El Hincha

Básquet

Juanchi Orellano, cuando el talento no se queda sólo en una cancha de básquet

El base rosarino formado en Provincial relató el momento que atraviesa en España tras el confinamiento obligatorio, pero también repasó su carrera y sus pasiones fuera del básquet: la pintura y la música


Juan Martín Orellano es un talentoso, se nota en su tranco espacioso sobre el parqué, en la paciencia para encontrar el pase y en la visión periférica para leer el juego. Un base alto, un constructor. Sus pinceladas de básquet saltaron de Provincial a Boca y, tras su recorrido en la Liga, la melodía de su juego cruzó el océano para hacer una carrera en España. De eso hace ya diez años, en los que el pibe de 20 pasó a ser el hombre de 30, que con la misma claridad y templanza que atraviesa el rectángulo cuenta su pasado y presente desde el País Vasco español.

“La situación está difícil, mucha gente se infecta todos los días en España, muchos mueren, y por eso hay que ser conscientes, cumplir con la cuarentena y tratar de ser positivos para poder salir de este momento tan duro”, dice Juanchi, que para la estadística española será Juan Martín Orellano Moreno, por la costumbre arraigada en el uso del apellido paterno y materno.

El ex Provincial está sobrellevando el período de aislamiento en Amurrio, un pequeño pueblo cercano a Bilbao, a más de 650 kilómetros de Pontevedra, el escenario de juego del Marín Peixe Galego, equipo con el que lucha por mantener la categoría en la Leb Oro, la segunda división española. ¿La razón? La distancia la marcó el corazón: “Apenas cancelaron los entrenamientos pude venir a la casa de mi novia. Al ser un lugar chico no hay tantos infectados, aunque los hay. Pero estamos alejados de lo más fuerte de la pandemia”.

“En España un poco se subestimó lo que pasaba y por eso se demoraron en tomar medidas y no se pudo frenar a tiempo todo esto que está pasando. Veo que en Argentina sí se pudo contar con la previsión en el momento justo y espero que pueda ayudar para que no llegue a ser tan grave como ocurre acá”, analiza el ex Ilesca, Cambados y Zornotza, dueño de un par de ascensos en el básquet del viejo continente.

El tiempo, la música y la pintura

Ante todo, Orellano es jugador de básquet, pero su tiempo libre siempre está repartido, ya sea en cuarentena o sin ella. El tipo es talentoso no sólo sobre la madera de un estadio.

-¿Qué se hace en la cuarentena?

-Antes que nada entreno porque si se retoma el final de la Liga Leb Oro tengo que estar preparador para jugar, pero también tengo una gran pasión que es la música, toco el piano y la guitarra y le dedico mucho tiempo a aprender.

-¿Qué género te gusta más?

-Me gusta la música clásica pero toco varios estilos, canciones argentinas, rock, folclore, algún tango. Desde hace cinco años que tomo clases de canto lírico.

-¿Puede ser que también pintes?

-Sí. Pinto. Pero dejé todas mis pinturas y lienzos en Galicia cuando cancelaron los entrenamientos y me vine al País Vasco, así que no tengo nada para poder pintar. En Galicia hay hermosos paisajes e incluso vendí varios.

-Debés reconocer que no son pasatiempos habituales en un deportista. ¿Cómo nacieron esos intereses?

-Un poco por mi madre, que es licenciada en Bellas Artes. Y también porque mis padres iban a coros, así que siempre estuvo muy presente. De chico tocaba guitarra y piano. Me fui formando y aquí en España tomé clases.

El básquet, en espera

En tiempos de incertidumbre, el deporte y su continuidad es sólo una más de las múltiples incógnitas que rodean hoy la vida Juanchi Orellano. “Todavía los dirigentes no quieren decir nada sobre el torneo. No se quieren apresurar a la espera de lo que diga el gobierno, pero la verdad es que todos suponemos que puede cancelarse, porque va para largo”, explicó el rosarino, quien reconoció que la temporada venía complicada: “La campaña estaba dura a nivel de resultados, pero era algo que se podía esperar porque la mayoría de los fichajes fueron jóvenes y sin experiencia. En una categoría tan dura como la Leb Oro, eso se paga”.

Desde que tomó la decisión de probar suerte en España, la vida de Orellano dio un giro que hoy es definitivo, desde lo deportivo y humano: “La determinación de venir tan joven a España fue deportiva, detrás un sueño que era jugar en esta liga y tratar de llegar lo más alto posible. El nivel es muy bueno porque se suman jugadores de todo el mundo para intentar llegar a una liga que es la más importante después de la NBA. No me puedo quejar, el balance es muy bueno, en todos los clubes me trataron genial y como además me enamoré de una vasca, estoy proyectando toda mi vida acá”.

 

Sin embargo, en este caso Rosario no está cerca y a veces se añora. “Lo que más extraño sin dudas es a mi familia, es muy difícil vivir lejos de ellos, de la gente con la que te criaste, aprendiste, porque la familia lo es todo. Pero uno toma decisiones y hay que afrontar las consecuencias positivas y las negativas”, razona el conductor, quien pasa varias madrugadas pendiente del básquet del Torneo Federal argentino: “Sigo los partidos de mi hermano donde juegue mi hermano (Santiago), miro, y en ese caso de Atalaya, siempre trato de acompañar lo que él hace”.

Y también tiene presente sus inicios, porque es imposible olvidar un lugar en el que fuiste feliz y a la gente que te acompañó: “A Provincial siempre lo voy a recordar con cariño y afecto, fue una época en la que aprendí mucho y en la que me divertí mucho.

Son los años en los que uno juega y no tiene tanta presión, no hay dinero de por medio. Disfrutas y lo vives como un chaval, me salen las palabras españolas (risas). Y de ahí me fui para Boca a lo que fue la Liga Nacional, todo fue muy lindo en esa etapa”.

Siempre el pase primero, la labor en equipo, estandarte de un estilo de bases que cada vez es más difícil hallar, Orellano aguarda para conocer su futuro inmediato en el básquet. Pero mientras tanto, pasiones a desarrollar nunca le faltarán.

 

*Enrique Lancellotti: “Era un chico muy bien fundamentado”

“De Juanchi me acuerdo que era chico muy bien fundamentado, era lindo verlo jugar, con excelente mecánica de piernas. Siempre le pedía que fuera un poco más agresivo y que tome más tiros, porque además ya en esa época era alto para jugar de base o escolta y sacaba ventaja. Era tranquilo, algo retraído, pero escuchaba mucho y siempre le gustó entrenar. Tanto él como su hermano tuvieron el apoyo de la familia e integró en Provincial un buen grupo y una muy buena camada que le dio éxitos al club”.

*Lo dirigió en las inferiores de Provincial

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