Política

Jorge Bermúdez y Luciano Di Vito lanzaron "El fin del perdiodismo"

“La gente no quiere ver la verdad”

Jorge Bernárdez y Luciano Di Vito lanzaron “El fin del periodismo”, un libro que devela cómo eran las redacciones antes de la llegada de internet y las redes sociales. El escenario cambió, la profesión también, ¿los periodistas son prescindibles?


Pocas profesiones han tenido tantos cambios, y tan profundos, en los últimos tiempos. El periodismo, y sus hacedores los periodistas, mutó al ritmo de las nuevas tecnologías. Pero esa transformación, lejos de trazar un horizonte claro para perseguir, no hizo más que generar nuevos interrogantes, donde nadie sabe bien hacia dónde se dirige. No sólo internet y las redes sociales han afectado a la profesión sino que los medios, partes de conglomerados cada vez más concentrados, comenzaron a perseguir intereses particulares, pensando más en las ganancias que en la información.

Poniendo el eje en las viejas redacciones, pero ampliando la mirada al ejercicio de la profesión, los periodistas Jorge Bernárdez y Luciano Di Vito escribieron el libro “El fin del periodismo. Historias de un oficio perdido”. Recolectando los testimonios de 12 periodistas de raza, con sus trayectorias y anécdotas, nos recuerdan cómo se realizaba este maravilloso oficio antes de internet y las redes sociales. De esa manera, cuentan sus experiencias Ernesto Cherquis Bialo, Gerardo Rozín, Beto Casella y Carlos Ulanovsky, entre otros referentes.

Bernárdez, en diálogo con El Ciudadano, explicó cómo surgió la temática del libro: “Viendo un canal de cable donde un locutor hablaba y detrás había un montón de periodistas con sus computadoras, nos llevó a pensar que en otra época el periodismo no se hacía detrás de las computadoras, se hacía en la calle. Nos empezamos a preguntar cómo se está haciendo periodismo hoy, cómo se hacía antes, cómo había cambiado internet la profesión”.

—El libro tiene sentencias fuertes, ya desde el título. ¿El periodismo ya no existe, el periodista se volvió descartable?

—Esas fueron ideas fuerzas que tirábamos en las charlas para ver las reacciones. Todos tienen como una idea sacrosanta del periodismo y a veces el periodismo es efectismo e incluso hay que recordar que la base de la noticia muchas veces es el chisme. Pensemos en el final del gobierno de (Fernando) De la Rúa, la historia de la Banelco fue un comentario hecho en un pasillo. A alguien se le ocurrió tomar ese comentario y tirar del hilo y buscar. Nosotros, cuando nos sentábamos con los entrevistados les decíamos “no servimos para nada, qué pasa con el periodismo”. Y el resultado no es tan así, una vez que terminás de leer el libro te das cuenta que lo que cambió son las formas de hacer periodismo, la cosa profesional tiene que adecuarse a las formas de los tiempos que corren.

—Rubén Oliva sostiene que  “la gente no quiere saber la verdad” y que por eso el periodismo se convirtió en lo que es hoy.

—El caso de Rubén es interesante porque desarrolló casi toda su carrera afuera, hizo algunos programas acá que son míticos, como Edición Plus, y se volvió a Italia porque decía que acá estaba lleno de chiverío y operaciones. Yo coincido en que la gente no quiere ver la verdad pero también es cierto que él sigue haciendo periodismo y nosotros seguimos en esto. A veces uno termina trabajando un poco en contra de lo que la gente quiere, a pesar de que se necesite de esa gente. Pero también es cierto que a la gente le gusta la verdad, finalmente termina consumiéndola. Por algo el periodismo en algún momento ocupó un espacio que parecía que era el único garante de un sistema democrático. También fue una exageración y lo pagó.

—Varios testimonios del libro hablaban de que las redacciones ya no tienen calle, pero esa también es una responsabilidad de las empresas dueñas de los medios que no quieren invertir en hacer un buen producto, sino que usan a los medios como puntales de sus grupos económicos.

