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La historia de futbolista rosarino que moviliza contra Macri

Juan Cruz Komar, de 22 años, debutó en Boca y hoy es símbolo de Talleres de Córdoba. Se compromete con las causas sociales y tiene al fútbol como un integrante más de su vida, pero no el principal. "Me preocupan los sectores vulnerables, los desfavorecidos de siempre", reconoció


Comprometido con las causas sociales y teniendo al fútbol como un integrante más de su vida, pero no el principal a la hora de pensar en su futuro, el defensor de Talleres de Córdoba Juan Cruz Komar rompe el molde del futbolista, preocupado por “los sectores vulnerables, los desfavorecidos de siempre”, y reconociendo que el fútbol no logra hacerlo “reír”.

A sus 22 años, lejos de la farándula que suele obnubilar a los profesionales, Komar decidió en el último receso de la Superliga vacacionar lejos de los habituales destinos de las playas del Caribe o Europa y se subió a un avión para conocer, en primera persona, el conflicto que Palestina mantiene con Israel por el territorio.

“Me preocupan los sectores vulnerables, los desfavorecidos de siempre. En mi caso el viaje (vacaciones en Palestina) era para estar en el lado del más débil. Acá en el país estamos en una situación crítica y me surge una necesidad, más allá de que sea útil o no, la de manifestarme y movilizarme en contra de este Gobierno”, afirmó en una entrevista con la agencia Noticias Argentinas.

Komar, quien ha participado en marchas a favor de la Universidad pública y hasta integró alguna clase abierta en el Colegio Monserrat de la capital cordobesa, señaló que estudiará Derecho, ya que es una carrera que lo “ayudará en el futuro”, donde se relacionará “con lo social y lo político”.

El defensor de Talleres se sinceró al señalar que no son muchos los jugadores que se expresan “por cuestiones ajenas a la pelota”, pero también “es lo que pasa en gran parte de la sociedad”.

“El porcentaje de la gente que se mueve por esas causas es muy poco y los futbolistas somos una profesión más, que reproduce una falta de preocupación. No me parece que sea algo estrictamente de los futbolistas”, aclaró.

En cuanto al fútbol, Komar reconoció que “es muy ambigua” la sensación de poder disfrutar del deporte, porque “no te cagás de risa jugando”.

“Entrar a boludear o reírte, como cuando uno está comiendo un asado con amigos, no va a pasar, pero disfrutarlo creo que de alguna u otra forma, se puede”, explicó.

Nacido en Rosario, Komar debutó en la Primera de Boca en 2014 y en 2016 llegó a Talleres de Córdoba, cuando la “T” estaba en la B Nacional.

Siempre inquieto por cuestiones que no solo tuvieran que ver con el fútbol, sino también con la política, la cuestión social y la literatura.

Incluso fomentó la participación de un psicólogo dentro del fútbol y explicó que él mismo aprovecha “ese espacio que tiene el club”, al tiempo que calificó de “absurdo pensar que el entrenador compite con el psicólogo o viceversa, porque son facetas completamente diferentes”.

“El entrenador para una cosa, los jugadores referentes para otra y el psicólogo para otra. También está el tabú ese que uno va al psicólogo porque tiene algo en la cabeza, y en realidad está para el día a día, para hacerte replanteos más generales, para acompañar ya que es un profesional”, comentó.

En algún momento fueron Jorge Valdano y Fernando Redondo los que mostraron siempre su lado más cercano a la cultura, y por ese motivo Komar sabe que un poco es visto como “un bicho raro”.

“Sí, creo que un poco sí. No lo veo como algo malo. Me tratan muy bien. Sí sé que tengo inquietudes diferentes, no lo digo para ponerme en un pedestal o algo así, pero sí veo que tengo unas preocupaciones o deseos diferentes a los de la mayoría”, agregó.

—¿Cómo es ser jugador de fútbol en Argentina?

Es una profesión claramente particular y si bien sabemos que jugamos con el sentimiento de muchas personas, con la alegría y la tristeza de ellos, sin dudas que eso puede ser tomado como una presión o una responsabilidad o ambas.

—¿Como se convive con eso, con la exposición?

—Eso nos lo indica el sistema en sí. A veces encarnado en una persona, pero es algo que se va percibiendo y que también es una batalla constante y saber qué soy yo y conviviendo con esa presión que es lógica. Tratando de reprimirse a veces, pero entendiendo que es una profesión muy visible que hay comportamientos que hay que mantener.

—¿A qué le tiene miedo el jugador de fútbol?

—Ahí entra la subjetividad de cada uno. Pienso que al ser una carrera tan corta, uno le tiene miedo a esa sensación de que siempre ve muy cerca el final. El miedo a las lesiones o a la no titularidad, porque también entra ese dramatismo de no sentirse importante, porque crecimos en un deporte totalmente exitista y una sociedad exitista, donde es frustrante por ahí no estar en donde uno quiere competir.

—¿El fútbol es un negocio o un deporte?

—Es un poco ambiguo eso. Por un lado uno está cumpliendo un sueño deportivo, porque cuando sos chico uno no piensa que eso de jugar al fútbol puede ser el sustento de su vida, de su familia y su futuro. Solo quiere jugar, en primera división y verse en la tele. Ese sentimiento es muy sincero en los niños, pero el contexto y a los 25 años, uno no puede jugar y decir, lo hago gratis, porque también tiene una vida y se preparó también para llegar a ese momento. Lógicamente que a mí me encanta jugar al fútbol, pero lo hago profesionalmente y no lo hago con mis amigos gratis. Me gusta el deporte que hago y levantarme temprano para entrenar. Disfruto de todo esto de las responsabilidades, de la figura pública que soy, pero es un trabajo.

—¿Por qué vacacionar en Palestina?

—Venía leyendo bastante de la ocupación israelí ahí, vengo leyendo las redes sociales y los portales de noticias, y no quería quedarme en eso. Quería visitar el territorio y me parecía un lugar muy interesante para eso, desde lo político e histórico y también me interesaba romper los estereotipos de los árabes y los musulmanes que tenemos acá en Occidente. Tenía varias aristas el viaje, incluso desde lo religioso, más allá de que yo soy agnóstico, pero me parecía muy interesante ver esa parte. Reunía varias cosas que me resultaban interesantes y aproveché el receso del Mundial y fui. Fue un viaje increíble, con situaciones muy cambiantes, de mucho dolor, de mucha bronca por lo que hace el Estado de Israel a los palestinos y palestinas, porque es una situación crítica, invisible por estas tierras, pero es lamentable lo que hacen, apoyados por Estados Unidos y las potencias europeas.

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