#8M

Tiembla la tierra

La marcha provocó y fue provocada sobre el aborto

La masiva movilización femenina dialogó con carteles Provida y tuvo a las Abuelas de Plaza de Mayo como aliadas. Una veintena de cuadras juntó a integrantes de organizaciones políticas, sociales y vecinos y vecinas.


Minutos antes de que sonaran las campanas para marcar las 20 en la Iglesia Catedral un grupo de mujeres y hombres con banderas enrolladas formó un semicírculo en la esquina de Laprida y Santa Fe. De frente venían 20 cuadras de movilización por el Paro Internacional de Mujeres 8M. No sabían que eran 40 mil personas por una calle. Tenían vivo el recuerdo del enfrentamiento y pintadas en la iglesia al final del Encuentro Nacional de Mujeres en 2016 que llevó al espanto a más de un vecino y algún que otro periodista. El grupo de la esquina tenía una misión y reveló su arma secreta: las Abuelas de Plaza de Mayo Rosario ayudaron a desplegar dos banderas. Una tenía escrito el número 30 mil y la otra el logo de organización de derechos humanos con la clásica mujer con un pañuelo, pero no en el cuello sino en la cabeza. Las abuelas desviaron la columna de la marcha hacia el Bajo para evitar problemas. La primera fila de la columna, integrada por una docena de mujeres de distintas organizaciones sociales y políticas, dedicó un cantito cariñoso a las abuelas. No más de dos versos y una ronda de aplausos. Las esperaba un escenario en el Parque a la Bandera donde el paro terminó con un festival y la lectura de un documento de 13 páginas consensuadas en la Asamblea Feminista de Rosario.

El diálogo

La marcha puso primera después de las 17.30 desde la plaza San Martín, acompañada por un control de tránsito riguroso hasta bulevar Oroño. Entre las primeras personas estaba Pablo Dalmaso, un enfermero que llevaba la bandera de la Red de Trabajadores de la Salud por el Derecho a Decidir. Entre hospitales y sanatorios de Rosario son más de 40 y parecen una de las claves en el debate actual por la legalización del aborto en el Congreso. Dalmaso contó a El Ciudadano que entró a la red al darse cuenta que no había sido formado para responder los problemas que manejaba a diario. Él acompañó la creación de la cátedra del Aborto que el año pasado puso a la Facultad de Medicina a la vanguardia de la discusión. “No estamos de acuerdo con el proyecto de Cambiemos de modificar el Código Penal. Queremos que el Estado se haga cargo y el aborto sea legal y seguro”, explicó en la esquina de la iglesia Nuestra Señora de Misericordia. Siete cuadras más adelante, en la ochava de Oroño y Pellegrini, encontraron el primero de una serie de carteles de personas que no opinan lo mismo que el enfermero. “Los niños por nacer somos seres humanos y como tales tenemos derecho a vivir”, rezaba un pasacalle que un agente de la dirección de Tránsito bajó antes de que llegara la columna de la marcha.

En la rotonda de Pellegrini y Oroño la columna tenía que girar y copar la avenida. Fue el momento ideal para una de las tantas intervenciones artísticas que trasmitió el mensaje de no violencia machista. Un grupo de mujeres vestidas como jugadores de la selección argentina y una pelota de fútbol enorme tomó el centro de la ochava. “Si matás, la pelota se mancha”, cantaron rememorando a Maradona en el discurso de homenaje en la Bombonera. “Te molesta mi pintada y no la de la hinchada”, siguieron mientras el resto de la columna seguía al microcentro de la ciudad.

Los cantos contra el presidente Mauricio Macri, las denuncias por femicidios y falta equidad se turnaron hasta que la movilización llegó a la Bolsa de Comercio. Los edificios hacían retumbar estribillos a favor del aborto legal y seguro. Inclusive pudieron conjugar la palabra misoprostol, el medicamento usado en las Interrupciones Legales de los Embarazos (ILE).

Al doblar por Santa Fe y en la recta final hasta la Catedral se toparon con una nueva serie de carteles Provida. “No a la pena de muerte de un niño por nacer”, decía uno colgado en el primer piso de una casa abandonada. “Dos ADN = Dos vidas”, marcaba otro cartel a la vuelta del Banco Municipal de Rosario.

La movilización provocó y fue provocada. Al cierre de esta edición no había reportes de actos  de vandalismo ni detenidos, lo que dejó al periodismo sin excusas para enfocarse sobre el fondo de los reclamos, y no la forma.