Ciudad

Rosario planea innovar fuerte en medio ambiente

Por Claudio de Moya.- Medio Ambiente municipal apunta a una red de hogares sustentables y hasta a una Universidad del Ambiente.

La Universidad Libre del Ambiente, por lo ambicioso, y la Red de Hogares Verdes, por su carácter participativo, pueden ser destacados, desde distintos criterios, entre las numerosas propuestas que tiene en carpeta la Subsecretaría de Medio Ambiente de Rosario. Ahora a cargo del ingeniero agrónomo Ricardo Bertolino, el área apunta particularmente a la juventud y a potenciar el interés y protagonismo de la ciudadanía en los temas de preservación y sustentabilidad ambiental, cabalgando sobre iniciativas ya en proceso –como el reciclado de chatarra informática o el programa Separe de residuos– y nuevas metas. En este caso, y sin agotar la lista, se cuentan las de reciclado de cubiertas, la preparación de normativas e incentivos para generar construcciones sustentables que ahorren energía, el estudio de un esquema de reubicación de antenas de telefonía celular y el programa Compensa, destinado a empresas que deseen reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

“Cuando conversamos con la intendenta (Mónica Fein) sobre cómo encarar esta área, lo que más nos recalcó es que tratáramos de aunar todo lo que es participación ciudadana y lo que involucrara a la juventud. Rosario tiene la imagen de una ciudad prolija , con mucha participación ciudadana, faltaba  ponerle más acento a lo que es sustentabilidad”, resume Bertolino.

Recibido en la Universidad Nacional de Rosario, el ingeniero regresó a la ciudad convocado por la flamante gestión socialista, tras 15 años en Buenos Aires. Ahora, desde su oficina del primer piso de la Secretaría de Servicios Públicos y Medio Ambiente, ubicada en avenida Pellegrini al 2800, desgrana las múltiples líneas de acción que pretende impulsar con su equipo y en conjunto con otras áreas de la Municipalidad.

Una de ellas es la Red de Hogares Verdes. “Vecinos que participen activamente en la reducción del consumo de agua, el derroche de electricidad, separando los residuos, incorporando las culturas que ya se están desarrollando, como Agricultura Urbana”, cuenta Bertolino. “Estamos armando el blog, definiendo el formulario de ingreso para una familia que se quiere integrar, y qué tipo de actividades vamos a promover, porque queremos brindar mucho acompañamiento, desde cursos de capacitación hasta reuniones de intercambio de experiencias”, describe.

La pregunta de rigor es si se puede exigir compromiso a los vecinos cuando muchas veces el propio Estado está en falta. Y de ello dan cuenta las quejas por caños de agua rotos que no se arreglan, o artefactos de alumbrado público que permanecen encendidos de día.

—¿No debería haber un correlato de la administración pública en el cuidado de los recursos?

—Este programa parte de una ordenanza aprobada por el Concejo, a la que le vamos a dar forma de inmediato. La misma norma obliga a armar una comisión con la EPE y Assa, para que también asuman sus responsabilidades. Y nosotros, desde Servicios Públicos, tendremos que ver cómo aumentar la cantidad de contenedores naranja (residuos plásticos y vidrio). Deberemos acompañar con un mejor servicio de recolección de residuos separados cuyo volumen, si todo funciona bien, aumentará”.

