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La costumbre de delinquir

Un hombre de 66 años, asiduo visitante de celdas y penitenciarías, y que a principios de este año fue liberado tras cumplir una condena por robo, cayó tras el asalto a un supermercado chino de zona sur.

Un hombre de 66 años, asiduo visitante de celdas y penitenciarías desde el siglo pasado, cayó nuevamente anteayer a la noche, tras el asalto a un supermercado de capitales chinos ubicado en la zona sur. Estaba en libertad desde este verano, y la nueva incursión por la cual quedó otra vez tras las rejas la protagonizó junto con otras dos personas, de 26 y 46 años, que fueron arrestadas un rato más tarde, durante un allanamiento en una vivienda en la que se habían refugiado.

El asalto ocurrió cerca de las 20.30 de anteayer, cuando tres hombres, al menos uno de ellos armado, ingresaron al supermercado Sol, de capitales orientales, ubicado en Abanderado Grandoli al 3700, en la zona sur.

De acuerdo con voceros policiales, los asaltantes en forma rápida y expeditiva redujeron a los empleados y ocasionales clientes y, mientras el sujeto que estaba armado les apuntaba, los otros dos tomaron alrededor de 800 pesos que estaban en la caja registradora y correspondían a la recaudación de la tarde.

Con el botín en su poder, los ladrones huyeron del lugar en un auto que ni los empleados ni los clientes lograron describir. Cuando llegó personal de Comando Radioeléctrico, pocos fueron los datos que pudieron dar las víctimas, refirieron fuentes del caso.

Cuando todo hacía suponer que el asalto iba a pasar a engrosar el listado de hechos delictivos sin resolver, el responsable de una agencia de quinielas ubicada a pocos metros brindó un dato clave a los uniformados: los sospechosos se habían subido a un viejo Renault 12 color azul, con la patente doblada.

Así, momentos después la Policía dio con el vehículo en cuestión, que estaba estacionado a escasos trescientos metros del lugar asaltado, en Doctor Riva 130, sin ocupantes en su interior.

Según las fuentes, unos minutos después, cuando varios policías estaban revisando el rodado en busca de alguna pista, se acercó un hombre que dijo ser el titular del vehículo y presentó los papeles de rigor, con la intención de llevarse el auto.

Pero el dueño del supermercado, que llegó instantes más tarde en uno de los patrulleros, reconoció al presunto propietario del auto como la persona que, un rato antes, lo había encañonado con un arma de fuego durante el asalto, por lo cual su intento de irse en el auto se desvaneció en cuestión de segundos.

Ante esto, el hombre fue detenido por personal del Comando Radioeléctrico y la seccional 16ª, con jurisdicción en la zona.

Pero cuando estaban a punto de partir rumbo a la comisaría, los policías escucharon detonaciones de armas de fuego provenientes de una vivienda cercana y luego algunos gritos, presumiblemente de mujer, confiaron voceros de la UR II.

Los policías se bajaron de los patrulleros y se dirigieron hasta la casa, donde fueron atendidos por una mujer que en principio les impidió el acceso. Pero, luego de algunos minutos y tras una acalorada discusión, los policías entraron cuando dos hombres saltaban los tapiales ubicados en el fondo de la finca.

Tras una rápida maniobra, y ante la mirada de vecinos, los policías rodearon la cuadra y apresaron a dos hombres, quienes fueron trasladados a la seccional 16ª junto al presunto dueño del Renault 12, donde fueron identificados como Cristian Francisco A., de 26 años, y Fabián Gustavo G., de 42; mientras que el primero de los arrestados resultó ser Edelmiro Rogelio S., de 66 años. La dueña de  la vivienda donde se escucharon los disparos también fue trasladada a la comisaría, en calidad de demorada, confiaron las fuentes.

De acuerdo con los investigadores, al menos desde el año 1993 Edelmiro S. viene desfilando por distintas cárceles, purgando condenas con breves intervalos de libertad.

Su extenso prontuario incluye detenciones en distintas seccionales por robos varios, hasta que en julio de 1999 fue apresado por personal de la Brigada de Investigaciones en una vivienda de barrio Empalme Graneros. Por esos días, Edelmiro o Rogelio, como también era conocido en el barrio, debía estar alojado en la cárcel de Coronda, purgando el fin de una condena por robo calificado y privación ilegítima de la libertad, cometido en 1993, por la que debía salir a principios del tercer milenio, pero desde enero estaba en calidad de prófugo, tras “olvidarse” de regresar luego de visitar familiares en Rosario.

Luego de cumplir con la ley, salió en libertad, pero en septiembre de 2000 quedó involucrado en el asalto a una sucursal del banco Francés, ubicada en bulevar Avellaneda al 700 bis, de donde varias personas armadas se alzaron con una importante suma de dinero en efectivo. Nunca se pudo acreditar su participación en el hecho, aunque tiempo después quedó nuevamente tras las rejas por portación de arma de fuego.

Fue alojado en varias oportunidades más en distintas seccionales, hasta que a mediados de 2003 fue apresado por cometer un asalto en una casa de ropa deportiva ubicada en Juan José Paso al 2500, en el barrio Empalme Graneros, adonde ingresó junto a otras tres personas armadas y se llevó 700 pesos en efectivo.

Durante dicho asalto, un agente de la Policía Federal que estaba en el comercio vestido de civil se identificó y comenzó un enfrentamiento a los tiros entre los ladrones y el efectivo, indicaron e su momento fuentes policiales. Uno de los cómplices de Edelmiro falleció a causa de un disparo, al igual que un infortunado cliente. Por este hecho, Edelmiro cumplió una condena en la Unidad Penitenciaria Nº 3, de donde salió hace apenas ocho meses.

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