El ministro de Economía, Amado Boudou, lo insinuó en el fragor del debate por el aumento jubilatorio y antes del veto presidencial: para llevar los haberes previsionales al 82 por ciento habría que subir el piso de la edad para jubilarse.
El planteo estuvo en boca de otras figuras del oficialismo como el jefe del bloque de senadores del Frente para la Victoria, Miguel Pichetto, pero por el momento sólo quedó en una idea lanzada a la volatilidad del debate político.
Distintas fuentes oficiales confirmaron a Noticias Argentinas que el gobierno prepara un premio para jubilados antes de fin de año, por fuera de los dos aumentos anuales contemplados en el esquema de movilidad jubilatoria.
Pero negaron lo que otras usinas habían deslizado en las últimas semanas a partir de aquellos comentarios de Boudou: que se analizaba presentar en 2011 un proyecto en el Congreso destinado a extender el período de actividad en hombres y mujeres para poder cumplir con el pago del 82 por ciento móvil.
Lo cierto es que tarde o temprano a la Argentina podría llegar la discusión que llevan adelante los países centrales afectados por un doble fenómeno de envejecimiento de la población y menor tasa de natalidad.
El caso testigo de las últimas semanas es el francés, donde las protestas callejeres se multiplicaron contra un proyecto del presidente Nicolas Sarkozy de elevar la edad mínima para jubilarse de 60 a 62 años y de 65 a 67 años para obtener la retribución completa.
En la Argentina la edad jubilatoria es de 65 años para los hombres y 60 para las mujeres (con posibilidad de extenderla a los 65), con un requerimiento de 30 años de aportes.
Estos niveles ya son de por sí elevados como para volver a aumentarlos. Por ejemplo, Cuba copió ese esquema este año, al extender por cinco años cada uno de esos requisitos en medio de una severa crisis económica.
Problema mundial
Hace pocas semanas, la Unión Europea difundió un documento en el que calculó que, para que la cantidad de aportantes por cada jubilado se mantenga en los niveles actuales, en 2060 la edad para el retiro debería extenderse hasta los 70 años.
Actualmente, el promedio se ubica en 61,4 años con países por debajo como Rumania (55,5), Eslovaquia (58,7) y Francia (59,3) y bastante por encima como Irlanda (64,1), Suecia (63,8) y Reino Unido (63,1). Sin embargo, las reformas están en marcha en medio de fuertes debates. Alemania y Dinamarca la llevarán progresivamente hasta los 67 años, al igual que Holanda y España. Gran Bretaña e Irlanda la ubicarán en 68 años.
El documento indica que en los últimos 50 años la expectativa de vida en Europa se incrementó 5 años, y para 2060 podría crecer 7 años más, mientras que la tasa de natalidad se retrajo, por lo que los activos por cada pasivo pasarían de 4 a 2.
Otro estudio del Population Reference Bureau (PRB) de Estados Unidos indicó que en 1950 había en el mundo 12 personas que trabajaban por cada persona jubilada o de más de 65 años. En 2010 esa relación descendió a 9.
Uno de los casos más graves es el de Japón, donde la tasa de fecundidad cayó a 1,4 niño por mujer y apenas hay 3 adultos por persona retirada. En 2050 Japón no tendrá más que un adulto en edad de trabajar por cada jubilado. Alemania, Italia y Francia tendrán un promedio de 2 a 1. Estados Unidos, actualmente con una proporción de cinco activos por cada pasivo, caerá a 3 a 1.
Algunos datos comparativos: en Japón la esperanza de vida es de 76 años, en la Argentina de 67, mientras que la tasa de fecundidad por mujer en nuestro país es de 2,09.
Más allá de que las situaciones son distintas, la legisladora porteña y especialista en materia previsional, María América González (Proyecto Sur), advirtió que “en estas condiciones en 2015 no hay más sistema previsional en la Argentina” y reclamó una reforma profunda que permita llegar al 82 por ciento móvil.
“Fui 12 años diputada nacional y especialista en derecho provisional desde toda la vida. Siempre las soluciones más fáciles parten de la base de aumentar la edad jubilatoria. Menem lo intentó con las mujeres, lo mismo la Alianza, pero no es así”, describió González en diálogo con NA.
El Sistema Previsional Argentino (Sipa) tiene 8,5 millones de aportantes y casi 5,9 millones de beneficiarios (3,5 millones contributivos y 2,4 millones por moratorias habilitadas por el gobierno nacional en los últimos años).
La relación es de aproximadamente 1,5 activos por pasivo. Muy baja. El problema en la Argentina no es tanto el envejecimiento o la fecundidad sino el enorme nivel de trabajo en negro, que de acuerdo con las últimas mediciones se ubica en el 35 por ciento.