Los números son elocuentes, Central en cinco partidos que lleva el Clausura 2010 sumó tres puntos (tres empates) y convirtió un gol. Matemáticamente patético. Pero lo que es peor, y hasta debe ofender a sus hinchas, tiene que ver con lo mal que juega el equipo. Cosa que Cuffaro Russo no parece percatarse, aunque en los vestuarios de Banfield, al fin, reconoció que “hoy jugamos mal”. Si se tiene en cuenta que ante el enfermo River el técnico anunció que, “apareció el equipo”, la reciente declaración al menos luce más honesta. Por algo se empieza.
Hoy, la realidad númerica lo encuentra barriendo la tabla de posiciones con los tucumanos de Atlético. La virtual, aquella que contempla los tan manoseados merecimientos, coincide plenamente. Y eso es peligroso. Se juega mal, y no se consiguen resultados positivos. Una mezcla explosiva que conlleva la justificada preocupación de los hinchas. Para colmo, Braghieri (de lo más correcto) perdió la cabeza y fue expulsado. Lucho Figueroa, la esperanza blanca, se vive quejando porque la pelota le llega cuadrada. Pero cuando se la dan redondita, algo no tan habitual, él se encarga de desfigurar la acción con pases casi ridículos. Por fortuna se acentó Galíndez, nuevamente mostró seguridad para abortar los esporádicos intentos del Banfielito (compuesto por once suplentes).
Colón será el próximo rival. Para el Turco Mohamed, técnico sabalero, debe ser lo mejor que le puede pasar porque a lo mal que juega Central se le agrega que el partido será en Santa Fe. Pero, en fútbol no existe lo absoluto. Todo es relativo y quién dice, Central entregue el batacaso de la fecha. Ojo porque el tiempo y los partidos siguen pasando y nada mejora, Racing ya lo alcanzó y Gimnasia amenaza con mejorar, algo que evidenció Chacarita. Por suerte están los tucumanos, pero con eso solo no va a alcanzar. Ah, Horacio Usandizaga no se siente bien, pero sigue siendo el presidente.
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