—Ulanosvky nos contaba que cuando se va de Clarín, vio el final de una época en la que los periodistas empezaban a cerrar todo vía teléfono, y eso no es porque el periodista es vago, es porque la empresa no te paga ni siquiera el remís. Es muy diferente tener una charla cara a cara con una persona, no es que uno desdeñe los avances de la técnica pero para el ejercicio del periodismo hay cuestiones que no se solucionan sólo por técnica.

—Mucho se habló en estos años de la grieta. Pero ese enfrentamiento, ¿no estuvo siempre presente entre periodismo y política? sólo que ahora está magnificado por el microclima de las redes sociales.

—Beatriz Sarlo dijo sobre las redes sociales que eran la espuma de la espuma. Y tiene algo de razón, realmente creo que los periodistas metidos en el fragor de las redes sociales creemos que toda la realidad pasa por ahí y cuando salís a la calle notás que lo que pesa en las redes sociales, no pesa en la calle o pesa de otra manera. Yo no desdeño del todo el peso de los medios en la gente, creo que TN todo el tiempo bombardeando una idea, te instala un clima. Pero no creo que sea lo único. Si te manejaras bien, podrías contrarrestar el clima periodístico que se te instala. Ahora, esto pasó siempre, recordemos a (Raúl) Alfonsín peleándose desde la Sociedad Rural con Clarín. No es privativo del kirchnerismo la idea de la militancia periodística.

—¿El periodista dejó de ser un ser reflexivo para convertirse en las espadas de los medios?

—Es que no es un fenómeno exclusivo del periodismo. La gente ya no lee las cosas para saber lo que piensa el otro, lee cosas que le confirman su propio pensamiento. Es un problema de la sociedad en todo caso, algo pasa que la gente decide no enterarse de lo que pasa del otro lado, sino leer lo que le va alimentando sus propios odios y resentimientos.

—Hoy la tecnología hace que te enteres más rápido, pero también internet es puro ruido.

—Es que se pone en discusión el tema de la primicia. Salvo que seas Hugo Alconada Mon y estés trabajando con un consorcio de periodistas sobre los Panamá Papers, ya no queda mucha oportunidad de tener una gran primicia. Si vas a poner cualquier cosa en virtud de querer ganar cinco segundos sobre un tema… sacá un poco el pie del acelerador e investigá bien lo que estás buscando.

¿Hacia dónde van los diarios?

—¿Qué ves para el futuro de los diarios?

—Si me tengo que guiar por lo que marca una tendencia, el diario va a morir. Ahora, la experiencia demuestra que todo convive, hasta volvió el vinilo. Fernando Cerolini, que es el que más sabe de gráfica, que maneja un medio escrito exitoso como la revista Pronto, dice que está más cerca el final de la gráfica de lo que muchos quieren creer. Me parece que con todo esto hay una especie de fingir demencia, la TV abierta sigue trabajando como si no existiera Netxflix, los diarios siguen adelante en el mismo sentido. Como son negocios y todo depende de una estructura comercial, hay muchos intereses en que no desaparezca el diario, entonces se sostiene. Lo que pasa es que cada vez más vamos a un sistema donde los medios forman parte de conglomerados económicos y no se sostienen solos. Ese es el gran peligro de todo esto, quedan pocos editores que son sólo editores, los demás son empresas metidas en otros engranajes. Y el capitalismo tiende a la concentración, acá te venden libre competencia pero el camino real es una concentración feroz.

—Tal vez tendrá que virar a tener más de análisis y no noticias.

—Es lo que está haciendo Infobae, que es el mejor sitio de noticias de internet, convocar plumas de prensa escrita: Cherquis Bialo, Serra, Pomeraniec, tener una redacción de gente que escribe bien. Daniel Hadad cuando los convoca hace este análisis: las redes necesitan hoy gente que escriba bien. Hay todavía un respeto sobre la prensa escrita por encima del resto de los periodistas.