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Cuestión de fe

La incidencia de las creencias religiosas en las posturas sobre la legalización del aborto

Una encuesta nacional de investigadores del Conicet muestra que las posiciones de los fieles respecto a la IVE no necesariamente coinciden con las asumidas por las jerarquías religiosas de los cultos. En diez años se duplicaron las personas que entienden al aborto como un derecho de la mujer


En los últimos años, en gran medida gracias a la militancia de diferentes colectivos feministas –protagonizados fundamentalmente por mujeres jóvenes urbanas– el debate público en torno a legalización de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) fue ganando espacio en la sociedad argentina, a punto tal que en el 2018 llegó por primera vez al Congreso de la Nación (siendo rechazada la ley en el Senado por siete votos, luego de obtener media sanción en Diputados), para hacerlo por segunda vez este año, en el que tras haber sido aprobado el proyecto en la Cámara Baja, tiene que ser debatido en el recinto de la Cámara Alta.

En estas discusiones, además de las voces militantes que impulsan el proyecto, son habituales los posicionamientos religiosos, sostenidos por representantes de diferentes instituciones religiosas, tales como rabinos, rabinas, imanes, pastores, pastoras, obispos, religiosas y sacerdotes.

Sin embargo, no está del todo claro en qué medida las miradas enunciadas en el debate por estos agentes son representativas de las visiones de los fieles de los diferentes cultos, ni de los ciudadanos y ciudadanas de Argentina en general.

Las distancias entre las jerarquías de los diferentes cultos y los fieles

Un equipo de investigadores e investigadoras del Conicet, que integran el Programa Sociedad, Cultura y Religión del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (Ceil, Conicet), publicó recientemente un nuevo informe de investigación, basado en los resultados de la Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina (2019), que muestra que si bien la filiación religiosa (o la ausencia de ella) tiene incidencia en las posturas respecto del aborto que adoptan las personas, no siempre es determinante, dado que también pesan otros factores como la edad o el nivel educativo.

“Uno de los aspectos que nos parecía interesante destacar es la distancia que se puede observar entre las posturas de las jerarquías de las diferentes iglesias o grupos religiosos y las asumidas por los fieles, que además de adherir a un culto son ciudadanos y ciudadanas que participan en política, están relacionados con determinadas opciones sociales, pertenecen a distintas generaciones y alcanzaron diferentes niveles educativos. Esto es destacable porque son las voces que no se suelen escuchar en los debates, dado que en representación de las religiones hablan generalmente los líderes o dirigentes. En este sentido, los resultados nos muestran que las posiciones de los fieles respecto de la IVE parecen tener autonomía con relación a las directivas institucionales de los cultos con los que se identifican”, señala Verónica Giménez Béliveau, investigadora del Conicet, profesora de la Universidad de Buenos Aires y una de las directoras de la investigación.

En este sentido, en ninguna de las adscripciones religiosas relevadas, el porcentaje de fieles que consideran que el aborto debería estar prohibido en todos los contextos llega al 50%.

Mientras que entre los residentes en la Argentina, un 18,7% asume esta posición, entre los católicos (que son aproximadamente el 63% de la población argentina) baja levemente al 17,2%, para escalar entre los evangélicos (15,3% de los residentes en Argentina) a poco menos del 42%. No obstante, entre quienes no tienen filiación religiosa (18,9% del total de la población) –que en su mayoría se consideran a sí mismos creyentes–, sólo un 3,1% cree que la IVE no debería ser permitida en ningún caso. Finalmente, entre quienes adscriben a otras religiones (solo 3,3% de los residentes), un 32,3% rechaza al aborto de forma tajante.

“Aunque los evangélicos son quienes más afirman que el aborto debería estar prohibido bajo cualquier circunstancia, incluso dentro de este grupo no es la opción mayoritaria. De hecho, la mitad de los evangélicos considera que el aborto debería estar permitido al menos en ciertas circunstancias, tal como está contemplado en el marco normativo actual”, afirma Juan Cruz Esquivel, investigador del Conicet en el Ceil, profesor de la Universidad de Buenos Aires y otro de los directores de la  investigación.

