confrontar al azar y opinar que “las personas se cruzan en los momentos en que deben hacerlo”.

Ellos dos, junto a los ya fallecidos León Ferrari y Ricardo Carpani, forjaron una eterna amistad. “Es una amistad que cruza sus vínculos en una mirada del mundo que tiene eje en los derechos humanos y también en una profunda pasión y compromiso con la vida y la defensa de la vida cuando ella, especialmente la social, está en peligro, como está en este momento”, dijo Zito Lema.

El poeta opinó que Memoria del presente también puede ser vista como la memoria del horror que ellos sufrieron como sociedad y en su fuero íntimo y familiar, y se entristeció con la vigencia que tiene esa memoria porque, dijo, “no es una mirada arqueológica del pasado”. Zito Lema, crítico del presente, comparó el pasado con el dolor que sufre la sociedad argentina hoy: “La forma terrorífica en que se practicaba la violación de los derechos humanos y las palabras monstruosas del poder acompañando esos hechos, y de parte de la sociedad que negó algo que era evidente, es lo que hoy también sentimos aquí”.

Anécdotas de dos amigos

La muestra Noé. Mirada prospectiva que se puede visitar hasta el 1° de septiembre en la plata alta del Museo Castagnino es la tercera experiencia del artista Luis Felipe Noé.

“La muestra 100 años de arte argentino fue un manifiesto del Museo y sentó las bases. Lo que empieza a pasar ahora es un desarrollo en profundidad de muchas de las cosas planteadas en aquel momento”, indicó Georgina Ricci sobre la reciente inauguración del Museo municipal con dos sedes: El Castagnino y el Macro. Mientras que, para Raúl D’Amelio, tenerlo a Noé en Rosario “es un hecho de orgullo; el diálogo con Ferrari está dado por el principio de amistad y por la contundencia de la obra de Noé y León. Las relaciones las buscamos tal vez no en la materialidad de la obra como sí en la conciencia histórica”, dijo.

La famosa escultura de León Ferrari La civilización occidental y cristiana donde se ve a Jesús crucificado sobre un avión de bombardeo da la bienvenida al museo desde su mismo ingreso, como un templo. Es la única obra que no pertenece a la colección del Castagnino de las más de doscientas que Ferrari donó en vida a Rosario.

“Cuando León se fue al exilio a San Pablo guardó y dejó en un depósito el Cristo y se le rompió un brazo. Él lo quería colgar para que no se volviera a romper y me lo pidió a mí, que tenía una casa vieja con un techo de diez metros de altura. Sería un tiempo pero lo tuve colgado 3 ó 4 años. Tontamente no saqué ni una sola foto y conviví con esa obra ante la mirada de los que entraban a mí casa. Era casi un pariente más”, recordó jocosamente Felipe Noé entre otras anécdotas.

“Noé habla de una conciencia de un mundo en permanente cambio. Incluye el tiempo y la movilidad como factores fundamentales. A la hora de pensar una obra estática como es la pintura, él ve las maneras de implementar distintos recursos para que esto pueda suceder”, opinó la curadora de la muestra Cecilia Ivanchevich. Y confió que para armar la exposición hay distintos ejes: “El de la conciencia histórica, que lo une tan fuertemente a León Ferrari. Cómo todas las citas que hace tienen un eco en el presente y se proyectan al futuro. Otro es la visión fragmentada ya que Noé divide la obra para mostrar distintas realidades coexistentes. Y la línea vital: Porque en Noé hay dos constantes muy fuertes que son el dibujo y la escritura”.

Abstracto y figurativo

“Gran parte de las palabras son abstractas”, dijo Noé. Y disparó: “Yo no hago ninguna separación entre lo abstracto y lo concreto porque la mayor parte de las palabras son abstractas. Y uno está en el mundo medio abstracto y medio concreto. Eso es un fundamento de mi obra: superar esa diferencia entre lo abstracto y lo concreto. Y siempre se me mezclan”.

Más adelante continuó planteando que su coherencia “es empezar una obra como abstracta y terminarla como figurativa”. “Enredarme en una convocatoria, resolviendo y tomando conciencia de lo que estoy haciendo en la medida en que lo estoy haciendo”, dijo porque se confesó enemigo de los bocetos: cuando comienza una obra no sabe lo que va a hacer. “Hay excepciones pero muy pocas. Cuando se me ocurre una idea, un esquema, pero nunca pude hacer una maqueta. Yo no hago bocetos. No creo en inflar una obra porque lo que uno hace se da naturalmente, en la medida que le va saliendo”, dijo.

Con el ejemplo de la expresión, con contundencia, concluyó que no todo es proyecto: “Uno sabe lo que está hablando en la medida en que lo está hablando; nunca antes. Lo proyectual significa atarse a una idea que no tiene nada que ver con el lenguaje práctico que uno está haciendo. Está pensando en un lenguaje y lo está expresando en otro”.

Días y horarios

Noé Mirada Prospectiva 1957 2017 de Luis Felipe Noé se puede visitar hasta el 1° de septiembre en la Planta Alta del Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino. Mientras que la exposición conjunta Memoria del presente 1976-2019 de Noé y Vicente Zito Lema, estará habilitada hasta el 31 de mayo en el Espacio del Grupo San Cristóbal Seguros. Ambas con entrada libre y gratuita.

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