Política

Rumbo al 2023

Julián Galdeano: “La oposición va tomando volumen y se empieza a unificar”

El diputado provincial y armador radical cree que la UCR tendrá “un rol protagónico” en el armado de un virtual frente de frentes. No descartó candidatura de Carolina Losada en Santa Fe: “Está dispuesta a ocupar el rol que tenga que ocupar”


Julián Galdeano fue el autor de una jugada electoral que desencadenó un panorama impensado hasta el año pasado en Santa Fe. La candidatura de Carolina Losada pergeñada por él –sumada al cambio de escenario que supuso la muerte del ex gobernador Miguel Lifschitz– fortaleció a un radicalismo aupado también en la buena elección de Maximiliano Pullaro, un fenómeno que a la vez se multiplicó en buena parte del país.

Ese reverdecer de la UCR, primera oleada de aire fresco con aspiraciones de liderazgo después de la debacle del 2001, repercute en Santa Fe en el virtual armado del frente de frentes, que plantea una pulseada electoral, mano a mano, entre todos los sectores no peronistas y el PJ en 2023.

En esa compleja armonización entre quienes en principio parecen antagónicos (PS y PRO), Galdeano supone que la mejor prenda de unión es el radicalismo. Para el actual diputado provincial, tanto el PRO como el PS no aceptarían una alianza frentista amalgamada por el otro espacio. Pero con el radicalismo la cosa sería diferente, porque se presenta, siempre según Galdeano, como “un perro bueno que ladra, pero no muerde”.

En síntesis, una coordinación radical del espacio sería la única manera de encauzar el armado del frente de frentes. Esa búsqueda del equilibrio Galdeano también la predica para aplicar puertas afuera de la coalición, donde advierte sobre el peligro de enrolarse con posiciones extremas que podrían sumar votos, pero harían casi imposible una gestión de gobierno.

—¿Cómo imagina el armado electoral de cara al 2023?

—Todavía estamos en veremos; está muy convulsionada la situación política general del país, y todavía no hay un horizonte si se quiere preciso. Pero, dentro de eso, se empiezan las escuderías a pertrechar y, en el caso de Santa Fe, la oposición va tomando volumen y se va empezando a unificar, como criterio principal. Todavía sin liderazgo establecido, ni de partidos ni de personas, pero sí empezamos a dialogar todos con todos vertebrando de alguna manera un posible espacio político que compita con mucho volumen en las elecciones de 2023 en la provincia. Creo que eso es en lo que estamos laburando todos, más allá de la agenda de recorridas, de presencias, o de temas que cada uno tiene en lo particular.

—La aspiración sería, lógicamente, el famoso frente de frentes.

—Yo creo que sí, que en el fondo todos nos hemos dado cuenta de que hay que trabajar mucho sobre los puntos que nos unen, y eso le da mucha más musculatura a la oposición. Vemos en general un diagnóstico preocupante, pero a su vez crítico de la gestión de (Omar) Perotti, y eso envalentona mucho más a la oposición.

—Dentro de ese frente de frentes, ¿el radicalismo aspira a liderar la coalición después de los resultados del año pasado?

—El radicalismo sin dudas va a tener un papel protagónico en esa coalición, de hecho el próximo 28, en la asunción de las nuevas autoridades del Comité provincial del partido, el radicalismo va a hacer una convocatoria a las fuerzas opositoras en Santa Fe, a conformarla, y me imagino que habrá presencia de todos los partidos políticos de la oposición, más allá de la coalición que cada uno integre, o haya integrado hasta ahora.

—Entonces, ¿la aspiración del radicalismo es a liderar el frente?

—Por lo pronto a protagonizar, pero después para liderar falta un trecho más. Pero sí ser protagonista y articulador. Y tal vez a veces nos tocará ser quienes amalgamemos posiciones que no siempre son coincidentes de dos fuerzas políticas aliadas, como el PRO y el socialismo.

—¿Hay resistencia de esos sectores frente a un virtual protagonismo de la UCR?

—Yo no percibo eso. Yo percibo que difícilmente el PRO admita ir debajo del liderazgo del socialismo, o el socialismo del PRO, pero el radicalismo en eso es un perro ladrador.

—¿Por qué?

—No muerde (risas). Es amigable con los chicos y con los viejos.

—Finalmente, ¿se puede interpretar entonces que el radicalismo es el que mejores chances tiene de liderar un frente de frentes?

—Yo digo que el radicalismo va a tener un protagonismo en el proceso que viene. No digo de conducir más o menos porque a nadie le gusta ser conducido ni llevado de las narices a ningún lado. Lo real es que, en un frente nuevo, las coaliciones –nosotros no tenemos cultura de coalición política en la Argentina– se construyen con un delicado equilibrio, muy fino, porque nadie entra a un lugar donde va a perder posiciones relativas y donde no tiene nada para ganar. Entonces, si se juegan al todo o nada las cosas, con muchos elementos partidistas, dentro de una coalición, más tarde o más temprano terminan fracasando. ¿Quién puede garantizar un equilibrio? El radicalismo puede ser un garante de que las otras fuerzas políticas no estén obligadas a jugar al todo o nada. Y que haya garantías recíprocas de que en un futuro gobierno va a haber equilibrio. Como todo, mejor ir enhebrando de a poquito, porque si se nos arrebata el asado hace mal.

