El Hincha

Central

“La ansiedad no nos puede llevar a hacer en dos o tres semanas las cosas que no hicimos en 100 días”

Ernesto Colman retornó a Central y si bien aclara que "la figura es el técnico", será pieza importante de la conducción auriazul. En charla con Guillermo Ferretti y Enrique Genovar habló de su fanatismo canalla, de la continuidad de Ruben y de la ruptura con Coudet


Por Guillermo Ferretti y Enrique Genovar

“Lo que hicimos en 2015 y 2016 con el cuerpo técnico de Chacho Coudet fue una linda historia, pasamos buenos momentos, y uno siempre quiere volver a donde la pasó bien”, dijo Ernesto Colman, el preparador físico principal que integra el cuerpo técnico de Cristian González. Después de su buen paso por Central durante el ciclo Coudet, el nombre del profe ganó consenso pleno de parte de la dirigencia auriazul para convertirse en uno de los colaboradores más importantes del grupo que comanda el Kily. Y fueron por él.

Colman recibió la propuesta canalla y después de desvincularse de Instituto de Córdoba, donde trabajaba desde marzo pasado con Fernando Teté Quiroz, aceptó convertirse en el profe del cuerpo técnico del Kily González. Desde Buenos Aires, donde cumple cuarentena con su familia, Colman se prepara para mudarse a Rosario la semana entrante y así comenzar a trabajar con el plantel profesional de Central.

Cuánto tiempo le demandará poner a punto en lo físico a los jugadores, que llevan más de cien días con entrenamientos hogareños, el hecho de sumarse a un cuerpo técnico sin conocer en persona al resto de los componentes, la situación de Marco Ruben y la relación con Coudet, fueron algunos de los temas que se tocaron en la charla entre Colman y El Hincha.

-¿Qué te sedujo para volver a Central?

-Se dio todo muy rápido. Si bien había un cuerpo técnico que estaba trabajando y por diferentes decisiones no continuó, y la dirigencia decidió que el Kily sea el nuevo técnico. Me contactaron, querían que yo me sumase a esa estructura del nuevo cuerpo técnico, hablamos con los dirigentes, también con Cristian (González) y nos pusimos de acuerdo. Y acá estamos. Con ganas de empezar esta nueva etapa.

-¿Te costó salir de Instituto? ¿Ya lo habías hablado con el técnico, Fernando Teté Quiroz?

-Con Teté ya lo habíamos hablado. Ya había trabajado con él en el año 2007 en San Martín de San Juan, donde logramos el ascenso, y después tuvimos la desgracia de descender en 2008. Ya lo había hablado con él que si llegaba a surgir alguna posibilidad por lo menos la iba a evaluar. Había surgido una oportunidad a los 4 días de estar en Instituto (NdR. una propuesta de Vélez), pero la deseché porque en ese momento no me parecía bien aceptar algo a pocos días de haber llegado a Córdoba. Además, estábamos preparando un partido para jugar con Tigre, que fue el único que se jugó antes del parate del fútbol. Ahora, con esta pandemia, y habiendo tantos días para poder buscar otro profesional en mi lugar, él (por Teté Quiroz) lo tomó bien. No le pareció mal, más que nada porque ya estaba hablado que si había alguna posibilidad la iba a evaluar. Así que decidí dejar Instituto, pero sin ningún tipo de problema porque Teté tenía claro que eso podía pasar.

-Se viene un desafío sin precedentes porque vas a tomar un plantel que viene de más de tres meses sin entrenar, y a la vez tenés que planificar hacia un futuro incierto porque no se sabe cuándo va a comenzar a entrenar en campo y tampoco hay calendario de competición definido.

-Es una situación atípica, especial, por lo tanto el tratamiento debe ser también especial. Nunca ha pasado que los jugadores hayan estado en un período de transición tan largo, más de 100 días sin poder volver a su hábitat natural, en el cuál ellos están y se desarrollan en el día a día. Es un poco complicado porque lo que más ha pasado es que los jugadores se han desadaptado. De lo que están acostumbrado en el día a día, han pasado a estar mucho tiempo sentados o en sus casas, y no es lo mismo hacer una actividad por una plataforma virtual en tu casa que en el campo de juego. Puede ser bueno para nosotros, para vos o para mí, pero no para el jugador de fútbol que está acostumbrado a otro tipo de acciones y de exigencias. Va a ser un tema a trabajar. Y la paciencia será clave. Tenemos que evitar que la ansiedad nos lleve a querer hacer en dos o tres semanas las cosas que no hicimos en 100 días. Me parece que la vuelta al entrenamiento va a tener que ser de una manera gradual y especial.

-Para la puesta a punto, se habla de la necesidad de entre seis y ocho semanas de trabajo. Pero no sé si se en ese tiempo se contempla el readaptarse a volver a ponerse los botines, correr en campo, cosas que no están haciendo ahora los jugadores.

-Coincido que tienen que ser entre seis y ochos semanas, hay que volver a adaptar el cuerpo. Ellos vienen de entrenamientos donde están acostumbrados a hacer acciones de fútbol que tienen que ver con los frenos, giros, cambios de dirección, aceleraciones y desaceleraciones. Y de repente pasaron a estar entrenando en una habitación y por una plataforma virtual. Me parece a mí que el cambio fue muy grande. Por eso digo que lo primero que va a haber que hacer es adaptar al jugador. Y para esas adaptaciones específicas se requiere un tiempo para después volcarlo a los esfuerzos específicos. Lo que no podemos hacer de ninguna manera en mi opinión es ir directamente a los esfuerzos específicos sin haber hecho determinadas adaptaciones específicas.

