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La escasez de agua junta a productores y consumidores

Es una tendencia global, a partir de las reiteradas crisis hídricas que ponen en jaque la producción de alimentos. Sobreexplotación de acuíferos desata alarma en 20 países que reúnen a la mitad de la población planetaria.

El ecosociólogo Lester R. Brown, autor del libro El mundo en el borde (World on the Edge), efectuó un llamado urgente para que los líderes mundiales asuman el nexo que existe entre la economía y los sistemas ambientales del globo terrestre.

Desde la organización no gubernamental que preside, Earth Policy Institute, resaltó que numerosos países enfrentan hoy peligrosas carencias de agua, al mismo tiempo que en todo el mundo se acentúa la demanda de alimentos y millones de agricultores explotan en demasía los acuíferos para irrigar sus cultivos.

“En consecuencia –manifestó el renombrado investigador– las napas freáticas se están achicando y los pozos se están secando en unos 20 países que contienen a la mitad de la población mundial”.

“Pero el ultrabombeo de los acuíferos para la irrigación infla momentáneamente la producción de alimentos, y crea una burbuja de producción que estalla cuando las napas llegan al mínimo de su capacidad”, añadió Brown.

Simultáneamente, un estudio efectuado por John Briscoe, consultor del Banco Mundial, destacó que India va rumbo a un futuro turbulento a menos que se revierta la actual política de explotación de sus recursos hídricos, situación similar a la que se registra en Sudáfrica, Australia, China, Estados Unidos, Pakistán, México y Chile.

La misma situación se verifica en Arabia Saudita, donde se estima que debido al agotamiento de los acuíferos en un país petrolero mayormente desértico, es probable que hacia el año 2016 se dependa por completo de importaciones para garantizar el abastecimiento de trigo.

Brown puntualizó que el mismo panorama se verifica en Siria, “que está contra las cuerdas, pues años atrás su producción de granos sumaba 300 mil toneladas anuales, en tanto ahora se ha reducido a 60 mil, dada la merma de agua para irrigación”.

En Estados Unidos se percibe una seria crisis de sus acuíferos dada la sequía que afecta a los estados de Florida, Arizona y Colorado, mientras que en México –sobre todo en el estado de Sonora– es necesario perforar hasta 400 metros a fin de extraer agua para el riego.

Preocupados por sombríos vaticinios centrados en la seguridad alimentaria, numerosos ciudadanos norteamericanos y canadienses adhieren cada vez con mayor frecuencia a una dinámica de producción agrícola conocida como Community Supported Agriculture (CSA o agricultura sostenida por la comunidad).

Para ello no emigran a regiones rurales para convertirse en chacareros, sino que recurren a pequeños agricultores tradicionales afincados en zonas donde los recursos para el riego se mantienen estables, y montan eficaces asociaciones de productores y consumidores.

Estos últimos financian cooperativamente la siembra y cosecha de verduras y frutas que les son abastecidas estacionalmente y de modo directo, abaratando de tal modo el precio final debido a la ausencia de intermediarios. En algunos casos, el mecanismo incluye productos de granja y carne vacuna.

La CSA funciona en base a métodos de cultivos orgánicos o biodinámicos, que garantizan el abastecimiento de alimentos naturales sin los riesgos causados por residuos de productos agroquímicos sintéticos que habitualmente se utilizan en los procesos altamente industrializados.

El método evita, además, la pérdida de alimentos que suelen degradarse en los mercados, con los consiguientes perjuicios financieros para los productores, a quienes la CSA les permite la colocación del ciento por ciento de lo que cosechan.

Las iniciativas consolidadas en América del Norte se han ido contagiando en Europa, donde los participantes asumen la dinámica de la CSA en base a principios muy formales y estructurados, que garantizan un abastecimiento transparente durante gran parte del año.

Los precios son establecidos mediante acuerdos democráticos entre productores y consumidores, que consideran todos los detalles referidos al presupuesto que les presentan sus proveedores.

Ante la variación productiva dictada por lo que se puede plantar en cada estación del año, de antemano se da por sentado que los consumidores recibirán flexiblemente las diferentes verduras y frutas que vayan plantando sus abastecedores, que en algunos casos también montan ferias zonales para intercambiar productos con otros cosechadores.

En su mayoría, los emprendimientos productivos intensivos son asumidos por familias asociadas, mientras que sus consumidores los visitan asiduamente, tanto para retirar sus productos como para compartir con otras familias boletines informativos, recetas de cocina y “agroesparcimiento” para sus hijos menores de edad.

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