No se trata sólo de las economías de Brasil y de la Argentina, los dos grandes países del cono sur, las que encontraron escollos durante 2014: también en Chile “la desaceleración” es motivo de debate al máximo nivel político, incluso con chispazos dentro de la coalición que llevó al poder una vez más a Michelle Bachelet.
“Lo que sucede hoy día es que en toda la región las tasas de crecimiento van a la baja, lo que demuestra que no es un problema de Chile y los cambios que estamos proponiendo.
En Perú, que había estado con altos niveles de crecimiento… la tasa fue bajada en toda la región. Aquí no estamos hablando de que en Chile hay desaceleración económica por los cambios que la Presidenta quiere llevar adelante”, advirtió Bachelet en declaraciones a la prensa.
La mandataria socialista puso en blanco sobre negro cómo se plantea el conflicto por el menor crecimiento económico en el país trasandino.
Un dato sirve para comprender mejor la situación: desde septiembre de 2013 los niveles de inversión muestran caídas en Chile: para encontrar una situación similar hay que remontarse a diciembre de 2009.
Desde los partidos de derecha, la interpretación no tardó en llegar: la economía se complica porque Bachelet quiere llevar adelante reformas antimercado, reformas que le restan “confianza” a la economía chilena.
La polémica empezó a desatarse el mes pasado cuando el ex presidente Sebastián Piñera advirtió que se registra una “resistencia de la sociedad civil a muchas de las reformas que este gobierno está implementando”.
“Cuando vemos los resultados de 2014, uno puede echarle la culpa a la economía internacional; yo creo que no corresponde, o también echarle la culpa al gobierno anterior, porque tampoco corresponde y además los números lo desmienten; o asumir qué estamos haciendo bien, qué estamos haciendo mal, qué experiencias han sido exitosas en el resto del mundo”, subrayó.
En el centro de la polémica está la reforma tributaria impulsada por Bachelet que plantea elevar impuestos a sectores de muy altos ingresos, o mejor dicho, hacer que comiencen a financiar en algo las políticas sociales.
Pero en medio de la desaceleración económica, las críticas le llegaron también a Bachelet de su propio partido: el ex presidente Ricardo Lagos advirtió sobre “falta de decisión política” para dinamizar la entrega de obras públicas, sobre todo viales, en concesión a empresas privadas.
“Hemos presentado una potente agenda de inversión en obras públicas, de 28.000 millones de dólares, la capitalización de Codelco (4.000 millones de dólares) y hemos anunciado la agenda de energía, que será crucial para tener la seguridad del suministro y bajar sus costos”, enfatizó a su vez la mandataria.
Y remató: “No estoy aquí para hacerle el quite a los problemas; nos corresponde subirnos las mangas y remar para el mismo lado”.
Además, volvió a advertir sobre la situación económica en Sudamérica, que también impacta en Chile: “Esto no es un proceso chileno, es un proceso que estamos viviendo en toda la región, se puede ver en Brasil, en Perú”.
Bachelet no se privó también de apuntar contra Piñera: “Las causas no son sólo son externas, sino que también hay una serie de decisiones que se deberían haber tomado en el pasado, que están incidiendo en el desarrollo económico de este año”.
“Nosotros sabemos, y todos los economistas saben, que las decisiones en un año tienen que ver con lo que se decidió o dejó de decidir el año anterior, por ejemplo, temas energéticos”, enfatizó.
Lo que revelan las polémicas sobre la marcha de la economía en el país trasandino es que sea en el contexto de un nuevo gobierno –como le ocurre a Bachelet– o de elecciones donde los oficialismos disputan la reelección –como en Brasil y en Uruguay– o de partidos de gobierno que aún deben definir mecanismos de sucesión –como en Argentina– una región que crece menos que hace algunos años seguramente será motivo de polémicas y disputas en todo el cono sur.
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