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Debate

Juicio contra policía por crimen

Se inició el debate oral por el homicidio de Willy Ramírez, un barra de Central ultimado a tiros en septiembre de 2010 en Roldán. El acusado dijo haber disparado luego de que le apuntaran con un arma. Para la familia, fue un caso de gatillo fácil.


Se inició ayer un juicio oral contra un policía de 32 años acusado de matar a un barrabrava de Rosario Central. El hecho ocurrió en septiembre de 2010 cuando Guillermo Ramírez, junto con su hermano Marcelo, se trasladaba en un auto sin patente ni luces por la ruta nacional Nª 9. En esas circunstancias, fueron interceptados por la tripulación de un móvil del Comando Radioeléctrico de Roldán; tras un breve incidente, uno de los uniformados disparó en al menos ocho oportunidades contra el auto que conducía la víctima, Guillermo “Willy” Ramírez, quien recibió un fatal tiro en la nuca.

Durante la audiencia sobrevoló el vínculo entre la víctima y policías a raíz de la comercialización de drogas.

Ayer se inició el debate oral, presidido por un tribunal pluripersonal compuesto por José Luis Mascali (en la presidencia), Alejandra Rodenas y Héctor Núñez Cartelle.

Tras los alegatos de apertura, el imputado, Raúl Alberto Lacuadra, dio su versión de los hechos y refirió que fue atacado antes de hacer los disparos, mientras que familiares de la víctima refirieron que el acusado le apuntó a Willy con un arma en la cabeza mientras estaba dentro del auto para obligarlo a descender y disparó al vehículo en reiteradas oportunidades. Y recordaron una denuncia que había hecho la víctima contra cinco policías por una “mejicaneada”. La audiencia continuó con un desfile de peritos.

En los alegatos de apertura, la fiscalía a cargo de Carlos Covani y Ernesto Acosta acusó a Lacuadra por homicidio calificado por su condición de funcionario público, a lo que adhirió la querella representada por Sergio Larrubia; mientras que la defensa, representada por Beatriz Antello, sostuvo una legítima defensa o en todo caso, un exceso de ella. Luego, el acusado pidió declarar.

El descargo del acusado

Lacuadra sostuvo que el día del crimen, el 18 de septiembre de 2010 estaba de guardia. Conducía el único móvil del Comando de Roldán ya que había sólo dos empleados policiales en esa repartición. Cuando llegó al cruce de la R9 y A012 divisó un auto sin patente ni luces traseras que circulaba a alta velocidad, por lo que decidió seguirlo con el fin de identificarlo. El auto aceleró y la persecución duró un kilómetro y medio hasta la calle Maíz, donde pudo cruzar el móvil y encerrarlo. Allí les pidió a las dos personas que había en el interior que se bajaran y le tomó la mano al conductor, ya que los ocupantes no querían descender. El hombre que se encontraba en el asiento trasero metió la mano en una mochila y en ese momento Lacuadra escuchó una voz que decía: “Dejalo, dejalo”.

Siempre según el relato del acusado, cuando volvió la mirada vio un arma calibre 38 largo que esgrimía el acompañante. Afirmó que al ver el revólver le soltó la mano al conductor del auto y la víctima inició la marcha. Entonces Lacuadra sacó su arma y sintió un golpe en la pierna y la mano que le desvió la trayectoria de los disparos, dijo. El acusado agregó que tiró a las ruedas y efectuó tres tiros en forma voluntaria y luego perdió el foco del disparo. Aclaró que tenía un arma semiautomática, que dispara “en continuado”, aunque luego de algunas preguntas fiscales dijo que en realidad era automática y que no conocía personalmente a la víctima, aunque sostuvo que los Ramírez eran “muy renombrados”.

Los dichos de la familia

Luego fue el turno de los familiares de Ramírez. Declaró quien era su pareja y sus dos hermanos: Marcelo, quien iba en el vehículo con la víctima, y Jorge, quien caminaba hacia la ruta cuando vio la escena y decidió intervenir. La mujer afirmó que su marido había denunciado a policías de Roldán porque “le quisieron sacar plata, si no iba preso”, y a la pregunta de la defensa si tenía problemas penales dijo que estuvo en San Lorenzo por “un tema con las hijas”, a quienes había tenido retenidas unas horas. Respecto de la noche del crimen, la mujer afirmó que estaban en casa de su suegra y vio “cosas raras”: dijo que la Policía pasaba, lo seguían, querían matar a su marido.

Luego, la defensa de Lacuadra hizo referencia a un pasaje de una declaración anterior de la mujer, donde había dicho: “Guillermo le debía plata a un policía, Ruli, que vivía en Roldán y los 5 policías que habían entrado a su casa (ver aparte) fueron para cobrar la deuda”. Y aclaró en la audiencia: “Eran temas de drogas, tenían una relación comercial”.

A su turno, Jorge Ramírez ingresó a la sala consternado y al grito de “asesino”. Una vez que el presidente le pidió tranquilidad, bajo apercibimiento de desalojarlo de la sala, sostuvo que iba a tomar el colectivo y vio un patrullero cruzado frente al auto de su familiar: “Pregunté: qué pasa con mi hermano. Me dijo: «Tomatelás hijo de puta que no es con vos». El testigo sostuvo que discutió con la Policía, momento en que la víctima hizo marcha atrás, se fue y los policías sacaron sus armas y dispararon. Jorge sostuvo que su hermano Willy recibió un tiro en la cabeza mientras que Marcelo salió del auto y corrió hasta la casa de sus padres. Cuando su familia llegó, el lugar se llenó de policías que no llamaban a la ambulancia, y detalló que su madre recibió un disparo de bala de goma y que el acusado, a quien reconoció como el tirador, le pegó un culatazo en la cabeza. A continuación, Marcelo Ramírez afirmó que Lacuadra les cruzó el auto, se bajó de mala manera, le apuntó a la víctima en la cabeza y, cuando llegó su hermano Jorge, éste desplazó al policía y Willy aceleró. Hicieron 5 o 10 metros y el auto dio contra una pared. Este testigo negó haber empuñado un arma.

Mejicaneada como telón de fondo

Guillermo “Willy” Ramírez tenía 32 años y vivía junto a su familia en Roldán. Era un conocido barrabrava que en enero de 2010 presentó una denuncia contra cinco uniformados que fueron pasados a disponibilidad. En la presentación la víctima sostuvo que los policías llegaron a su casa y le exigieron la entrega de una suma de dinero.

Como no la tenía, se llevaron algunos electrodomésticos y lo obligaron a llevarlos al domicilio de otro barra, donde reiteraron la maniobra. Nueve meses después encontró la muerte cuando el 18 de septiembre el Peugeot 504 desvencijado que piloteaba por la ruta 9 fue interceptado por un móvil policial conducido por Raúl Lacuadra, quien iba con su compañero Cristian P. Éste fue luego desvinculado de la causa.

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