-El Central que te tocó preparar con Coudet corría y corría, y jugaba muy bien al fútbol. ¿Creés que lo que quería el técnico iba de la mano con la preparación física que realizaban?

-Esa comunión tiene que existir, esa unión y dialogo permanente entre el director técnico, el preparador físico, y todos los colaboradores. Yo creo que el preparador físico es un colaborador más. Siempre el más determinante e importante es el director técnico. A partir de ahí, se estructura una forma, una idea, un modelo de juego, eso es lo que pretendimos con Chacho (Coudet) y lo que intentaremos hacer con Cristian (González). En función de lo que él quiere y pretende de Rosario Central, adaptar el entrenamiento a esa idea de juego.

-Va a ser un cuerpo técnico temperamental: Kily González, Pastilla Ordóñez, Petaco Carbonari, vos….

-Acá tenemos que entender que la figura es el técnico. Todos tenemos que dar paso a lo que el técnico decida y a cómo el técnico se maneje. Sí, somos temperamentales. Pero en el momento de entrar a la cancha y jugar los partidos, el único que tiene que estar de una manera es el técnico, los demás tenemos que estar tranquilos para ver y analizar otras situaciones. Me gusta que se transmita pasión, es una de las maneras más importantes para poder desarrollar una actividad. Con pasión. Cristian eso lo tiene, y los otros también, pero tiene que ser una pasión controlada.

-¿Cuándo van a empezar a trabajar con el plantel? ¿Ya tienen día definido?

-No está el día definido pero la semana que viene empezaremos a comunicarnos con plantel y a tener contacto más estrecho que ahora.

-¿Les gustaría hacer algo presencial?

-Sería lo ideal para todos. Aquellos clubes que se encuentran en lugares o provincias que están en fases diferentes a la que estamos acá en Buenos Aires, me parece que se les tendría que dar la posibilidad de entrenar con los protocolos adecuados y siempre respetándolos. Sería una buena opción poder evaluar que los jugadores empiecen a entrenar y se encuentren en su hábitat natural. Hay jugadores que hace más de 100 días que no se calzan los botines. Desde ese detalle, hay una infinidad de cosas que llevan a una desadaptación. Y me parece que cuanto más días pasen, va a ser peor.

-Marco Ruben aseguró que le gustaría tener certezas de cuando se volverá a jugar. ¿Pudiste hablar con él?

-Tenía muy buena relación con Marco y con varios integrantes de ese plantel de 2015 y 2016. No he charlado ahora con él, para esta nueva etapa. Hay que dejarlo, él tiene experiencia, sabemos lo que siente y piensa por Central. Y esta incertidumbre que tiene es la misma que tenemos todos en relación a la vuelta de los entrenamientos y la competencia. Él se conoce y sabrá qué determinación debe tomar. Desde mi lado y de todo el cuerpo técnico, estamos a disposición de lo que él decida y a partir de ahí empezaremos a trabajar de manera individual con él. Ya conocerlo creo que es una ventaja.

Relación quebrada con Chacho

-En 2015 Coudet te trajo a Central, luego fueron a Tijuana de México juntos, y ya después no trabajaron juntos ¿Qué pasó? ¿Hubo alguna desavenencia?

-Son cosas que pasan, prefiero no hablar. Nosotros tuvimos una magnífica relación y después a la vuelta de México cada uno decidió seguir por su lado. Yo me instalé en Buenos Aires, tuve otras experiencias con otros técnicos. Nada en especial. Cambios, como pasan muchas veces en muchos cuerpos técnicos. Prefiero quedarme con esa linda historia y esos momentos vividos en Central en eso dos años. Y como siempre digo, valoro la oportunidad que me dio Coudet de llegar a Central porque si no fuera por él yo no hubiera llegado nunca a Central. Después cada uno hace su trabajo, pero él me abrió las puertas para ser parte de su cuerpo técnico en ese momento. Hemos construido una hermosa historia y creo que a pesar de que no pudimos coronar con un título, lo que se dejó e hizo en ese Central en esos dos años fue muy importante

-¿Te llamó el Chacho o te mandó un mensaje por este nuevo trabajo en Central?

-No, no, no tenemos contacto. Pero él sabe lo que yo siento y pienso por Central. Es una oportunidad que me gusta, es un club en el que me sentí cómodo y del que soy hincha. Hay una parte emocional muy grande que también juega, más allá de lo profesional.

-¿Cómo te hiciste hincha de Central?

-Me hice de Central porque mi papá es rosarino. Hoy me cuesta un poco más con mis hijos, tengo dos varones, y uno es hincha de Central, el otro no. Cada vez que venía acá a Buenos Aires lo íbamos a ver, y también fui a Rosario. De ahí me hice hincha. Tuve la oportunidad de verlo campeón, y después tuve la chance de trabajar con el Chacho, así que le agradezco. Cumplí varias facetas como hincha y empleado del club.  De estar en la tribuna pase a estar en el campo.

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