El aborto permitido en algunas circunstancias es postura mayoritaria

De acuerdo a los resultados de la encuesta, la posición mayoritaria entre los residentes en Argentina, sostenida por un 51,8% de los consultados, es que “el aborto debe estar permitido en algunas circunstancias como casos de violación, peligro de vida de la mujer o malformación del feto”. Esta postura intermedia es también mayoritaria entre los católicos (57,5%) y los evangélicos (50,3%).

“Cuando miramos estos datos a la luz de otros que surgen de la encuesta, aunque no formen parte del último informe, se puede advertir que lo que piensan los católicos con respecto a esta y otras cuestiones vinculadas a la moral sexual o familiar, como la posibilidad de que parejas de gays o lesbianas puedan adoptar niñas o niños o de que se conformen matrimonios que no están compuestos por un hombre y una mujer, muestra un nivel de apertura igual o un poco mayor que el de la población en general”, destaca Giménez Béliveau.

Cambios en las posturas respecto de la IVE

Un valor agregado que tiene la Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina de 2019 es que por tratarse de la segunda edición, permite observar cambios ocurridos entre los residentes en Argentina con relación a las posturas asumidas respecto del aborto y otros temas.

En lo que se refiere a la población argentina en general, el cambio más destacable es que el porcentaje de quienes conciben la IVE como un derecho de la mujer casi se duplicó, pasando de un 14,1% en 2008 a un 27,3% en 2019.

Sin embargo, el núcleo  de quienes rechazan el aborto en cualquier contexto se mantuvo prácticamente intacto, al aumentar levemente de un 16,9% a un 18,7%. Esto significa que el grupo de quienes creen que la interrupción del embarazo deber permitirse sólo en algunas circunstancias decreció (de un 63,9% a un 51,8%), fundamentalmente, a expensas de la opción que señala que es un derecho de la mujer.

“Considero que estos cambios pueden vincularse a dos tendencias generales muy marcadas. Por un lado, el crecimiento de los sin filiación religiosa, que pasaron de representar el 11,3% al  18,9% de la población, y que se inclinan mayoritariamente por las posturas favorables al aborto como derecho de la mujer.

Por otro, con un proceso de distanciamiento de los fieles respecto de sus instituciones religiosas, y que se expresa también, por ejemplo, en el decrecimiento en la asistencia al culto o en el crecimiento de prácticas alejadas de la regulación institucional. Son dos procesos concomitantes que, en definitiva, contribuyen a que la eficacia de la regulación de las estructuras religiosas sobre las conciencias y las actitudes de las personas tienda a disminuir, aún entre sus propios fieles”, señala Esquivel.

“Lo que podemos decir también es que entre 2008 y 2019 ocurrieron una serie de procesos que permitieron que la discusión sobre el aborto asumiera un estatuto público, a través del impulso que le dieron los feminismos con mucha capacidad de movilización. Esta situación y el hecho de que se haya discutido en el Congreso de la Nación hicieron que las diferentes posiciones se ampliaran y se volvieran más conocidas y, posiblemente, que muchas personas procesaran estas discusiones y precisaran sus posiciones. Quizás esto explique que, aunque continúe siendo la opción mayoritaria, es la alternativa intermedia la que perdió las adhesiones que posibilitaron que en diez años casi se duplicara el número de personas que entienden al aborto como un derecho de la mujer”, sostiene la investigadora.

“El segmento de quienes tienen un vínculo más fuerte con los espacios religiosos institucionalizados muestra mayor coincidencia con las prescripciones de las jerarquías religiosas. El 60,3% de quienes asisten todos los días o varias veces a la semana a un culto rechazan el aborto en cualquier circunstancia. En un punto intermedio encontramos que el 61% de quienes asisten una o dos veces por semana al mismo lo aceptan en los casos contemplados por la legislación actual. Finalmente, quienes nunca asisten son los más predispuestos a concebir el aborto como un derecho de la mujer: un 45,8%”, concluye el investigador.

 

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