Con algo de suspenso, pero con una superioridad abismal, Barcelona superó 3 a 1 a Atlante, de México, que se había puesto en ventaja a los cuatro minutos de partido con un tanto de Rojas tras un grosero error defensivo de la zaga catalana.
La ventaja parcial endureció los músculos del equipo mexicano. Retrocedió más de la cuenta y renunció al ataque.
El equipo catalán parecía no encontrar los caminos para vulnerar el esquema defensivo de los mexicanos, potenciado anímica y físicamente por el 1-0 a favor.
Pero el Barca, es el Barca y en cualquier momento puede modificar el rumbo del partido. Con un rebote dentro del área que recogió Busquets, estableció el empate 1-1 para abrir la esperanza catalana de cara al segundo tiempo.
Tras el descanso, Pep Guardiola no esperó demasiado y mandó a su As de espadas a la cancha. Por eso dispuso el ingreso de Messi recuperado de una lesión en el tobillo derecho. Y Lio demostró porque es el mejor del mundo. Le bastó menos de un minuto para desequilibrar y marcar el 2 a 1, tras una definición certera después de una asistencia fina de Iniesta.
A esa altura, el equipo español se sentía dueño de las acciones. Con un fluido circuito y mucho criterio de juego, comenzó a gobernar el partido a su gusto.
Así fue como llegó el gol de la tranquilidad y definitorio. Siete minutos más tarde del tanto de Messi, por intermedio de Pedro, que fue habilitado tras una excelente asistencia de Iniesta, Barcelona puso el 3-1 que lo llevó a la final.
El plantel de Estudiantes, que observó el partido desde el estadio sabe que por delante tendrá un desafío por demás de interesante y difícil. Pero el Barcelona también es consiente que no podrá descuidarse porque el Pincha es un rival que sabe lo que quiere y como buscarlo.
El sábado será la final esperada, soñada entre Barcelona y Estudiantes. El equipo platense intentará conquistar el mundo después de 41 años. El catalán ir por el único título que le falta a su gloriosa vitrina.
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