El Hincha

Adiós, Marco

La armadura con el nueve auriazul no tendrá más a su guerrero favorito

Se va el último ídolo, el capitán, y deja una extraña mezcla de alegría por homenajear al que tantas veces generó el festejo furioso del Gigante.


Los ídolos no se construyen, se sienten. No dependen del tiempo ni del trayecto, no responden a la lógica de las matemáticas ni a la mirada ajena, externa, que no comprende de qué se trata. Está en el terreno de lo íntimo, que de pronto se vuelve colectivo cuando la huella es más profunda. Pueden nacer en un partido, una jugada, un instante, porque el amor no tiene reglas, aunque algún ridículo de turno tenga el tupé de querer ponerlas.

Marco Ruben es el último ídolo de Central, es el que volvió sin haber prometido volver por eso de que las acciones suelen importar más que las palabras; es el que une a ilustres como Zof (lo hizo debutar), Coudet (el DT del regreso) y Bauza (se consagraron en la Copa Argentina); y es el que representa al hincha en una cancha, el primero en no dar una pelota por perdida, el que se emociona en el festejo y el que sufre como nadie una derrota. Identificación es la palabra. Auténtica, sin exageraciones, ahí a simple vista.

Marco Ruben es el hincha que cumplió su sueño de jugar en la primera del equipo que ama, y como si eso ya no fuera un montón, es su goleador y uno de los que en aquella noche mendocina le regaló el título esperado a su gente.

Se extrañará en el área el arte del pique en diagonal que pide a gritos el pase filtrado para esquivar defensores y offside, faltarán las piruetas increíbles que desafían la lógica y que edifican golazos, no estarán más esos cabezazos certeros, y tampoco los toques sutiles, los goles de goleador, los goles de nueve. Porque si algo es Ruben es gol. Cada quién sabrá cuándo Ruben cambió la piel de jugador a ídolo. Es algo íntimo, pero a su vez inmenso.

Se va el último ídolo, el capitán, y deja una extraña mezcla de alegría por homenajear al que tantas veces generó el festejo furioso del Gigante, pero también de tristeza por saber que la armadura con el nueve azul y amarillo no tendrá más a su guerrero favorito.

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