Espectáculos

Teatro

La génesis de la grieta, entre la posibilidad de entender y la imposibilidad de olvidar  

El actor y director Claudio Martínez Bel habla de “Olvidate del matadero”, el elogiado unipersonal en el que dirige a Pablo Finamore, nominado al ACE por este trabajo, un material que ficcionaliza los tiempos de Rosas y Esteban Echeverría y que este sábado se presenta en Rosario, en el Arteón  


Un deseo que es una sentencia, una orden: “Olvidate del matadero”, le dice Esteban Echeverría al hijo de una criada en su casa, cuando aún ese cuento fundacional del imaginario carnicero argentino que es El Matadero, que metaforiza la grieta entre Unitarios y Federales, entre otras cosas, no había sido publicado, y que incluso vería la luz una vez muerto su autor, dos décadas más tarde de ese hecho, en 1871.

La historia es una ficción que, sin embargo, opera sobre el imaginario colectivo. Una ficción teatral, una especie de “anti historia” o bien una historia imaginada dentro de la historia real que dio forma al unipersonal Olvidate del matadero, de Pablo Finamore y Claudio Martínez Bel, interpretado por el primero y dirigido por el segundo (también actor, y de los mejores de su generación), que este fin de semana desembarcará con una única e imperdible función en el teatro Arteón de Rosario luego de un año de funciones desde su estreno en el porteño Teatro del Pueblo, entre otros escenarios, y con nominaciones al ACE.

Claudio Martínez Bel, director, y Pablo Finamore, actor.

“Misky, el opa, el tonto del pueblo, arquetipo mítico que se hunde en las raíces de nuestra cultura popular, es el hijo de una criada de don Esteban Echeverría, el escritor, el célebre. En la casa repleta de libros aprendió a leer Misky, y lee sin parar. Pero no entiende todo. Lee una tarde un cuento del patrón, El Matadero. Pero esta vez será distinto porque él estuvo ese día, en esa jornada atípica en el lugar de los hechos. Y para él no fueron así las cosas. Esto enciende un conflicto que tiende a resolverse reviviendo todo desde su propia experiencia”, adelanta el equipo de trabajo. Y completa: “Olvidate del matadero habla de esa dialéctica entre la historia y las historias. La posibilidad de entender. Y la imposibilidad de olvidar”.

La historia de la historia

Partiendo del cuento clásico de Esteban Echeverría El Matadero, “como la ficción política precursora de la grieta argentina, en este caso entre azules y colorados, nuestra hipótesis de trabajo es una utopía de conciliación adentrándonos en el conflicto desde la inocente mirada del personaje. El malentendido en nuestra sociedad es materia corriente y el antagonismo es inevitable. Lo esencial es cómo trabajar en el marco de los desacuerdos. Cómo se configura al otro, qué atributos se le suponen, qué vínculos se establecen con él y qué destino se le reserva. Aceptar el antagonismo permite proyectar vías de resolución. La violencia gana cuando lo que se intenta es suprimir al antagonista”, analiza el equipo de trabajo casi como un planteo basal de recorrido y búsqueda.

“Las historias de los supuestos tontos no son sólo un capital de los pueblos; yo vivo en Buenos Aires, y en mi barrio, en Liniers, cuando yo era chico, a la vuelta de mi casa vivía Pichu, que era nuestro amigo loco; ese amigo loco del barrio al que le pedíamos que nos haga la tormenta y él nos hacía todos esos ruiditos”, contó Martínez Bel a modo de introducción de lo que sucede en obra con la que llega a Rosario, actor de vasta trayectoria y en este momento integrante del elenco de Terrenal, de Mauricio Kartun, quien aquí ofició de asistente dramatúrgico.

“Estamos hablando de un personaje mítico en la literatura argentina, el del opa, y aquí lo retomamos pero desde un lugar singular. Todo surgió a partir de que Pablo Finamore, que es el actor de esta obra. Me cuenta que quería hacer El Matadero, de Esteban Echeverría, y quería que yo lo dirija. De entrada planteamos que no íbamos a hacer sólo una reducción de ese texto; sabíamos que debíamos trabajar bastante; queríamos inventar un personaje, porque El Matadero es un extraordinario cuento, fundacional de la cuentística argentina, pero también es un palazo político a Rosas. Echeverría era su contra, y escribió este cuento para darle con un caño”, contó Martínez Bel respecto de un material “que por momentos tiene humor y en otros es muy duro, pero que en todo momento tiene un trabajo enorme de Pablo Finamore”.

