Newell’s logró un triunfo de punta a punta sobre Unión

La felicidad a veces está en las cosas sencillas. Y eso le pasa esta temporada al hincha leproso. No quiere glamour, y está lejos de pretenciosos lujos martinistas. Hoy la prioridad es ganar, conseguir alivio en esa tabla de promedios que en el corto plazo sigue amenazante, impiadosa, lista para desestabilizar corazones ante el primer desliz.

Por eso fue una tarde plena de dicha. Newell’s tuvo una producción contundente en el Parque. Resplandeció ante un rival como Unión que puede amargarle la vida a cualquiera. Ganó de punta a punta, casi sin sufrir. Fue 2 a 0, pudo ser más. No tuvo dudas, salió con decisión en busca del triunfo y lo consiguió con una autoridad aliviadora para el alma.

El plan de Kudelka -sí, hay una idea de juego- funcionó a la perfección. Porque los jugadores entienden a qué jugar, porque hay jerarquía en varios futbolistas, y porque la preparación física acompaña. Formica corre y así rinde, Maxi aguanta 90 minutos como si tuviera 30 años, el mediocampo asfixia, y los delanteros se muestran incansables. Y el buen juego fluye, con espontaneidad, sin lujos, pero arrollador.

Este Newell’s de Kudelka parece el sitio perfecto para el lucimiento de los anónimos, de los olvidados. O acaso no hubo que googlear a Julián Fernández cuando vino, y hoy los hinchas se rompen las manos con cada quite o cada corrida del cinco. Ni hablar de Lucas Albertengo, que pasó de estar “roto” a ser el goleador impensado en este inicio. Aquel de Rafaela parece haber encontrado aires renovadores en el Parque.

También hay jerarquía, en Gentiletti, Maxi y Formica. Y un Aguerre que ahora no debe revolcarse tanto, pero cuando lo exigen deja en claro que está intacto.

Anotar de pelota parada era impensado, ahora empezó a ser un clásico. Para mejor, el ímpetu del equipo ayer le dio doce córners y varios tiros libres. Y ahí el laboratorio de Frank tiene mucho espacio para desestabilizar al rival.

Newell’s llegó a 64 puntos en la tabla que por ahora importa. Estar dentro o fuera de los tres últimos es sólo una foto inicial de un largo camino. Pero ver al equipo en la cancha genera un aire esperanzador que el hincha percibe. Y entonces la angustia por un momento se olvida. Y ese es el principal mérito del equipo.