Economía

Asimetrías en la distribución

La actividad y el empleo continúan en expansión pero los ingresos pierden cada vez más terreno

Los últimos datos de trabajo privado y actividad económica ratificaron mejoras, pero en simultáneo los ingresos sufren un deterioro cada vez más profundo. A juzgar por los datos, más que una reforma laboral, lo imperioso es una estrategia para recuperar pérdidas salariales


El segundo trimestre de 2022 ratificó dos fenómenos que se venían dando durante los últimos meses en Argentina: por un lado, continuó la recuperación de empleo privado registrado, y en paralelo se acentuó el fenómeno de deterioro en los ingresos de trabajadoras y trabajadores. La expansión del empleo viene siendo cada vez más homogénea a partir del crecimiento de la actividad económica, pero la inflación corroe constantemente el poder adquisitivo y provoca cada vez menor participación de los salarios en la generación de ingresos.

Las variables exponen una radiografía del momento que atraviesa el país en materia económica. Si bien el empleo privado registrado sumó dieciocho meses consecutivos de franca recuperación, los ingresos no alcanzan para hacer frente a los aumentos y quedan cada vez más lejos de los picos de fines de 2017 o de 2015. A juzgar por los datos, más que una reforma laboral, como propone parte de la dirigencia política opositora, lo imperioso es una estrategia para lograr la recuperación de los ingresos perdidos.

Con esa posibilidad lejana en este contexto, lo más importante parece ser sostener lo obtenido hasta aquí, o mejor dicho, conformarse con lo que hay. Es que hasta ahora los datos de empleo y baja desocupación se vienen sosteniendo con el crecimiento de la actividad en sectores dinámicos como la industria o la construcción. Pero ahora incluso esa expansión parece estar amenazada por las decisiones que viene tomando el gobierno nacional en términos presupuestarios, bajo la tutela del FMI, donde cada vez cuenta con menos margen para avanzar en recortes sin alterar las pocas variables positivas que tiene para mostrar.

Un ejemplo de ello, quedó reflejado la semana pasada cuando se conoció la incompatibilidad entre los programas Potenciar Trabajo y el Porgresar, que dejó sin asistencia parcial a 40.000 jóvenes. Tras la intensificación en el cruce de datos, quienes estaban en el programa ahora pensado como “puente al empleo formal” no podían acceder a una beca para seguir estudiando. Sobre el fin de semana el gobierno tuvo que dar marcha atrás y la decisión quedó sin efecto, pero el reflejo inicial da muestra de la necesidad recaudatoria, donde sea.

Mientras el gobierno nacional afina el lápiz sobre el presupuesto y el ministro de Economía Sergio Massa continúa de gira por Estados Unidos en búsqueda de dólares, la actividad económica sostiene sus datos positivos. El Estimador Mensual de la Actividad Económica (Emae) de junio marcó un crecimiento interanual del 6,4% y del 1,1% respecto al mes previo. Los indicadores de la actividad hace rato dejaron de verificar una recuperación y ya se advierte un proceso de expansión, con la particularidad de que en simultáneo, los ingresos no acompañan.

Ingresos pobres

El último informe del observatorio Cifra de la CTA, expuso que tanto los salarios registrados como no registrados no logran recuperar una caída estrepitosa que inició a principios de 2018. Si bien existió un intento de recuperación a principios de 2019, lo que vino después fue una consolidación de la pérdida de poder adquisitivo, independientemente del tipo de empleo referido.

Elaborado por CTA-Cifra

 

De acuerdo al informe, la aceleración del proceso inflacionario anuló la posibilidad de que se recuperen los salarios reales. Esto se suma a una política de ingresos moderada que se vio reflejada, por ejemplo, en las actualizaciones del salario mínimo y de los empleados públicos de los últimos años.

Si se compara con el cuarto trimestre de 2019, los salarios reales de los trabajadores registrados se redujeron 2,1% en el segundo trimestre de 2022. En el caso de los trabajadores no registrados en el sistema previsional, la caída fue de 3,4% en ese horizonte temporal. De esta manera, no se revierte la caída del salario real que se verificó a partir del primer trimestre de 2018.

