Edición Impresa

Sociedad

La danza como espacio para trabajar los estereotipos sociales

La docente Valeria Ostoich hace ocho años coordina “Danza en la Escuela” con alumnos de primero a séptimo grado.


“Un brazo que se extiende, una mano que se levanta, las posturas, los gestos, el caminar, no son en el ser humano los actos de un autómata, sino movimientos que analizados en su contexto de espacio y tiempo aparecen plenos de significaciones. Así el cuerpo, protagonista del movimiento, empieza a ser entendido como insertado en un ámbito social en el que oficia como sistema de expresión y de lenguaje”, sostiene Pichon Riviére.

En este contexto, cualquier expresión del cuerpo está situada en un tiempo y espacio que lo determina y condiciona. La danza es expresión de ese cuerpo situado y responde a esa lógica social, que en oportunidades la saca de su enclaustramiento academicista y la pone al alcance de muchos para que pueda ser disfrutada por todos los que quieran sentirla. “El sitio de la danza –decía Maurice Béjart– está en las casas, en las calles, en la vida”.

Valeria Ostoich es profesora de enseñanza preescolar y profesora en Ciencias de la Educación egresada de la Facultad de Humanidades y Arte de la UNR. Desde hace 20 años ejerce la docencia en distintas instituciones de nivel inicial. Es docente de Superior en el profesorado de nivel inicial del Normal Nº2 y en el Instituto Superior Provincial de Danza “Isabel Taboga” N° 5929. Además dicta cursos, junto a otros colegas, para la red de perfeccionamiento docente de la provincia de Santa Fe con el curso “Cuerpo estás en la escuela”.

Ostoich coordina una experiencia de “Danza en la escuela” que desde hace ocho años realiza el Instituto Superior Provincial de Danza “Isabel Taboga” N° 5929 en escuelas primarias de gestión estatal donde se realizan talleres de Danza Contemporánea, Danza Clásica, Expresión Corporal y Danza Folclórica con alumnos de primero a séptimo grado.

Los talleres están a cargo de docentes nóveles, seleccionados cada dos años por un concurso interno del Profesorado. “Pensar la danza –dice la docente– disfrutarla, sentirla, vivirla, bailarla era imaginarla en ámbitos exclusivos, el teatro, los estudios, las academias, se lo consideraba un lenguaje artístico para algunos o para pocos.

La idea central de acercar la danza a un espacio público que convoca, que reúne, que socializa como es la escuela primaria posibilita romper esta idea de la danza relegada para un estatus social determinado o privilegio de los dotados sino una posibilidad del ejercicio artístico al alcance de todos”.

“Como la expresión corporal – continúa la profesional de la danza tiene una aspiración democratizante, que apunta a recuperar el derecho y la posibilidad que los seres humanos como tales tienen a danzar su propia danza. Qué experiencia única y qué mejor momento de la vida de una persona que la etapa escolar desde su comienzo en el Nivel Inicial como espacio y tiempo privilegiado para preservar, recobrar, redescubrir el desarrollo de esa posibilidad expresiva del movimiento”.

—¿Por qué decidieron trabajar este proyecto en escuelas primarias públicas?

—El proyecto apunta a las escuelas de gestión estatal porque es allí donde reconocemos la gran ausencia del lenguaje de la danza. A partir de la sanción de la ley de Educación Nacional se incorpora la danza como lenguaje artístico a ser impartido en las escuelas. La apuesta del profesorado, en este sentido, es doble: por un lado, trabajar con docentes noveles, recientemente recibidos, y colaborar en su formación profesional, y por otro lado, comenzar a incorporar este lenguaje al espacio de lo público, dado que, en general, esta es una actividad que cuando se hace la costean los padres en espacios privados. La escuela aún no aloja el lenguaje de la danza.

—¿Realizan esta experiencia desde la currícula de la escuela o es extracurricular?

—Si bien la propuesta se centra en el marco de la escuela y es una propuesta pedagógica tiene carácter extracurricular. La ley nacional indica que debe ser parte de la currícula, que la danza es un lenguaje artístico que debe formar parte de aquello que la escuela enseña curricularmente. En una primera instancia, cuando las docentes “promocionan” el taller recorriendo los distintos grados los chicos se interesan mucho. Creo que este espacio nuevo por descubrir con nombres para ellos desconocido los sorprende y atrae, tanto como a los directivos, maestros y padres, por lo tanto, suelen concurrir bastantes chicos. En la medida que avanza la propuesta algunos abandonan pero se mantiene un número estable.

—¿Qué le aporta a los chicos el proyecto de “Danza en la escuela”?

—Aporta la posibilidad de comunicarse desde otro lenguaje, poder transmitir sentimientos, sensaciones, cuestiones que tienen que ver con su propio proceso de constitución subjetiva, situaciones propias de su vida o de la edad. Algunas veces los chicos tienen dificultad de expresarse a través de la palabra, de lo escrito, pero a partir del movimiento corporal, del uso de la rítmica, de apropiarse del espacio del tiempo desde otra lógica y esto permite transformarse en…. actuar de … Todas las formas de expresión artística la música, la plástica, el teatro, son un lenguaje y en este caso es el lenguaje del cuerpo. La educación artística y en este caso la enseñanza de la danza clásica, contemporánea, folclórica y la expresión corporal desarrollan aspectos emocionales y afectivos de los niños, el placer del bailar y las posibilidades de crear en movimiento, la improvisación, lo grupal como constituyente del encuadre, acrecienta la creatividad individual, explora los sentimientos, los sentidos, contribuye a la construcción de su imagen corporal desarrollando la autoestima.

—¿Cualquier alumno puede formar parte de esta actividad o debe tener alguna experiencia previa?

—Todos pueden danzar, sólo hay que tener ganas y animarse, los chicos bailan afuera de la escuela distintos ritmos que tenemos en cuenta, donde intentamos integrar la música que se relaciona con la vida de los chicos. La danza en la escuela no está sostenida en ningún virtuosismo, sino en la construcción de un cuerpo poético que se encuentra con otro en el aquí y ahora del movimiento. Cada persona puede tener ciertas disposiciones hacia algunas actividades, pero eso no representa ni una condición particular ni un límite.

Se trata de desarrollar el gusto por una actividad que la escuela ha excluido y que forma parte del repertorio de lo humano. En este sentido, casi sería al revés: la danza en la escuela puede ser la prueba de que el talento es un invento de sociedades individualistas, que excluyen la diversidad y las diferencias.

Amine Habichayn, una de las impulsoras del proyecto, sostiene: “La danza es uno de los espacios más propicios para trabajar los estereotipos y los estigmas que hay en el orden social respecto de ‘lo femenino’ y ‘lo masculino’, como así también una oportunidad para interpelar las nociones hegemónicas de lo que significa ‘el cuerpo bello’, o ideales estéticos ajustados a un canon que expulsa y discrimina. Justamente por estas razones puede haber ciertas resistencias, sin embargo, la experiencia nos dice que cada vez más los niños se animan, y es en estas instancias donde las escuelas pueden dar un señal democratizadora muy fuerte a toda la comunidad”.

Encuentro de escuelas

El próximo jueves 13 de noviembre a las 18.30 se va a realizar la fiesta de la “Danza en la escuela, primer encuentro de escuelas en movimiento”. La actividad tendrá lugar en la escuela N° 96 Florentino Ameghino, Buenos Aires 2027 y participarán alumnos de las escuelas N°112 “Luis Calderón”, N° 1254 “Tomás Espora” y el Hogar Escuela N° 9020.

Comentarios

10