Economía

Opinión: marcha atrás

La industria automotriz en picada: más de 7.000 despidos y suspensiones

Hubo empresas del sector que tuvieron que cerrar sus puertas, mientras otras de forma preventiva realizan suspensiones y retiros voluntarios de trabajadores y trabajadoras; en lo que se vislumbra como una reforma laboral de hecho


Unidad Ciudadana

La industria cayó un 10,8% a nivel nacional respecto al mes de enero del año pasado, según reveló recientemente el Indec.

Específicamente, el sector de vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes sufrió un descenso del 18% respecto a enero de 2018; dentro del cual es sobresaliente el caso de la industria automotriz, la cual produjo un 37% menos de vehículos que un año atrás y un 34,9% menos de carrocerías, remolques y semirremolques.

El año 2018 cerró con un volumen de vehículos fabricados de 16,5% menos respecto al 2015, según detalló un informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa).

A partir de la caída de la demanda interna y de la reducción de las exportaciones, lo cual genera un exceso de stock, hubo empresas del sector que tuvieron que cerrar sus puertas, mientras otras de forma preventiva realizan suspensiones y retiros voluntarios de trabajadores y trabajadoras; en lo que se vislumbra como una reforma laboral de hecho.

Recientemente cerró Metalpar, la mayor productora de carrocerías en el país, quedando 600 trabajadores y trabajadoras en la calle. Sumando los empleos indirectos, el impacto del cierre de la empresa radicada en Loma Hermosa, provincia de Buenos Aires, destruyó algo más de 1.000 puestos de trabajo.

Asimismo se suceden suspensiones en casi todas las fábricas automotrices. General Motors sostuvo durante cinco meses suspensiones rotativas de todos sus empleados y empleadas. Honda, por su parte, mantiene sus puertas cerradas en su fábrica de Campana durante al menos un mes, con la consecuente suspensión de 700 trabajadores y trabajadoras.

Asimismo, Peugeot suspendió por dos meses a sus 1.000 empleados de la fábrica de El Palomar, reinaugurada hace 2 años por el presidente Mauricio Macri. En esa oportunidad, el primer mandatario sostuvo que el gobierno había logrado un acuerdo multilateral con el sector automotor: “Para producir un millón de automóviles y generar más de 30 mil nuevos puestos de trabajo, además de cuidar los que tenemos”, dijo.

En este sentido, subrayó que las inversiones representaban un éxito: “Una demostración de confianza a ese camino que empezamos a construir hace 15 meses”. Nada de esto pasó.

En Córdoba, Renault anunció la suspensión de 1.500 trabajadores y trabajadoras por al menos una semana, al igual que Fiat hizo lo propio, afectando a otros 2.000 empleados y empleadas de la planta de Ferreyra, quienes ya sostenían un régimen reducido por el que concurrían a la planta tres días a la semana. Sus instalaciones también habían sido visitadas por el presidente en dos oportunidades desde que asumió. Lo mismo ocurrió con la fábrica de camiones Iveco, también en Ferreyra, que suspendió a sus 900 operarios y operarias, al tiempo que inició un proceso de retiros voluntarios con el objetivo de realizar una reducción de personal de forma permanente.

A fines del año pasado, el titular del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), Ricardo Pignanelli, anticipó que “en los próximos meses se van a perder 15 mil puestos de trabajo en el sector automotriz” a causa de la recesión que mantiene las plantas semiparalizadas.

La implementación de un modelo de redistribución negativa de los ingresos con la consecuente crisis socioeconómica, azota a los trabajadores y trabajadoras. Hay otro camino.

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