Mientras tanto, y como muestra del extraño comportamiento que tiene la economía, se verifica una importante reducción del desempleo. Es decir, que si bien la recuperación del nivel de actividad no repercutió en una recomposición de las remuneraciones reales, sí lo hizo en materia de empleo.

De allí que la tasa de desempleo se redujo hasta el 7,0% de la población activa en el primer trimestre de 2022. Cabe señalar que, de constatarse un estancamiento o reducción del nivel de actividad en el marco del ajuste esperado por las metas establecidas con el Fondo, la conjunción de bajos salarios con alto desempleo agravaría la situación social y política del país así como la sustentabilidad del proceso económico.

Pérdida cantada

Como consecuencia de la consolidación de ese esquema distributivo, los sectores trabajadores fueron perdiendo terreno en la generación de ingresos. Según el informe de Cifra-CTA, la reducción del salario real produjo una significativa caída de la participación de los asalariados en el ingreso a partir de 2018, pero en simultáneo se dio un aumento de la productividad.

Comparando los primeros trimestres de cada año, entre 2017 y 2022 la caída de la remuneración al trabajo asalariado fue de 54,3% a 46,9% del valor agregado, es decir, una caída de 7,4 puntos porcentuales. Resaltan los casi 4 puntos que se perdieron entre 2020 y 2021. Por su parte, en el primer trimestre de 2022 se registró una leve recuperación (0,6 puntos respecto a igual período del año anterior).

La contracara de la trayectoria del peso de los asalariados en el ingreso es la importante recomposición de los márgenes de ganancia. El excedente de explotación ascendió del 42,7% en el primer trimestre de 2017 al 47,8% del valor agregado del sector privado en el mismo período de 2022 (un aumento de 5,1 puntos porcentuales). Si bien esa tendencia se constata desde la crisis de la deuda que produjo el gobierno anterior, se intensificó a partir de 2021. A tal punto que el incremento fue de 6,7 puntos entre el primer trimestre de 2020 y mismo período de 2022.

El vaso medio lleno

En paralelo a este panorama, los datos de empleo sostienen buenos indicadores desde la irrupción de la pandemia. El último registro, correspondiente a junio, marca una continuidad en la recuperación del trabajo privado registrado e incluso da cuenta de una homogeneidad a la hora de analizar sectores productivos y regiones.

Desde el Centro de Economía Política Argentina (Cepa) destacaron la generación de 31.161 puestos de trabajo, durante el sexto mes del año, lo que implicó una mejora del 0,5% respecto a mayo 2022.

Pero incluso estos registros positivos pueden haber sufrido los efectos colaterales de un julio atravesado por la crisis política en Argentina. Si bien los datos correspondientes a ese mes aún no están procesados, la analista económica del Cepa, Eugenia Rodríguez, adelantó: “En principio se espera que la recuperación continúe. Un dato a tener presente es que la industria, sector clave en la generación de puestos, tuvo una caída mensual en julio del 1.2%, pero Construcción que había caído en junio el mensual, en julio tuvo crecimiento. Son sectores que vienen marcando con más dinamismo el crecimiento de puestos”.

En el informe de junio, desde Cepa remarcaron que, con los datos parciales, más de un año después del piso de la pandemia (julio 2020), se generaron 364 mil puestos de trabajo, más del 100% del total perdido desde esa fecha. Sin embargo, queda camino por recorrer, ya que para alcanzar un piso de referencia, faltarían recuperar 104 mil puestos, con lo que recién se podría equiparar los números previos al gobierno de Cambiemos.

En relación con los sectores de actividad, en el mes de junio prácticamente los catorce sectores incrementaron la cantidad de personas trabajadoras. Particularmente en dicho mes la recuperación estuvo impulsada por Comercio (+7,1 mil), Industrias (+6,3 mil), Construcción (+5,3 mil) y Turismo (+5 mil). Los sectores de Salud, Electricidad, gas y agua y Pesca si bien no tuvieron crecimiento significativo de puestos de trabajo tampoco registraron una destrucción de los mismos.

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