Espectáculos

La cueva de los sueños olvidados

Estreno 29 de diciembre

La cueva de Chauvet, situada en el sur de Francia y con las pinturas rupestres conocidas más antiguas, se convierte en el escenario elegido por el director Werner Herzog (Un maldito policía en Nueva York, Fitzcarraldo, Nosferatu, son algunos títulos de su voluminosa obra compuesta por films de ficción y documental) para rodar este apasionante documental en tres dimensiones al que llamó La cueva de los sueños olvidados. Siguiendo tres hilos distintos (un viaje a su interior y entrevistas con científicos e historiadores), el atractivo de la película reside precisamente en sus imágenes, que recogen en forma muy dinámica las maravillas de este paraje, actualmente cerrado al público para su total conservación.
En este 2011 el cine de autor y el formato 3D se unieron como nunca antes. En Pina (2011), Wim Wenders rindió un homenaje a la gran coreógrafa Pina Bausch potenciando el sentido espacial de la danza a través de la tridimensionalidad. En La cueva de los sueños olvidados, el celebrado Werner Herzog se deja llevar por la fascinación que le produce una cueva que alberga un verdadero tesoro del arte rupestre, pues allí se encuentran imágenes que ya tienen 32 mil años.
Herzog mantuvo a lo largo de su obra una particular fascinación por el diálogo entre el hombre y la naturaleza; aquí el eje está puesto en el registro de las enigmáticas pinturas rupestres descubiertas en 1994. Además de las pinturas, el hallazgo incluyó restos fósiles de animales. Es importante señalar la belleza del sitio, donde sobresalen estalactitas con pequeños diamantes adheridos. Por otra parte, el realizador ha tenido la habilidad de ubicar al espectador en el rol de testigo, al punto que su propia voz en off, por momentos, se asemeja a un susurro en el oído.
La cueva de los sueños olvidados no solamente es un recorrido meramente testimonial. A medida que el film avanza se transforma en una pregunta por el sentido de la supervivencia, el significado de la espiritualidad en diversas épocas, y la relación –siempre frágil– entre historia y memoria. El guión fue escrito por Judith Thurman y el mismo Herzog.

Sala: Showcase

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