País

Recuerdos clase 63

La Guerra de Malvinas: un lugar al que nadie quiere volver

Un colimba aeronáutico rememora la situación previa a la contienda en el Atlántico Sur señalando los verdugueos, humillaciones y sadismos diversos que sufrían los soldados por parte de sus superiores, y describe ese enrarecido clima entre la euforia y la calamidad que reinaba en ese entonces


Jorge Senno

Hace cuarenta y dos de abriles yo estaba de guardia. Era soldado aeronáutico. Los porteños no conocen cual es el lugar más frío de la ciudad. El lugar más frío es la madrugada frente al río a la altura del Aeroparque. Y la desolación hace bajar aún más la térmica.

Si los dos bandos son malos y uno está en el medio, la cosa se complica: militares jóvenes, de bajo rango, ignorantes, resentidos y verdugos por un lado y la mafia de los taxis del Aeroparque por otro. No los tacheros trabajadores, otra historia organizada en esa época, que impedía a los laburantes acercarse con todo tipo de represalias: golpizas, tajeo de cubiertas, etc. Y en el medio nosotros.

Quiénes éramos nosotros? Soldados de Capital Federal clase 63 que luego de dos meses de verdugueo, humillaciones y sadismos diversos en Ezeiza teníamos como destino algo llamado en ese entonces la policía aeronáutica nacional que se encargaba de la seguridad de los aeropuertos. Y allí estábamos, tratando de organizar la fila de los taxis, o algo parecido. Ninguna preparación para la guerra: apenas dos veces tirar con 9 mm en el polígono, temblorosos frente a una silueta.

El resto: baile y más baile, pero en el mal mambo de ellos. Siempre había un enemigo externo: en esa época eran los chilenos (era reciente el conflicto por el Beagle) y los guerrilleros.

Esa madrugada en el lugar más frío de la ciudad se me acerca eufórico otro colimba vociferando –“¡¡¡¡¡Recuperamos la Malvinas!!!!!!!!!, van a reincorporar a la Clase ´62”. Instintivamente sentí que nada bueno se avecinaba. Por un lado, un par de días antes, el 30 de marzo se había reprimido brutalmente una manifestación en Plaza de Mayo. Por otro, éramos rockeros pacifistas y no era la postura más cómoda precisamente en esa coyuntura, al contrario de lo que se pueda suponer. Pensaba en mis amigos subiendo en algún avión como en la peli Hair que se había estrenado el año anterior, y me sonaba de fondo “En este mismo instante” de Pedro y Pablo un tema que había quedado inédito y lo tocaron en algún show.

Los militares que estaqueaban soldados argentinos repitiendo la metodología del terrorismo de Estado

Cuando volvía a mi casa en un viejo 33 de la guardia, ya en Plaza de Mayo empezaba a llegar la gente. Siempre me pregunté: fue espontáneo o aportó el grueso de la gente algún sector?

Luego historia conocida: un borracho bravuconeando desde el balcón, los programas ómnibus con Pinky y Cacho Fontana recolectando valores para Malvinas, alguna viejita que de todo corazón ponía todo lo que tenía como ser sus alianzas de matrimonio, etc. Los titulares de Gente “Estamos ganando” que los estoy viendo en este momento en el kiosco del Aeroparque. La prohibición de la música en inglés. Spinetta aclarando felizmente a Alfredo Rosso en el Expreso imaginario que era una aberración cerrarse a Los Beatles y a la música en inglés por una guerra (por ridículo que suene fíjate hoy que pasa con lo ruso), la euforia imbécil de festejar la caída de los sea harriers como si fueran goles de la selección.

Una demencia generalizada. Alguien regresaba a lo de Mirta, cantada maravillosamente por un joven rosarino desconocido que traía con el un grupo de talentosos creadores e intérpretes. La gente pensaba que era un desaparecido y era un ladrón común. Nuestra música sonando todo el día en la radio.

Los militares que estaqueaban soldados argentinos repitiendo la metodología del terrorismo de Estado.

Y mientras tanto que pasaba adentro? Estábamos prácticamente todo el tiempo encerrados en el Aeroparque. La milicia tiene una jerga propia, y un término común era “amargarse” que quería decir que te iba a ir mal. Había un cabo, me acuerdo siempre, que era barrabrava de Chacarita, y que me decía a modo confidencial: “Senno, los ingleses se van a amargar con nosotros” como si se tratase de una pelea futbolera con la hinchada de Atlanta. A la noche llegaban aviones con cajas que pensábamos que eran cadáveres.

Luego me pasaron a un depósito de ropa: era un buen destino, “acobachado” según la misma jerga. Y llegó nomas la Clase 62 que se reincorporaba y hubo que vestir. La presión era tremenda e incluso mi compañero colimba del depósito me arengaba para ir a las Malvinas y cuando en privado le comentaba que me parecía una locura me acusaba de inglés, en fin….

Cincuenta camiones cargados con alimentos y nunca nada llegó a destino

Una tarde muy fría con llovizna se realizó en el predio del Estadio Obras el Festival  de la Solidaridad Latinoamericana. Yo estuve, tengo un recuerdo muy desolador. La entrada era un alimento no perecedero para los soldados que estaban en las Islas. Yo vi sobre Av. Libertador cincuenta camiones militares cargados de alimentos!! Nunca nada llegó a destino. Y sinceramente siento agradecimiento por los músicos que tocaron ese día. Porque estuvieron acompañándonos y lo que se pedía era Paz.

Que otra cosa se podía pedir en este disparate? Pudo haber habido cierta ingenuidad, falta de cultura política (que formación íbamos a tener si entramos a la secundaria en marzo del ´76?) pero es sabido que es fácil leer el diario 40 años después. Ahora, los productores que participaron armaron imperios a posteriori, ese es un tema que nunca se profundizó.

Un lugar al que nadie quiere volver

Todos los medios estuvieron a favor de la Guerra incluso la revista Humor de marcada tendencia antidictatorial. Con la honrosísima excepción de Pistocchi y Pan Caliente, como siempre posteo para esta fecha.

Llegó el Papa, se fue el Papa y de golpe no estábamos ganando, ni éramos derechos y humanos, ni mucho menos Estados Undios se iba a poner de nuestro lado, cosa que si hizo vilmente chile pero para el lado inglés. Hubo solidaridad de Perú, Venezuela y Bolivia.

El sentimiento mejor retratado de esa época fue Charly cantando “No bombardeen Bs As”. Los colimbas pasamos a ser queridos por un par de semanas por toda la sociedad, y muy tristemente los que pudieron volver no la pasaron nada bien. Aún sin haber ido y jamás habiéndome arrogado nada parecido, alrededor del 83 varios compañeros perdieron la vida o tuvieron accidentes graves. Luego no supe más. Nunca más volví a ver a nadie de esa época ni tengo noticias de ningún encuentro, grupo de face ni nada parecido. Un lugar al que nadie quiere volver.

Las Malvinas son argentinas, el comercio en el Rio Paraná, el lago Escondido y toda nuestra soberanía también. Se puede completar con todos los atropellos que padecemos. Nuestro idioma, nuestra Cultura, el derecho al trabajo a la salud y a la educación. Para que no queden las cosas en frases y afiches de ocasión.

Y mi respeto y abrazo fraternal a mis compañeros de clase que no pudieron volver, o que volvieron y fueron maltratados y olvidados.

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