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Informe Especial

La era de la luz: los autos eléctricos, lo que viene

Reflexiones de un fenómeno en ascenso: las carreras eléctricas. ¿Es el adiós del automovilismo tradicional?


Hace un tiempo que todo está cambiando. Casi de manera imperceptible, y enfrascado con aires de novedad, el mundo del automovilismo vive una nueva era, la cual, con la arrogancia habitual de lo inevitable, propone un cambio de paradigma absoluto. Se trata de la llegada de la electricidad, pero esta vez en estado puro.

Esta nueva tendencia de energías renovables para un mundo amenazado de contaminación se propone barrer todo lo que tenga a su alcance; incluso con apropiarse de la chispa del fuego, ese elemento vital que acompañó al hombre en su total desarrollo como ser y que, desde hace un tiempo, simplemente se mantiene a un costado de él con un papel secundario y con una dignidad sentida, atrofiada, y por momentos imperceptible.

“El fuego hizo a los hombres”

El periodista y escritor Martín Caparrós sostiene que el fuego hizo a los hombres. De todas las maneras. Dice que para empezar, no hay relato del origen que no se haya cocinado al calor de una llama.

Caparrós afirma que el fuego fue una de las primeras herramientas; y que gracias a ellas los hombres se distinguieron de los animales. Sobre el otro extremo, describe los síntomas actuales del cambio de época, describiendo que el mismo fuego que antes habitaba los hogares, está siendo reemplazado por los electrodomésticos de otra generación.

Desde los calefones eléctricos, pasando por las cocinas de vitrocerámica hasta los propios autos… que cada vez van a ser más eléctricos.

Ese fuego que tomó forma de chispa y que les sirvió a muchos ingenieros para transformar sus ideas, hoy perece. Antes de eso, el carbón movía las maquinarias más complejas: los buques, las locomotoras… Luego llegarían Karl Benz, Gottlieb Daimler y ponían en funcionamiento el motor de combustión interna mediante el petróleo: otra forma del fuego. Y con ellos prontamente llegarían las carreras.

Actualmente ese mismo impulsor, que reinó por tantos años, se sabe cada vez más amenazado por el advenimiento de los motores eléctricos. Silenciosos, ecológicos; distintos.

La llegada de la Fórmula E

Cuando la Fórmula E llegó hace apenas dos años atrás, todos la miraron con simpatía, como cuando, en 1957, el ingeniero inglés B. Fred Francis decidió incorporar un motor eléctrico a los coches Scalex, dando inicio al famosísimo juego Scalextric que alimentó el capricho de muchísimos niños ricos en el mundo.

Lejos de eso, muchas de las marcas más prestigiosas comenzaron a apoyarse en esta categoría que comenzó a ofrecer similares espectáculos como los que acostumbraba a ofrecer la Fórmula 1, con leyendas vivientes prestados de ella, y con pilotos despedidos en retazos por la categoría máxima del automovilismo mundial, que ya no tenían la necesidad de ‘salir a robar bancos’ para lograr reunir el presupuesto y sentarse en un butaca de cualquier equipo.

“Es la categoría del futuro”, se escucha repetidas veces decir por distintos y variados intérpretes en cada fin de semana que la Fórmula E visita cada ciudad de turno. Y esta muletilla, a cada momento, adquiere más sentido y decrece en su aspecto más banal.

Los mismos que hacen años miraban con cierto desprecio a esos bólidos que lucían como los de la Fórmula 1 hoy se codean unos a otros, atónitos, cada vez que una terminal gigante como es el caso de Mercedes-Benz anuncia la compra de una plaza para tomar parte del campeonato 2018-2019.

Y ni hablar cuando una marca emblemática como Ferrari para todos los puristas, hace declaraciones al respecto, coqueteando con poner un pie allí. Todo un shock y, hasta hace un tiempo, algo realmente impensado.

Las categorías que vienen

Hace pocos días se presentó una categoría llamada Electric GT, compuesta por vehículos de altas prestaciones conocidos comúnmente como “Gran Turismo”, pero lógicamente impulsados con motores eléctricos.

En tanto, para 2017 preparan un calendario con una presencia monomarca como es el caso de la factoría Tesla, una compañía estadounidense ubicada en Silicon Valley, en el estado de California, que diseña, fabrica y vende coches eléctricos, componentes para la propulsión de estos vehículos y sistemas de almacenamiento a baterías.

Agustín Paya, cofundador de la categoría, quien en 2015 compitiera en el rally Dakar al mando de un Acciona (un coche 100% eléctrico), se muestra auspicioso en irrumpir con este proyecto; al igual que Alejandro Agag lo hizo con la Fórmula E en las principales ciudades del mundo, con una propuesta distinta ( al menos por ahora) y en sintonía verde con el planeta.

No es posible asegurar que las carreras tal cual se las conoce actualmente con motores de combustión interna, con ruidos de escapes libres y con el bagaje de su historia deje paso a una nueva época; pero es un fenómeno que, por lo pronto, merece la atención.

¿Qué pasará en el futuro?

Así, sobrevuela un cúmulo de interrogantes, suponiendo que aquellos que vivieron esta era la defenderán hasta el último suspiro, pero ¿qué pasará con las generaciones futuras? ¿Barrerán con el pasado? ¿Alcanzarán a comprenderlo, a siquiera estimarlo? ¿Deberán todos dar un paso hacia la modernidad?

Martín Caparrós, por último, agrega que el planeta está demasiado lleno, que las poblaciones son demasiado móviles, y que las historias son demasiado tornadizas.

Por lo tanto, dice que los viejos cementerios dejan cada vez más su lugar a los modernos incineradores que convierten todo en ceniza. Y es de esta manera, argumenta, que el fuego se cobra, con su último aliento, los últimos suspiros de todos; de todo aquello que alguna vez tuvo vida.

Bien vale entonces, por último, la siguiente e inquietante pregunta: ¿la implacable chispa que audazmente todo lo inició hace tantos años atrás, esperará, sigilosa y con despecho, para cremar a “estas” carreras que, aún ceñidas en una sensación de agonía, se sabe venerar?

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