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Julieta Zylberberg, versátil y camaleónica, retoma la comedia en “El método Tangalanga”

La talentosa actriz, que no descarta la dirección como un camino a futuro, habla de su trabajo en la película de Ignacio Rogers, disponible desde este jueves en los complejos de cine locales. Allí da vida a la pareja del singular Doctor Tangalanga, el recordado humorista telefónico


Agustín Argento, Télam
Policiales, suspenso, series y películas, Julieta Zylberberg es una actriz todo terreno que también tiene sus pasos consagratorios en comedia, género que retoma en El método Tangalanga, una suerte de biopic sobre los inicios del reconocido bromista telefónico nacional, que se estrena este jueves en salas de cine del país, mientras en su cabeza revolotea la idea de dirigir.

“Soy muy afortunada porque me imagino que me aburriría mucho si tuviera que elegir un género. Supongo que no sería ya actriz, me hubiese dedicado a otra cosa. El hecho de poder ir alternando un poco me da ganas de hacer lo que no hice anteriormente y así ir combinando sucesivamente. Pero sí, creo que sino ya estaría haciendo otra cosa”, dijo Zylberberg en una entrevista con la agencia de noticias Télam.

A la intérprete se la puede ver, desde el humor, en All Inclusive (Diego y Pablo Levy) o El Rey del Once (Daniel Burman), o bien seguirla en policiales como El Jardín de Bronce (HBO) o en dramas independientes como La niña santa (Lucrecia Martel).

Si bien no quiso soltar prenda, también tiene algunas ideas con ganas de llevarlas al cine, ya en el papel de directora. Un paso dio en ese sentido, al formar parte del guion de Las Fiestas, cinta de Ignacio Rogers, de reciente estreno. “Me encantó la película –comentó–. Es hermoso escuchar diálogos y cosas que habíamos pensado en su momento que están idénticos, es muy emocionante y el elenco es un sueño (Dolores Fonzi y Cecilia Roth, entre otras)”.

En El método Tangalanga, Zylberberg comparte pantalla con Martín Piroyansky, Alan Sabagh y Rafael Ferro. Bendesky aborda los primeros años de Tangalanga en las bromas telefónicas, actividad en la que incursionó para levantarle el ánimo a un amigo que estaba enfermo terminal. Sin embargo, el director creó un personaje tímido, que se soltaba luego de un extraño episodio con un parapsicólogo.

Para que la historia tenga otros ribetes, se crea una historia de amor entre Tangalanga y Clara (Zylberberg) que, no podía ser de otra forma, transcurre a través del teléfono.

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“Es una comedia blanca y una comedia romántica que es divina, es muy tierna y habla de la amistad y del amor y de la timidez y de los 60. Es muy divina la película, me encantó. La vi en Mar del Plata por primera vez y fue emocionante, y la gente también empatiza muchísimo”, resumió la actriz sobre la forma en que Bendesky abordó los inicios del Doctor Tangalanga.

“A Mateo –recordó– le dije que yo tenía que hablar como en una película de los 60, como un «figurín». Eso me gustaba. Me parecía algo diferente para hacer. Al ser de época y al respetar la manera de hablar, los términos que se usaban y eso estaba pensado. No es que era qué sucede en la escena. Además es picadita y hasta la edición es de época, la forma en que están editadas las escenas, el encuadre”.

Los personajes del film son de gesticular, pero sin distraer del diálogo. Respecto de esta singularidad, Zylberberg expresó: “Supongo que salió natural porque no estaba pensado. Cuando es más de composición uno entra en ese juego que estás armando, que te inventaste. Entonces te imaginás cómo se mueve esa persona, incluso cosas medio artificiales, pero porque el estilo de actuación era diferente y un poco yo estaba evocando eso. Y era no sólo hablar, sino que los gestos y el cuerpo acompaña de una manera. Era algo que todo iba de la mano”.

Y con respecto a su personaje, profundizó: “Me gustaba el personaje que siempre está sonriendo en su puesto de trabajo. Es lindo ver a alguien contento trabajando y como ella estudia Locución, Mateo me decía que tuviera una dicción muy buena y le propuse que fuera como en los 60, mirando un poco a Niní Marshall, para colorear”.

La actriz habló también acerca de cómo ve la posibilidad de que actores puedan dirigir en Argentina, sin dejar de lado su oficio, como sucede en Estados Unidos: “La situación es bien distinta porque en la industria de allá son todos millonarios y hacen lo que se les ocurre, lo que se les antoja. Pueden hacer lo que quieran. El año pasado hice una serie en Estados Unidos y era ridícula su magnitud al lado de la nuestra. De verdad, ridícula. Nadie se conocía con nadie, incluso. Era un proyecto gigante y había muchísima gente trabajando y todos decían que no se conocían porque se filma en muchísimas ciudades y estados. Son infinitos, hay infinitos proyectos”.

Ese pasar económico hace que en industrias como la nacional el actor termine devorado por la vorágine laboral. En ese sentido, evaluó finelmente: “Es la vorágine y también la poca cantidad de producción que hay. Ojalá crezca cada vez más y tengamos más posibilidades porque las cosas que se hacen acá son hermosísimas y admiradas en todo el mundo, tenemos una industria audiovisual que es un lujo y llena de actores, guionistas y directores muy buenos. Pero sí, es difícil, hacer una película acá es muy complejo. Además no te podés perder de tu trabajo porque es difícil conseguir los medios, las maneras de hacerlo”.

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