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La felicidad, condición fugaz que un libro captura con imágenes, poemas y textos

En Muchos días felices, el editor y diseñador Fabián Muggeri compendia a través de diversas formas de registro los modos en que una persona puede experimentar ese estado que parece utópico. Reúne testimonios de artistas como Fernando Noy y Marta Minujín


En Muchos días felices, el editor y diseñador Fabián Muggeri compendia a través de poemas, fotos, dibujos y otras formas de registro los modos diversos en que una persona puede experimentar felicidad, una iniciativa que reúne testimonios de artistas y escritores como Diana Bellesi, Rafael Spregelburd, Fernando Noy o Marta Minujín y que atesora algunas de las más de 3000 experiencias recopiladas durante más de nueve años en una plataforma homónima.

 

No caer en la trampa

Muggeri no fue exactamente feliz durante su infancia y su adolescencia, acaso por algunas dificultades para relacionarse que lo confinaron a cierto grado de aislamiento. Años más tarde -y terapia mediante- logró acercarse a una idea posible de felicidad surgida de la constatación de que para ser feliz es necesario aceptar la fugacidad de esa condición y no caer en la trampa de soñarla como una experiencia totalizante.

La reflexión sobre los vínculos entre felicidad y vida cotidiana quedó dando vueltas para siempre en este diseñador gráfico que en 2011 decidió abrir el juego y convocó a unas 70 personas entre cantantes, artistas, poetas, narradores, fotógrafos, actrices y familiares a que imaginaran o recordaran un día feliz en sus vidas: los aportes no tardaron en llegar y se sumaron en forma de relatos, videos, collages, poemas y dibujos a la plataforma www.muchosdiasfelices.com, que ya reúne cerca de tres mil experiencias.

 

Reconciliarse con la vida

La iniciativa tiene ahora un desprendimiento editorial -a cargo del sello Salta el Pez- que condensa 300 testimonios que ponen en circulación una diversidad de situaciones y acontecimientos que computan como evidencia de felicidad, desde el nacimiento de un hijo, hasta la alegría por un padre que consigue la donación de un riñón, el amor por una mascota o la satisfacción que provoca que el club con el que uno simpatiza salga campeón, sólo por citar algunos casos.

Diana Bellesi, Rafael Spregelburd, Delia Cancela, Marta Minujín, Camilla Sosa Villada, Liliana Porter, Edgardo Cozarinsky o Leonardo Oyola son algunos de los artistas que suman su instante feliz en esta edición que cuenta con un prólogo en el que el escritor Daniel Molina postula: “La felicidad no es un estado del mundo sino un estado de la mente. La felicidad está en la mente: tiene que ver con aceptar el mundo tal como se nos presenta y reconciliarse con la vida”.

 

Instante elegido

“Muchos testimonios me conmueven, como el de la madrina del proyecto que es Sandra Mihanovich, por la generosidad de compartir algo tan íntimo y casero como un video cantando en español un tema de Caetano Veloso, dedicado a León, el hijo de Sonsoles (su ahijada a quien ella le donó un riñón); el de Olga Viglieca, que relata la vuelta a su casa de la infancia o el de Diana Bellessi que narra una escena de la infancia en donde la poesía se manifiesta de forma primera”, enumera Muggeri.

Y si bien los registros que inundan tanto en el blog como en el libro no se pretenden como una visión “clausurada” de la felicidad, no todos parecen resistir el paso del tiempo y el peso de la coyuntura: prueba de eso es la petición que acaba de hacerle al editor uno de los participantes de la iniciativa, que al menos públicamente reniega ahora de su “instante elegido” luego de los acontecimientos que terminaron con el asesinato del joven Fernando Báez Sosa el pasado 18 de enero en Villa Gesell.

“Un chico me pidió que retire su día feliz de la web: la imagen lo mostraba a él jugando al rugby, lo que había sido un logro personal, de plenitud practicando deporte, pero a partir del caso del asesinato de Fernando se transformó en algo infeliz. Yo respeté su decisión pero me parece un triunfo de los medios que en estos días atacaron al deporte en lugar de hablar de los individuos y de sus actitudes de vida”, se queja Muggeri.

 

Encontrar los destellos

Acerca de en qué piensan mayoritariamente las personas cuando se las convoca a evocar un día feliz de su vida, Muggeri apuntó: “Lo que pone en evidencia es que -como rezaba aquella tarjeta- la felicidad “está en las pequeñas cosas de la vida”; muchos piensan en hechos determinantes de la vida, la grandilocuencia nos quiere manejar, pero la idea es más sencilla: se trata de buscar esos pequeños gestos cotidianos que vamos protagonizando, estar atentos, registrarlos. Se ha endurecido tanto el vivir, el aceptar ciertos episodios de la realidad, que me parece necesario que tratemos de encontrar esos destellos que nos permitan alivianar nuestros días.

 

Encontrar los destellos

Sobre si el proyecto le había hecho reconfigurar su propia noción del concepto de felicidad, acaso más ligada a una cuestión episódica, fragmentaria y no totalizante, Muggeri confió: “Soy una persona que no pasó de una forma muy “feliz” la infancia y el comienzo de la adolescencia, pero esa timidez o esa dificultad para relacionarme con mi entorno no hizo que no pueda darle espacio a la imaginación o a ciertos goces que me permitieron construir -terapia mediante- una personalidad con “tendencia a ser feliz”. En el proyecto quise colaborar con que los otros puedan encontrar esos destellos, que aunque a veces parezcan invisibles, están”.

 

Se vuelven reales

Finalmente refirió cómo funciona lo denominado “una consagración del instante”. “Hay una frase que representa bastante al proyecto: «Insista en construir desde el amor». Recuerdo un encuentro que tuve con mi padre días antes de su muerte. Estaba en su cama y me recosté un rato junto a él, tuvo el gesto de «apachucharme» y de repente volví a ser un niño: ese instante, ese abrazo es un momento pleno de felicidad en medio de unos días muy tristes ante la inminencia de su partida. Hace poco leí que los abrazos son como alfileres que se van anclando en el mapa de nuestros recuerdos. Sirven para que podamos volver a ese momento en que dos personas se vuelven reales”.

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