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La guerra robótica de Estados Unidos

El dron es una aeronave de apenas 90 centímetros de largo que se utiliza, según cada modelo, para atacar o espiar.

Los últimos operativos de Estados Unidos contra objetivos enemigos fueron realizados con el apoyo de tecnología militar de punta: pequeños aviones espías capaz de identificar el objetivo y eliminarlo por su cuenta sin la presencia del ser humano. Estos minúsculos “terminators” ya están transformando el concepto de la guerra como la conocemos hoy día y empuja al resto de los países a plantearse un nuevo sistema de defensa.

De acuerdo con información filtrada el último fin de semana, para matar al líder Al Qaeda en Yemen, Anuar el Aulaki, el Pentágono utilizó un drone (abeja) no tripulado, dotado con misiles Hellfire. Según un artículo publicado recientemente por el diario El País, de España, actualmente circulan más de 7.000 drones de nueve metros de largo en Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen y Libia, y se trabaja en la elaboración de modelos del tamaño de una mosca.

El Ministerio de Defensa estadounidense hoy se apoya en dos tipos de drones: el Predator, que es dirigido con joystick por especialistas desde bases militares instaladas en Medio Oriente, y el Raven, de apenas90 centímetros, utilizado para obtener información visual sobre territorios peligrosos previo envío de tropas.

Si bien estos artefactos aún dependen del control humano, las nuevas investigaciones apuntan a que los robots sean capaces de detectar el objetivo –por ejemplo, a través de softwares de indentificación facial– y actuar por su cuenta, sin ningún tipo de ayuda externa.

En ese sentido, Peter Finn, del diario The Washington Post, indicó que en las operaciones de futuro, si los drones son desplegados contra un enemigo particular y difícil de capturar, puede haber mucho menos tiempo para la deliberación y una mayor necesidad de máquinas que pueden funcionar por sí solas. Serían armas independientes, con poder para matar.

Su utilización ya genera numerosos planteos y cuestionamientos. “El despliegue de estos sistemas reflejan un cambio de paradigma y un cambio cualitativo importante en la conducción de las hostilidades”, indicó Jakob Kellenberger, presidente del comité internacional dela Cruz Roja.“También se plantean una serie de cuestiones jurídicas fundamentales, éticas y sociales, que deben ser considerados antes de estos sistemas se desarrollen o implementen”, agregó.

Sobre ese punto, Finn indicó que en el futuro “micro-drones reconocerán túneles y edificios, transportarán equipos y sistemas para asistir a los heridos. La tecnología ayudará a salvar vidas”. “Pero el historial militar mundial lleva a exigir un régimen de control de armas para prevenir cualquier posibilidad de que los sistemas autónomos podrían dirigirse a los seres humanos”, subrayó.

A algunos expertos también les preocupa que estados hostiles u organizaciones terroristas puedan hackear sistemas robóticos y redirigirlos. “La pregunta es si los sistemas son capaces de discriminación”, afirmó Peter Asaro, uno de los fundadores de Comité Internacional de Control de Armas Robot (Icrac) y profesor enla New Schoolde Nueva York al Washington Post. “La buena tecnología está lejos, pero la tecnología que no funciona bien ya está ahí. La preocupación es que estos sistemas van a ser utilizados antes de tiempo, y probablemente cometan muchos errores, y esos errores van a ser atrocidades”, advirtió.

Con la evolución tecnológica de los últimos años, no se descarta que las próximas guerras sean teledirigidas, como ya lo supo adelantar muy bien la ciencia ficción.

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