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La Banda del Palier: otros dos firmaron abreviados

Del sexteto acusado de conformar una asociación ilícita para cometer escruches y entraderas en edificios céntricos ahora sólo quedan dos sin condenar. Esta semana, uno acordó una pena a siete años de prisión y otro a tres años y dos meses.


El sexteto se hizo conocido como La banda del Palier porque todos los robos que le achacaron ocurrieron dentro de edificios. Tenían oficios propicios para ganarse la confianza de ancianas que vivían solas: plomero, gasista y colocador de acondicionadores de aire. El resto lo planeaban con inteligencia previa. Copia de llaves, falsos llamados de la Ansés y visitas de carteros.

Esta semana, dos de sus integrantes fueron condenados. A Emanuel, de 33, le dieron siete años de prisión por ser miembro de una asociación ilícita y por su coautoría en 20 robos. Por los mismos delitos fue sentenciado Néstor, de 37, a tres años y dos meses de cárcel porque solo probaron su participación en dos robos.

La banda cayó en octubre pasado. El fiscal Nicolás Foppiani encabezó la investigación y dijo que el 75 % de las víctimas eran mujeres de una edad promedio de 79 años que vivían en el centro. De los seis miembros, dos ya fueron condenados y otros dos serán juzgados en un juicio oral y público previsto para el mes próximo.

Las condenas de esta semana contra Emanuel Martín y Néstor Pereyra, ambos sin antecedentes penales, fueron acordadas en un juicio abreviado que homologó la jueza Irma Bilotta.

A Emanuel le achacaron integrar una asociación ilícita y ser coautor en 20 robos agravados (por haber sido cometidos en poblado y en banda), en concurso real con privación ilegítima de la libertad agravada (por haber sido cometida mediante violencia y amenazas).

Además de la condena se le decomisó de un Peugeot 206 que había utilizado la banda. Y a Néstor por los mismos delitos, solo en dos hechos, y además de la condena debió pagar 20 mil pesos para reparar el daño ocasionado a las víctimas.

Nicolás Foppiani dijo que fue una investigación larga y compleja. “La banda había comenzado a delinquir en agosto de 2015 y continuó hasta octubre de 2016, fecha en la que logramos desarticularla. Cometía delitos contra la propiedad y contra la libertad, bajo las modalidades conocidas como entraderas o escruches”, precisó el fiscal.

Los roles

Foppiani explicó el rol que cumplía cada uno de sus integrantes en la banda. Emanuel, plomero gasista “ingresaba a los departamentos para realizar labores y reparaciones propias de su oficio. Lograba ganarse la confianza de los ancianos, sustraía las llaves y –con la excusa de salir a comprar materiales– se las llevaba y hacía un duplicado”, precisó. Luego entraba en acción su hermanastro, que era el organizador de la asociación ilícita, cuyas iniciales son G. V. y que según el fiscal “realizaba tareas de inteligencia para detectar potenciales víctimas”. Era quien llamaba por teléfono y “se hacía pasar por empleado de la Administración Nacional de Seguridad Social (Ansés) para obtener información sobre los hábitos de vida para saber si vivían solas o acompañadas”, relató Foppiani.

Según el fiscal, una vez que individualizaban a la víctima y tenían copia de la llave del edificio, le tocaban timbre en el departamento como empleados del correo. El resto de la banda se apostaba en el palier, y apenas se abría la puerta ingresaban para exigir dinero y joyas.

Además de los dos condenados esta semana, la asociación ilícita también estaba compuesta por Miguel Gómez, el joyero que recibía lo robado a cambio de dinero, y Anahí Álvarez, pareja de Néstor. Ambos fueron condenados a tres años de prisión condicional por encubrimiento agravado, por haber integrado la banda y por darle alojamiento en Rosario al jefe de la banda.

Otros dos miembros de la banda serán juzgados en un juicio oral el mes próximo. Según el fiscal, uno cometía los robos  y el otro era el jefe y organizador de la asociación ilícita. Vivía en Mar del Plata y es medio hermano de Néstor.