Y destacó: “Pensamos que si ya había una ficción que interpela a un personaje político como es Rosas, debíamos crear otro personaje y otra ficción para interpelar a esa ficción originaria. Así surgió este personaje, un tonto, un opa para aquél tiempo, una persona con capacidades diferentes según los parámetros actuales. Y como nos supervisó Mauricio Kartun, fue él quien nos sugirió que metamos a ese personaje en un contexto histórico real ligado al autor; nos dijo que lo metamos en la casa de Echeverría en tiempos en los que escribe ese cuento. Esa sugerencia fue reveladora: cuando me dijo eso, surgió la idea de meterlo en esa casa como hijo de una criada de Echeverría y que allí aprendió a leer. Entonces este personaje tiene una especie de capacidad fantástica que le permite leer todo lo que encuentra a su paso en esa casa, pero al mismo tiempo no entiende todo lo que lee”.

La acción de esta obra se desarrolla en 1840, antes que Echeverría emprenda su exilio en Montevideo, tiempo después de esa jornada en el matadero, a casi dos años de la muerte de Encarnación Ezcurra, la mujer de Rosas, en un momento de máximo poder de su gobierno, también de muchos enfrentamientos y por lo tanto de mucho peligro para quién estuviera en su contra.

Respecto de la incidencia de la metáfora que teje ese cuento emblemático, Martínez Bel planteó: “Como el patrón de este hombre es Esteban Echeverría, en un determinado momento se da cuenta que incluso ha leído este cuento El Matadero, que aún no se había publicado, y entonces le ordena que se lo olvide. «Olvidate del matadero porque si no te meto preso en Montevideo», le dice. Y este hombre se resiste a olvidar lo que dice ese cuento, incluso reconoce haber estado allí, en el lugar de los hechos que lo inspiraron. De este modo, empieza a recordar todo lo que vivió ese día en El Matadero y las diferencias con lo que escribió Echeverría. Por eso es interesante que más allá de que no conozcan o no hayan leído el cuento de Echeverría, es una obra que tiene identidad propia, pega por todos lados en el sentido de que alguien se pregunta acerca de que eso que dice ese cuento no es tan así. Allí aparece uno de los objetivos: alguien que se enfrenta a algo de la historia y no entiende lo que está pasando o lo que pasó”.

La gran grieta del imaginario político y social de la Argentina, esa que no es de ahora y que se desató en pleno siglo XIX entre Unitarios y Federales, también aparece reflejada a través de los dilemas que transita Misky: “Nosotros, en ese sentido, decidimos ponernos en el medio de la grieta, exactamente en la mitad, en ese lugar donde estamos los que no entendemos aquello que se dice de un lado y del otro. Esta obra es el resultado de un largo proceso de investigación en el que, incluso, trabajamos junto con (el historiador) Felipe Pigna para que nos desasne con algunas cuestiones históricas, y llegamos a la conclusión de que los Federales venían a degüello con La Mazorca, y que los Unitarios eran peores. En la historia no hay buenos y malos, el asunto, en todo caso, es ver dónde estamos parados nosotros respecto de aquello que nos cuentan. Tanto Pablo como actor y yo como director decidimos ponernos en el medio y poner el peso en un personaje que es un débil mental que es como me siento yo, muchas veces, respecto de toda esa información en la que se cruzan corporaciones, políticos, empresarios, medios de comunicación. Mi abuela, que había nacido en 1898, un día estaba mirando la tele y entonces le dije que no podía creer en todo eso que veía en la pantalla porque le podían estar mintiendo y ella me respondió que si no creía en eso que estaba viendo era una idiota. La pregunta sería, en caso de no creer en eso que vemos, para qué lo miramos”, concluyó el director.

Para agendar

Olvidate del matadero, de Pablo Finamore y Claudio Martínez Bel, se presenta este sábado, a partir de las 21, en el teatro Arteón, de Sarmiento 778. Las entradas generales, desde 1200 pesos, se pueden adquirir en la boletería de la sala o con reserva previa al 341-6904166.

Comentarios