Edición Impresa

Jubilados que nunca aflojan

Consilia Varrenti promueve los derechos de adultos mayores cada martes en NxN, el informativo de FM Tango. Lamenta el maltrato recibido por las autoridades y pide respeto, al igual que sus pares.

Consilia: “Los adultos merecemos respeto y no que nos traten como trapos viejos”.
Consilia: “Los adultos merecemos respeto y no que nos traten como trapos viejos”.

Luciana Sosa

Los adultos mayores tienen una especialista que los informa cada martes sobre las últimas noticias de sus haberes y derechos. Se llama Consilia Varrenti y presenta su columna semanal en el informativo NxN (Noticias por Noticias). El mismo, conducido por Valeria Arca y Maximiliano Busti, se emite a diario de 7 a 10 por FM Tango (88.5) y además de pasar los mejores temas del 2×4, entre las noticias del día, cada martes se brinda un espacio a esta luchadora de los derechos de los jubilados.

“Mi nombre se escribe con S; yo de conciliadora no tengo nada”, se presentó la entrevistada a modo de  resumen de su fuerza y carácter, que, en conjunto con otros jubilados, han ganado algunas batallas. Pero quedan muchas aún por lograr. Varrenti dedicó su vida a la docencia, y es fanática de Roberto El Polaco Goyeneche, de Jorge Luis Borges y de Julio Cortázar, “esos grandes autores que ya no se enseñan en la escuela”, lamentó.

—¿Cuál es su rol en NxN?

—Gracias a la invitación de los chicos hablo sobre la situación de los jubilados nacionales y provinciales, que bastante maltratados somos por las autoridades. Debo destacar que en este nuevo gobierno los provinciales tenemos algunas (muy pocas) mejoras, pero quedan muchas cuestiones pendientes a resolver y estamos esperando que el gobernador nos atienda. Hay un grupo de jubilados que se reúne cada miércoles (a las 10 los nacionales y a las 18 los provinciales, en La Toma, Tucumán 1349) y desde allí unimos fuerzas para lograr que de una vez por todas nos traten con respeto, tanto a nivel social como institucional.

—¿Este maltrato se siente también en el haber jubilatorio?

—Por supuesto. Las jubilaciones son magras y resultan una vergüenza en la mayoría de los casos. ¿Quién puede imaginar que un jubilado puede sobrevivir, porque de eso se trata, con 800 o 900 pesos en el bolsillo?, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de medicamentos que los achaques cotidianos te demandan. Ni hablar de la cachetada que fue para muchos ese “regalito” de la presidenta a fin de año, de 350 pesos que en realidad no eran para todos. ¿Por qué no aumentó la mínima, que bien miserable está, en vez de hacer beneficencia?

—Desde la Dirección Provincial de Adultos Mayores informaron a este diario sobre los planes y actividades que realizan con los jubilados, para insertarlos en la sociedad. ¿Ha notado un cambio de este tipo?

—No sé si específicamente sobre este tipo de actividades que programa la provincia, pero sí a nivel ejecutivo. Por ejemplo, a pesar de que obras sociales como Iapos se caracterizan por trabajar en pos del cansancio del afiliado, y que reconocen muy pocos medicamentos que necesitamos (que a fin de cuentas es lo mismo que no tener obra social), y también que la ley que prevé conformar una caja de jubilaciones y pensiones aún no esté en marcha, hay funcionarios como el doctor Víctor Adamik que realmente trabajan por la gente de la tercera edad. Con personas así nos sacamos el sombrero y tenemos la esperanza de que muy pronto el gobernador Binner nos atienda y escuche nuestras propuestas. En los gobiernos anteriores, con María Eugenia Bielsa, con Carlos Reutemann, hasta con Alicia Ciciliani, tuvimos siempre la misma promesa: “En quince días los llamamos”, pero el teléfono nunca sonó.

—A sus 75 años, ¿cómo se siente después de tanta lucha?

—Aún tengo muchas ganas de vivir. Estamos en una sociedad donde se espera que las cosas las haga el otro, pero prefiero seguir peleando por mis compañeros jubilados. Espero que muchos se sumen a las reuniones de los miércoles, y que otros tengan la suerte que tengo, de estar impulsada a pelear gracias a la fuerza que me dan mis nietos, mis hijos, y la gente joven que me rodea en el programa, que también podrían ser mis nietos. Dios quiera que nos empiecen a tratar como personas mayores, pero con respeto, no como trapos que ya no sirven y que estorban. Sabemos mucho de la vida, y queremos seguir viviendo. ¿Por qué nos impiden disfrutar de la jubilación, que precisamente significa jubileo, felicidad?

Comentarios