Universidad libre y verde

Entre los proyectos de la Subsecretaría hay uno más que ambicioso. “Estamos avanzando en el armado de la Universidad Libre del Ambiente, un espacio como el que tienen por ejemplo la ciudad brasileña de Curitiba, o la de Córdoba. Donde se pueda impartir a los vecinos, no con cátedras sino con capacitación, conocimientos sobre cómo reciclar papel, ahorrar energía, qué electrodomésticos comprar, por qué no regar con agua potable”, resume Bertolino. Ya se analiza una posible ubicación: “Tenemos un lugar importante que es el Bosque de los Constituyentes, y es ahí donde pensamos instalar un edificio bioclimático, con todas las características de una construcción respetuosa del medio ambiente, con terraza verde, energía solar, caminos con bicisendas, recupero de agua de lluvia, agricultura urbana. Estamos pensando en un lugar que sea un ícono, un centro de irradiación del cuidado del medio ambiente”.
El área de Medio Ambiente es, sobre todo, cruce de otras dentro del Estado. Un ejemplo de esto remite a la problemática de la movilidad. Desde la Municipalidad se declama el interés por inhibir el uso del vehículo particular a motor en beneficio del transporte público –siempre bajo cuestionamiento por las frecuencias– y alternativas “verdes” como la bicicleta. Bertolino aprovecha para enfatizar la urgencia de intervenir sobre la movilidad local: “Por día ingresan a la zona céntrica alrededor de 290 mil autos. Si seguimos así, dentro de cinco años van a entrar 500 mil. ¿Dónde los metemos?. La ciudad tiene un límite físico. Es una ley, donde entra un cuerpo no entra otro. Lo vamos a tener que entender”.

Edificios sustentables

El área de Medio Ambiente no sólo interpela a los vecinos particulares. Uno de los proyectos que continuarán es el del fomento de edificios sustentables. Hay una ordenanza ya aprobada por el Concejo, que lleva las firmas de Alberto Cortés (Partido Socialismo Auténtico-Proyecto Sur), la ex edila María Eugenia Bielsa (Encuentro por Rosario) y Oscar Greppi (ARI), por la que se incorpora al Reglamento de Edificación una sección denominada “Aspectos higrotérmicos y demanda energética de las construcciones”, exigibles en la construcción de edificios nuevos o en grandes modificaciones y rehabilitaciones.
—¿Los desarrolladores inmobiliarios son reacios a invertir más en edificios que permitan ahorrar energía?
—Hay de todo. Dentro de la Secretaría hay un equipo dedicado a construcciones sustentables, que está trabajando en normativas. Ahora se está armando otra comisión junto a algunas universidades y la Secretaría de Planeamiento para estudiar qué tipo de incentivos se le puede dar al constructor, porque tiene que invertir más en este tipo de edificios y vender los departamentos más caros. El que sí lo amortiza, por el ahorro energético, es el que compra. Todo esto es lo que se está estudiando”.
La iniciativa contó desde el vamos con el respaldo y el asesoramiento de la Asociación de Empresarios de la Vivienda, la Cámara Argentina de la Construcción, los Colegios de Arquitectos y de Ingenieros Civiles y la Facultad de Arquitectura de la UNR, entre otros.
Pero en el ámbito empresario eso no es todo: Bertolino adelantó también que su oficina “convocará a las empresas a reducir las emisiones de gas de efecto invernadero, y para aquellas que tengan que realizar inversiones que las puedan compensar en un programa que se largará dentro de poco. Una especie de mercado de carbono voluntario, pero sin llevar los recursos que se obtengan fuera de la ciudad”.
A los más jóvenes
La participación de los niños y adolescentes será, afirma Bertolino, el norte de su gestión. “Estamos viendo cómo trabajamos con el área de la Juventud el armado, en cada uno de los distritos, de foros ambientales de jóvenes. Queremos invitar a las distintas organizaciones juveniles, los grupos religiosos, centros de estudiantes, juventudes barriales, para definir cuál es la temática ambiental que más los moviliza, en la que más quieren intervenir, en los barrios”, cuenta el funcionario.
Con todo, una de las preocupaciones ambientales “urbanas” emblemáticas refiere a la posibilidad de daños a la salud de las antenas de telefonía celular, por las radiaciones que emiten (en rigor, de mucha menor potencia que las emisoras de radios FM, por ejemplo). El tema es complejo: pocos están dispuestos a resignar el uso de aparatos móviles, no hay estudios concluyentes sobre perjuicios o inocuidad de las emisiones y, también, presiones económicas de las prestadoras del servicio. “Hay un equipo de dos personas dedicado al tema, y está estudiando cuál será la propuesta desde la Secretaría, pero de hecho se avanzó en un consenso para disminuir la cantidad de antenas en la ciudad, y concentrarlas en determinados lugares fuera del ejido urbano”, marcó Bertolino.

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