David Ferrara
En cada cierre de temporada el básquet rosarino regala partidos emotivos, escenarios de pasión por los colores, postales de clubes y protagonistas (de los que juegan y de lo que no) que intentan fomentar un espectáculo superador en una demostración de amor por el deporte que ayuda a los ilusos a pensar que algo mejor es posible, incluso contra todo vestigio de razón y dato empírico comprobable. “Fingir demencia y seguir”, dirían los pibes.
Es que después de una temporada deplorable en juego y lamentable en competitividad, Provincial y Sportsmen regalaron un partidazo en el inicio de las esperadas finales de la Superliga. Un partidazo no tanto por el buen nivel de juego (sólo de a ratos) sino por la emotividad, el sacrificio, la paridad y el impresionante marco. Un partidazo que se instaló en el semblante de cada hincha, atrapado en la vorágine de saber si el cierre de la noche sería con sonrisa o bronca.
Sportsmen jugó un primer tiempo de alto vuelo y le impuso condiciones a un Provincial sin Boccia, Quiroga ni Pablo Fernández (entró en la segunda parte). El Verde disfrutó de todo lo que desea para estar cómodo: darle juego a Boixader cerca del cesto, encontrar gol exterior (bien Torres) y terreno fértil para la presión. Provincial no sólo permitió todo, sino que no tuvo “muñeca” para frenar el ritmo y apenas si anotó con acciones individuales atacando el aro, acciones que para el Verde eran el mal menor. Para colmo, se cansó se errar libres.
¿Lo bueno para el local? A pesar de estar fuera de foco se fue al entretiempo abajo sólo por 7. Negocio redondo.
Ese déficit acotado le permitió refinanciar muy rápido su deuda con la final, apenas aportando el sacrificio obligado para encarar un partido así. Mejoró la defensa colectiva, entendió que podía usar el mismo límite de roce permitido para su rival. Sportsmen se apagó (6 tantos en el cuarto), encontró poco a Boixader, no tuvo ni distancia para los tiros de tres, y sufrió con los robos en primera línea y contras. En un rato, ya con Fernández, Provincial cambió el trámite y también el marcador para pasar al frente por primera vez después del aquel lejano 1 a 0 con el que se abrió el encuentro.
Pero atención, la distancia no fue apabullante, sino que el juego se corrió al terreno de la desprolijidad, de lo ríspido, el terreno en el que nadie ayuda, el partido de jugadas y que los jueces intentan sacar como pueden sin que termine mal. Cada uno tiró de la cuerda por partes iguales y el segundo a segundo del duelo reflejó que Ettorre puso el 64-66, Buda el 66 iguales y Pérez el 69 a 66 para que todo Provincial explote a 2m19 del cierre, pero Foradori clavó la bomba (69-69) para volver a creer.
El minuto de cierre fue a puro libre, porque otra vez Pérez en la línea aumentó a 71-69, pero Torres arrimó 71-70 y Boixader sacó ventaja en el techo de partido para rubricar con los simples (71-72). Ante el obligado corte, Foradori le dio ventaja de dos al Verde (71-73).
La última fue para el dueño de casa, que la manejó bien y halló un tiro posible para Evangelista en el rincón ante la atónita tribuna del Rojo, pero en este caso la bola no quiso entrar y el estallido fue en la bandeja de enfrente, habitada por la banda del Verde.
Si en la previa parecía que sólo Sportsmen y su ADN marca Le Bihan le podía complicar el año al candidato Provincial, las presunciones se cumplieron rápido. Condimentos sobran. El viernes, otra vez en el Bonilla, el juego 2.
Síntesis
PROVINCIAL 71: Gastón Gerbaudo 8, Alejandro Ettorre 14, Tomás Gómez Platia 0, Federico Pérez 17, Juan Pablo Evangelista 4 (fi), Pablo Fernández 7, Nicolás Reyero 11, Facundo Rodríguez 5, Gastón Pérez 5. DT: Gustavo Lalima.
SPORTSMEN 73: Augusto Torres 14, Ignacio Tripelli 10, Manuel Calderón 8, Joaquín Cingolani 10, Nicolás Boixader 21 (fi), Diego Foradori 7, Joaquín Zapata 0, Santiago Escobar 0, Martín Allende 0, Alejo Paoloni 3. DT: Cristian Le Bihan
ESTADIO: Salvador Bonilla
ÁRBITROS: Petrone, Jerez y Helder
PARCIALES: 17/28, 38/45 y 55/51
Jugaron los mini
Un par de horas antes de la final, se desarrolló un partido con jugadores de mini básquet de diferentes clubes de la ciudad.
Confeccionando el trapo
Los seguidores del básquet de Provincial se pasaron la tarde en el club y entre otras cosas pintaron la nueva bandera del Rojo, que dice “La alegría de mi alma”.
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