—¿Cómo ve el armado de esta posición más moderada, que tuvo una primera reunión en Salta?

—Juntos por el Cambio como coalición tiene que hacer un equilibrio en lo discursivo, en lo programático, porque la verdad es que la existencia de opciones políticas que van más por la antipolítica, con un discurso populista de derecha si se quiere, disfrazado de libertario, corre el discurso político hacia un núcleo más duro, hacia los halcones, con más facilidad. Porque en definitiva, para no perder terreno, sectores de la coalición se ven obligados a correrse un poquito más hacia ese sector ideológico. Eso es peligroso, obviamente, porque te aleja del centro, y el andarivel más grande en la Argentina, aun con los vaivenes que tiene la política nacional, siempre estuvo en el centro, un poquito hacia la derecha, un poquito hacia la izquierda, depende la ocasión.

—Se refiere al discurso de Javier Milei.

—Exactamente. El discurso de Milei te fagocita internamente, te obliga a ponerte más duro, te obliga a correrte un poquito más hacia ese andarivel. Y eso es peligroso, porque si bien puede caer simpático al núcleo de halcones de nuestro electorado, te aleja de un sector moderado con el cual hay que construir sí o sí una mayoría política en la Argentina para poder gobernar seriamente. Entonces, lo que puede ser una ventaja si querés electoral, para una coyuntura, es una desventaja a la hora de gobernar. Hay que ser equilibrado; sé que no hay uniformidad de criterios en Juntos por el Cambio, pero me parece que hay que ser cuidadosos. Las opciones de diálogo con otros sectores son valiosas, quizás haya que hacerlas con un tacto más inteligente y no hacerlas públicas, por ahora, porque te pueden desdibujar un perfil de oposición en un momento donde gran parte de la sociedad te está reclamando eso. Entonces hay que ser inteligente. Pero hay que mantener dentro de la expectativa política la convicción de que hay que gobernar con más del 50% en la Argentina.

—La asunción de autoridades partidarias de la que habló, con la presencia de referentes de otros partidos, ¿supone el lanzamiento del frente de frentes?

—Tuvimos una reunión esta semana, donde estuvieron Felipe Michlig, Maxi Pullaro, Lisandro Rico, José Corral, Mario Barletta y alguno más, para diseñar un poco eso y acordamos invitar a las referencias de los partidos políticos más importantes que entendemos tienen o han tenido, y tenemos expectativa de que tengan a futuro, un entendimiento con el radicalismo. El PRO, el Socialismo, la Coalición Cívica, el partido Creo, el PDP, estarán ese día en los salones del Puerto, a las 18. Está invitado Gerardo Morales, pero tiene alguna dificultad para estar porque tiene una reunión en Buenos Aires. Pero vamos a tratar de que llegue.

—¿Puede ser mirado entonces como un punto de lanzamiento de un frente de frentes?

—Va a ser una gran convocatoria que el radicalismo va a hacer.

Si tuviera que hacerle una crítica al gobierno de Perotti, ¿qué elegiría?

—Lo que yo veo como negativo en primer lugar es que no cumplió con la expectativa que tuvo como gobierno y eso lo señalo en términos de que no tiene un plan. La ausencia de plan se puede llevar a cada una de las áreas de gobierno. No tiene un plan de seguridad, que es lo más evidente, pero tampoco tiene un plan para abordar el funcionamiento del Poder Judicial, de la propia economía, de la infraestructura social, con un programa de hábitat o vivienda, de la infraestructura de conectividad de la provincia en términos de mantenimiento de rutas, etcétera. No tiene un plan y no tiene política. Sin plan y sin política va donde el viento lo lleva; si la coyuntura lo ayuda va bien y si la coyuntura es adversa vamos a estar en problemas porque el barco no tiene timonel, no tiene capitán ni tiene rumbo.

—¿Cree que hay candidatos naturales para el 2023?

—Yo pienso que lo que corresponde hacer en este momento, para que no pase lo que le estamos criticando a Perotti, es vertebrar un plan de gobierno. ¿Qué se quiere hacer?, ¿con qué recursos humanos?, ¿qué cosas hay que modificar?, ¿qué medidas hay que tomar? Ese es el desafío, construir un programa, y si es sólido los candidatos terminan siendo accesorios, aunque obviamente son importantes para una elección.

—¿Piensa que Losada puede ser candidata a gobernadora?

—Yo la veo muy entusiasmada con la tarea que viene llevando adelante. Hoy esa tarea está circunscripta a defender a Santa Fe en el Senado nacional. Y tener un rol político, como referencia política si se quiere de la provincia o de la oposición. Pero ella también está entusiasmada en el armado de un proyecto que permita gobernar la provincia y resolver problemas desde otra óptica. Y en eso está dispuesta también a ocupar el rol que tenga que ocupar. Hoy es absolutamente prematuro decir que va a ser candidata. Lo que sí va a ser protagonista y va a estar involucrada en que la oposición al Frente de Todos en el caso de Santa Fe tenga un proyecto de gobierno, con musculatura, para ganar y gobernar. En el rol que tengamos que ocupar cada uno vamos a ser parte de esa idea y de ese proyecto colectivo.

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