Espectáculos

Después de la psicodelia

La banda Muñecas invita a escuchar su “Festival de sombras” con texturas sintéticas y estribillos

La formación rosarina editó su segundo material de estudio, un viaje por "la nocturnidad, dentro de todas las oscuridades, las buenas y las malas, los cargos de conciencia, los problemas existenciales y la euforia". Fabricio Zero contó los detalles del material y cómo transitaron el aislamiento


Después de un año de planes frustrados por la pandemia, la formación rosarina Muñecas editó, con trabajo acelerado los últimos meses, su disco Festival de Sombras, un material que venía gestándose y en el que decidieron dejar de lado la psicodelia de los años 60 para coquetear con reminiscencias del French Touch, propio de bandas como Daft Punk, Justice y Kavinsky. El año los tuvo en actividad: realizaron shows por streaming, participaron de la delegación argentina en el Encuentro Imesur (Encuentro de Industria Musical Latinoamericana) realizado en Chile y de la 9.5 edición del Festival Marvin (transmitido para todo el mundo en formato streaming). Además, editaron dos videoclips: “Diabla” y “Liga Humana”, y dieron a conocer un nuevo larga duración.

“Dentro de lo posible, hicimos un montón de cosas”, resumió Fabricio Zero, vocalista de la banda. “Queda la sensación que no hicimos tanto, porque muchas cosas no se pudieron concretar. Cuando empezó la pandemia, teníamos fechas en Buenos Aires y acá, pero se cayó todo. Pensamos que este año, con la presentación del disco, íbamos a tocar bastante más. Pero todo eso no sucedió”, apuntó el compañero de banda de Manuel Camarasa (bajo, sintetizadores y coros), Marcos Ribak (guitarras y sintetizadores) y Daniel Menegozzi (batería y samples).

La pandemia suspendió las presentaciones en vivo y también retrasó la salida del disco. “No sabíamos qué hacer, cómo iba a seguir el año. Después nos empezamos a dar cuenta qué significaba una pandemia, que la cura no iba a estar en dos días y que íbamos a tener que esperar. Desde ese lugar, especulamos cuándo se podía empezar a hacer algo, hasta que decidimos sacar el disco”, recorrió los antecedentes del material que como su disco debut contó con la producción de Tuta Torres, bajista de Babasónicos, además de la mezcla a cargo de Santiago Mealla y Tomas Gagliardo, quien participó desde el comienzo en la preproducción del disco y lo terminó de mezclar en los estudios de Zak Starkey en Londres.

Festival de sombras presenta a Muñecas en una nueva faceta sonora que estaba planeado y es consecuencia del desarrollo más orgánico de la banda. “El primer disco tiene más que ver con que venís haciendo un montón de cosas, uno decide hacerlo cuando siente que tiene una identidad musical, pero a veces no es lo que querés hacer sino lo que venís haciendo, un proceso de principio de banda. Ya con el segundo disco, empiezan a aparecer las cosas que uno verdaderamente quiere”, explicó el vocalista en una extensa charla con El Ciudadano.

“Hoy musicalmente nos identifican las texturas sintéticas, los estribillos, porque somos una banda pop de canciones con estructuras simples. El pulso de baile está muy presente y también eso un poco atrapado en los 80 que hay dando vueltas, un espíritu ochentoso muy presente. En este disco, hay guiños que seguramente van a aparecer mucho más desarrollados en el próximo”, adelantó el músico. Y abundó sobre la identidad visual de la banda: “Se va dando de manera inconsciente. Trabajamos con gente que plasma las ideas que tenemos en la cabeza. Es una banda que roza todo el tiempo el tema de la nocturnidad que nos identifica mucho, eso se ve reflejado en lo visual”.

Festival de sombras es, efectivamente, un viaje por esa nocturnidad. “Dentro de todas las oscuridades, de las buenas y las malas”, terció Zero sobre conceptos que describió como “los cargos de conciencia, los problemas existenciales, la euforia”.

Festival de sobras es un concepto que aparece en uno de los temas, pero tiene que ver con la identidad de este disco que está planteado como un viaje. De caídas y levantadas tanto anímicas como personales”, puntualizó.

La salida de un disco cuyo recorrido está armado como una experiencia conjunta aparece como una “anormalidad” en un contexto de edición de simples. “Es aleatorio lo que se escucha y lo que no, si un tema o un disco, eso da la pauta de que tenes que hacer lo que quieras”, interpretó el músico y agregó: “En un momento, los discos largos se habían terminado. Hoy hay muchas bandas que están volviendo a eso porque se notó que el que va a meter los tres temas de la playlist lo va a seguir haciendo y el que lo va a escuchar el disco entero, lo va a hacer. Lo bueno de la música hoy es que nos ha dado la libertad de hacer lo que queramos. Hay bandas que en sus discos tienen temas que rozan con el R&B junto con otro más de los 90 y los discos funcionan igual, es una cosa muy actual. Hay mucho menos prejuicio con la música”.

Sostener el distanciamiento

El recién terminado 2020 será recordado, en lo musical, por el comienzo de los recitales vía streaming, algo inusual antes y que todos intuyen que permanecerá cuando las condiciones cambien. “Hicimos un show por streaming en el (Complejo Cultural) Atlas a principio de año. Son falsos vivos, igual en el Marvin. Fue muy raro todo. Es tocar en un escenario para nadie. El audio es diferente”, expuso Zero los sentimientos que los invaden en un formato que intentaron evitar. “Más allá de que necesitábamos tocar, sobre todo en esta época en la que desaparecés si no haces nada. En un momento nos planteamos hacer streaming todos los días, después nos calmamos porque pensamos que nos jugaba en contra. Lo que sucede en el streaming no es lo que más nos identifica. Hubo otras propuestas más cinematográficas, que son otra cosa. Tengo otra visión sobre los recitales, sobre el cine, me gusta ir al cine. Tu casa es un lugar de dispersión total”, confesó.

Es que el estilo de Muñecas en vivo es más bailable. “Hay una conexión con el público. Cuando empezamos a tocar, la gente ya está bailando, y eso genera la energía del show. Es difícil encontrar la motivación cuando estás en la incertidumbre total. No sabés si lo están viendo o no”, apuntó.

Sin vidrieras y la presión del éxodo 

“Lo mejor que tiene la escena rosarina son los artistas”, lanzó el compositor sobre los músicos y músicas locales. Pero siempre hay un pero: “El problema que siempre tuvo y tiene son los lugares donde se pueden mostrar. Los sectores de mayor privilegio mediático están fuera del alcance, tanto en la música como en el teatro. Es muy cuesta arriba. Es un tema que lo escucho desde que soy chico en Rosario pero no tiene solución. Hay pocos productores que apuesten a lo local, no digo que no traten de hacer un negocio, pero que traten de hacerlo con la escena y no con lo seguro que es traer algún artista consagrado. Artistas hay muchos y cada vez me sorprendo más de las cosas que salen, de las nuevas generaciones”, se entusiasmó. Mencionó el trabajo de Joaqo Molina y de Pablo Comas, “que merece muchísimo más de lo que tiene”.

“En Rosario siempre nos planteamos todo el tiempo irnos, el éxodo es inevitable si querés crecer. Eso debería no ser así, igual no puedo hacer el análisis con objetividad”, agregó y adelantó que este año verán la luz algunos temas que quedaron afuera del último disco. “Canciones nuevas que las estamos maqueteando para empezar a grabarlas. Además estamos viendo de trabajar con participaciones de otros artistas, que en este disco no se dio. Tenemos una cosa de banda mas clásica de no tener colaboraciones, que es algo que estaría bueno para explorar”.

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