Ciudad

Día del Maestro

“La escuela explica cómo es la convivencia barrial”

Marcos Zencic es director de Nuestra Señora de Itatí, un establecimiento ubicado en de Las Flores.


Marcos Gastón Zencic es director, desde 2010, de la escuela secundaria Nuestra Señora de Itatí, ubicada en el corazón de barrio Las Flores. Esa institución, el pasado 5 de agosto, organizó una marcha encabezada por docentes y alumnos contra la violencia y a favor de la recuperación del espacio público. Fue una reacción contra el tiroteo que se registró unos días antes, el 31 de julio, en la puerta del establecimiento educativo.

Zencic, junto con el grupo de profesores que trabajan en el colegio, lleva distintos proyectos de inclusión para que los alumnos del secundario no queden fuera de la educación obligatoria, sobre todo en una realidad ganada por hechos de violencia.

Enseñar en contextos díficiles es una tarea ardua de sostener, pero frente a ello, brilla el compromiso, la lucha y el trabajo cotidiano. Hoy, en el Día del Maestro, vale la pena que su historia se conozca.

—¿Con qué situaciones se encuentra diariamente?

—Fundamentalmente trabajamos en el sostenimiento de los chicos y de las familias. La escuela es la clave para entender algunas situaciones relacionadas con la convivencia barrial, ni siquiera escolar, sino con cuestiones de familias que están enemistadas y los chicos van a la misma escuela y comparten el día a día. Entonces juntamos a las familias. En ciertos casos algunas familias hasta se tienen que ir del barrio. También hay casos de abandono, violencia de todo tipo, e incluso temas mucho más fuertes. Cuando hay que citar a algún padre le advertimos al alumno de la situación; y si ese alumno no tiene mamá o papá, se pone muy mal, hasta se enoja y hay que contenerlo.

—¿Qué cambios notó en el barrio desde que llegó, en 2010?

—Seguramente cambió. Lo que noto es que hacia el sur del barrio, sobre el arroyo Saladillo, hay más casas precarias; cuando llegué no había tantas. Creció la probeza pero algunas familias mejoraron un poco su situación económica, tal vez por las asignaciones familiares.

—¿Cuál es el compromiso social con los alumnos?

—Los proyectos que llevamos adelante implican esfuerzo y tiempo extra. Si bien compartimos con mis compañeros la idea de desestructurar el tiempo como el espacio tradicional de la escuela, por otro lado, lo fácil es estar con los chicos dentro del salón con la tiza en la mano, bajando línea, y con alguien que esté dando una mano para que los alumnos no hagan lío. Yo puedo saber un poco más de historia que un alumno, pero en otras cuestiones te dan vuelta como una media.

—¿Qué actividades extracurriculares realizan?

—Hacemos milanesas de soja, tenemos una huerta, y la semana que viene empezamos a trabajar con pallets para reciclar muebles de jardín. Las milanesas las hacemos en el centro de convivencia barrial Las Flores Este, todos los lunes. Se levantan pedidos durante la semana, se producen las milanesas y al día siguiente se reparten. El proyecto de huerta lo hacemos en otro centro de convivencia barrial, donde se cosechan verduras de estación y se reparten entre los alumnos y los profesores. Y en el proyecto de los pallets la idea es trabajar en la carpintería que tiene la escuela primaria: comenzar a diseñar, hacer la producción y una vez terminados poder venderlos en ferias de emprendedores. El 30 de septiembre vamos a realizar la cuarta maratón de la que participan los alumnos de 5º grado hasta 5º año, con un recorrido de 4 kilómetros. El objetivo es la recuperación del espacio público, fomentar hábitos saludables. En esa actividad los profesores de educación física son el motor.

—¿Cómo lo toman los chicos?

—Se integran y van aprendiendo. En ese tipo de actividades entran conocimientos de economía, diseño, matemática para sacar costos, por ejemplo. Son muchas las materias que colaboran con estas actividades, que implica que el chico no vea las cosas en forma desconectada. En la huerta entran conocimientos de biología, geografía, historia y hasta de catequesis.

—¿Por qué eligió ser docente?

—Desde chico integro un grupo de scouts, que es un voluntariado, y me gustaba lo que tenía que ver con educación, el trato con los chicos. Ahí me decidí. La docencia es una parte importante de mi vida, me da muchas alegrías, también angustias. Es gratificante. Todos los días vuelvo a mi casa contento por lo que se hizo, hay días que son terribles pero siempre hay algo que al otro día me hace levantar y volver. Si no, ya hubiera plantado bandera y me dedicaría a otra cosa. Quiero resaltar que no es un trabajo que hago solo, hay 30 compañeros que son unos leones, hay inconvenientes como en todos los ámbitos laborales, pero asumimos un gran compromiso docente.

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