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Línea fatal

La Lepra padeció al asistente, y dejó el invicto en Avellaneda

El equipo de Osella jugó su mejor partido de visitante, pero esta vez no hubo un guiño del destino para mantener el invicto.


A veces el destino es bastante injusto. Pero la verdad es que este Newell’s poco puede reclamarle. Tal vez fue el mejor partido de la Lepra fuera de casa, pero cayó ante Racing 2-1 en el cilindro y se quedó sin invicto. Un Bou inspirado, un asistente que se equivocó dos veces en contra y la sensación que se podía jugar con menos mezquindad y no irse con la manos vacías. Con esa sensación se fue la Lepra de Avellaneda. Con gusto a resultado injusto, pero la historia reciente no admite quejas a la justicia futbolera.

Se puede pensar en destruir o en jugar. Y este Newell’s de Osella cada vez que sale del Coloso se siente más cómodo en posición defensiva. A veces abusa y retrocede demasiado, pero hasta ayer siempre el destino le había jugado a favor.

Es cierto que el entrenador no tiene la culpa de tener a los dos centrodelanteros lesionados. Entonces plantarse más atrás no suena a mezquindad, sino más bien a necesidad. Aunque al final, el resultado termina siendo el juez que define si el planteo fue bueno o el equipo “no jugó a nada”.

Ayer hubo media hora donde todo salió a la perfección. Con la defensa bastante atenta, en especial Formiliano, con Quignón adueñándose del medio, y con Formica y Maxi Rodríguez inspirados, aunque sin colaboración de un Amoroso que no termina bien nada.

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Pero todo plan tiene fallas. Y ayer el hueco a favor de Racing lo abrió una distracción defensiva que tuvo complicidad en Delfino y el asistente Germanotta, que no vieron que Bou estaba adelantado. El delantero tuvo espacio y vulneró en el mano a mano a Pocrnjic.

La contradicción es que el gol en contra demostró que Newell’s también puede jugar bien en ataque, sin mezquinar tanto. Quignón puso un pase exquisito para el desborde de Advíncula y Formica empujó el balón al gol a los 44.

Pero había tiempo para una distracción más. Confiado en que el reloj marcaba el final, la defensa leprosa durmió y Bou otra vez sentenció sin dejar que Newell’s volviera a abloquelar defensivamente.

¿Se puede jugar sin nueve? Es bravo, pero se puede. La Lepra le puso otra idea a la segunda parte, Isnaldo le dio otro vértigo, Formica mostró que está en estado de gracia y no empató porque Germanotta volvió a fallar y le anuló un gol al Gato por una posición adelantado que no era. Esta vez el destino no le dio un guiño, un día iba a suceder. Chau invicto, justo el día que desde el juego no merecía irse sin nada.

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