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La esperanza de un Moreno más flexible

Los empresarios se ilusionan con que Moreno abra el grifo de la importación.

Allá por mayo, en tiempos del viaje a Angola un histriónico –en la intimidad– Guillermo Moreno les dijo a los empresarios pymes que lo acompañaban que el gobierno estaba obligado a cerrar la importación para compensar la balanza comercial y sumar unos 10.000 millones de dólares necesarios para afrontar las obligaciones de deuda. “Vamos a cerrar todo, si alguno tiene un problema me viene a ver que yo lo arreglo”, esa fue la última frase que quedó resonando en la cabeza de varios de los hombres de negocios.

Por estos días, los empresarios coinciden en que tanto Moreno como Beatriz Paglieri, responsable de las Licencias No Automáticas, tienen buena predisposición para atender y resolver sus pedidos, pero advierten que “lo difícil es llegar a charlar con los funcionarios”. En línea con el discurso que parte de la Casa Rosada que reza que “el mundo se nos cayó encima”, Moreno también auguró que “lo peor” de la crisis está por venir, y que el semestre en curso y el primero del próximo año serán los 12 meses más complicados para el país con una economía mundial que sigue conectada al respirador. En ese contexto, el secretario de Comercio prometió comenzar a “aflojar” los controles sin desviarse de la “política anticíclica” que el propio Moreno dice aplicar.

Más allá de la ilusión de que la puerta a las importaciones se agrande, son varios los dirigentes pymes, con llegada al hombre fuerte de los controles, que empiezan a dudar sobre la efectividad de un bloqueo masivo como el que gusta hacer el secretario de Comercio bajo la lógica de la duda metódica de Descartes.

Un empresario que compartió la gira con Moreno, advierte que las trabas se están sintiendo con fuerza en el sector metalmecánico ya que está faltando acero, sobre todo la chapa gruesa A 36, que no es elaborada en el país pero que es de suma importancia para la industria. Ante esta situación algunos empresarios pymes se quejan porque los importadores de chapa gruesa están especulando con una suba del precio a futuro, y prefieren mantener el stock antes que vender las existencias actuales. Y aquellos que quieren comprar deben pagar por anticipado y no a 60 días como los hacían hasta el semestre pasado. También está complicado ingresar aluminios especiales –no elaborados por Aluar– que son utilizados para matricería y que provienen de Brasil y de Inglaterra.

Como es sabido, la entrada de bienes de capital también debe pasar por el semáforo verde de Moreno. Por caso en una asociación que representa los intereses de las pymes, revelaron el caso de un asociado que desde hace cinco meses pide que le liberen una máquina para fabricar bulones por un valor de 190 mil euros. En este caso ni siquiera es un problema de balanza comercial, ya que el contrato establece que el pago se realizará a tres años, siendo la primera cuota recién en diciembre. Hay otro caso de una textil que invirtió 29 millones de pesos para armar una nueva línea de producción, a la que no le dejan importar un químico necesario para ponerla en funcionamiento, por lo que hasta el momento es una inversión improductiva.

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