Ciudad

Homenaje

La memoria sumó ayer otro sitio

En un emotivo acto realizado en Empalme Graneros, familiares y amigos recordaron a Ariel Ávila, el cantante de hip hop asesinado el pasado 13 de febrero. Su nombre le fue impuesto a la plazoleta de Campbell y Génova.


Entre lágrimas, abrazos, aplausos y música quedó formalmente bautizada con el nombre de Ariel Alejandro Ávila la plazoleta ubicada en Campbell y Génova. Así, durante un emotivo acto realizado ayer por la tarde, familiares, vecinos y amigos rindieron homenaje al joven cantante de hip hop que fue asesinado el pasado 13 de febrero frente a su casa por un soldadito que custodiaba un búnker de drogas. “Como vecinos estamos unidos para no permitir que vuelva a suceder algo así y el ejemplo de mi hijo perdura en todos los chicos del barrio que día a día se acercan a cantar, a aprender música y a soñar con un mundo mejor”, dijo Alicia, madre del rapero.

Ariel, a quienes todos conocían como “Chuky”, fue un joven que creció en Empalme Graneros y que se convirtió en un símbolo de su comunidad ya que sus canciones retrataban las miserias y la violencia que vecinos y amigos vivían a diario en el barrio. Tras su muerte, uno de sus temas causó conmoción ya que su letra rezaba: “Esta es la realidad de mi barrio, donde hoy estás y mañana te están velando. Donde la droga corre como un Comando, si son la misma mierda, para qué vamos a seguir hablando”.

La iniciativa para que la plazoleta de Campbell y Génova lleve el nombre del cantante fue de la biblioteca popular de Empalme Graneros y los propios vecinos de la zona, a quienes acompañaron los ediles del Frente para la Victoria (FpV) Norma López y Roberto Sukerman.

“Mi hijo escribía y cantaba lo que veía en el barrio. No lo hacía cualquiera. Después de la muerte de Ariel el barrio mejoró bastante con la llegada de la Gendarmería. Antes aquí no se podía vivir. Había tiros, mucha droga, teníamos el búnker frente a casa. Ahora el barrio mejoró y está tranquilo”, dijo emocionada Alicia.

Para López, “las canciones de Ariel y sus amigos narraban los problemas de su barrio. Las letras denunciaban el narcotráfico y repudiaban la violencia”.

En el mismo sentido Sukerman consideró que “hoy la plaza de Campbell y Génova lleva su nombre en alto y nos llama a todos lo sectores del Estado a trabajar articuladamente y cambiar las realidades para que los chicos de Empalme y de cualquier zona de la ciudad no tengan que relatar mundos de drogas y violencia y no tengan que hacer música hablando de miedos y delincuencia”.

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