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La intensidad de un clásico

El sábado, Divididos presentó su último disco, “Amapola del 66”, ante poco más de 4.500 personas en Metropolitano. Se trató de un show que mixturó el rock y el folclore y que contó con artistas invitados.

Por: Daniela Barreiro

DivididosEl último sábado por la noche, las nuevas y esperadas composiciones de Divididos tuvieron su presentación oficial en el salón Metropolitano de Rosario, antes 4.500 fans, con un show que contó con más de diez artistas invitados quienes, junto al trío, interpretaron un popurrí de nuevos y clásicos del rock mixturados con sonidos autóctonos argentinos.

La velada dio comienzo pasadas las 22, pero había empezado a palpitarse, con cánticos y pogo, un rato antes. En un primer momento, Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella, se dedicaron a mostrar los temas de su último material de estudio, Amapola del 66, y los temas elegidos fueron, tal como los revela el CD, “Hombres en U”, “Buscando un ángel”, “El mantecoso” y “Muerto a laburar”.

“Muchas gracias, buenas noches”, se limitó a decir Mollo, al tiempo que las luces recorrían el escenario y el público. “Perdón por el retraso, queríamos venir con calorcito al Anfiteatro (Humberto de Nito) pero acá estamos”, continuó el vocalista mientras dejaba de lado la guitarra para ponerse solo al frente de la interpretación vocal de “Vientito del Tucumán”.  Sentado sobre uno de los costados del escenario, el músico volvió a tomar la viola y sin ponerse de pie, pero pidiendo más luz, interpretó “Par mil”, un tema en el que se lucieron los juegos de luces que llenaron de color y algunos efectos el Salón Metropolitano.

Y fue ahí que comenzaron a llegar los invitados. El trío empezó a transformarse en un cuarteto, un quinteto o un sexteto en el que todos tuvieron protagonismo y se ganaron calurosos aplausos. “Avanzando retroceden”, perteneciente a Amapola del 66, contó con la participación de Micaela Chauque que sumó su cicus al power trío y acompañó a la voz de Arnedo, interpretación que concluyó con el grito de: “Olé, olé, ole, Diego, Diego”.

Luego llegó el turno de “La flor azul”, un ritmo de chacarera que Divididos compartió con Kelo Herrera en violín, y Raúl Tolaba y el rosarino Facundo Nardone, en guitarras. Pero el escenario no dejó de poblarse de músicos y violín, guitarras y bombos entraron en escena para interpretar “Guanuqueando”, una canción que fue escrita como un sentido homenaje al músico y compositor Ricardo Vilca.

Si bien el trío quedo solo y volvió a copar el escenario, los acordes de “Boyar nocturno” se unieron con los del lap steel del eximio guitarrista rosarino Facundo Nardone. El tema comenzó y las luces dejaron entrever que Nardone se encontraba en medio del proscenio. Así fue que el rosarino supo demostrar por qué fue elegido para acompañar a la llamada Aplanadora del Rock y cómo fue que ganó el título de “guitarrista de la puta madre” que le dio Mollo poco antes de su actuación.

Así fue que de la mano de “Senderos” y “Jujuy”, Amapola del 66 siguió sonando y dio paso al ingreso de Rubén Patagonia, que participó en la interpretación de “Cristóforo Cacarnú”, tema que fue dedicado a los “pueblos originarios que luchan por conservar sus tierras”. Sin duda, Patagonia se encargó de hacer erizar la piel de los presentes, con una demoledora interpretación y manejo de la escena.

De repente, una remera llegó a escena mientras comenzaba a sonar el nuevo “Caminando”. Mollo no lo dudó, y tras intercambiar unas palabras con el dueño, que también había arrojado una birome, se dispuso a autografiarla junto a Arnedo, ya que Ciavarella se encontraba momentáneamente fuera del escenario y no participó del particular autógrafo colectivo. Una vez que la remera regresó a su dueño, volvió a sonar “Caminando”, seguida por la ya clásica “Mañana del Abasto”, canción que Mollo presentó como “la combinación del norte, con el Abasto y un artista que vino a rompernos la cabeza”. Esas palabras dieron paso a la presentación de Fortunato Ramos, un escritor, músico y recitador que se dispuso a tocar el erke, un instrumento de viento de unos cuatro metros de caña hueca y como terminación, un cuerno agujereado en la punta.

A la interpretación de Ramos le siguieron los temas “Todos” y “Perro funk”, dos nuevas composiciones que fueron coreadas y que comenzaban a anunciar el gran final. Como no podía ser de otra manera, el último tramo del show contó con los indiscutidos clásicos de Divididos: primero el tema compuesto por Pappo, “Sucio y desprolijo”, que la banda se ha dado el lujo de interpretar muchas veces e incluso junto al recordado blusero.

Luego, el trío interpretó “Paraguay”, provocó el pogo con “Rasputín” e hizo enarbolar los famosos “trapos” con el infaltable “El 38”. La noche terminó, casi llegando a la una de la mañana, con “Ala delta” y el tema que dio el nombre al disco que hacía su debut el sábado, “Amapola del 66”. Pero la gente no dejó de cantar y los músicos supieron que debían hacer “una más”. Así fue que el último tema de la noche fue el recordado “Nesquik”. Para el final, Mollo pidió por la salud de Gustavo Cerati y bajó del escenario a realizar su ya clásico reparto de púas al público.

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