Los derechos humanos se han convertido en política de Estado desde 2003 y pasaron a ser la bandera de una gran mayoría de la sociedad argentina. El periodista, abogado y ex militante de Montoneros Eduardo Jozami, preso político entre 1976 y 1983, durante la última dictadura militar, estuvo el pasado jueves 24 de julio en el Museo de la Memoria de Rosario, donde presentó su nuevo libro 2922 días: memorias de un preso de la dictadura y destacó la recuperación de “los valores y los grandes objetivos de la militancia de los 70” por parte del kirchnerismo.
Jozami, quien actualmente dirige el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, que funciona en el ex centro de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), expresó que se acercó al movimiento que hoy lidera la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ya que sintió que “todas las ideas y los proyectos de transformaciones más significativas se volvieron a habilitar”.
“En los 90, cuando yo fui legislador en la ciudad de Buenos Aires, realizamos muchos homenajes a compañeros desaparecidos y planteamos el tema de los derechos humanos de muchas maneras, pero tenía un eco bastante limitado. Era muy difícil instalar un debate en la sociedad, incluso en los sectores intelectuales y de la cultura”, recordó el abogado. Y explicó que “todo eso cambió a partir de 2003 y un poco a partir de 2001, cuando la crisis hizo estallar todas las ilusiones de los 90”.
Si bien reconoció que en un principio los organismos de derechos humanos no veían a Kirchner como alguien cercano y comprometido con los movimientos revolucionarios, aseguró que muy pronto se vio “sorprendido por la profundidad y la audacia” con la que el ex presidente “impulsó algunas medidas como la derogación de la ley de obediencia debida y punto final”.
“El kirchnerismo abrió una etapa diferente, donde los jóvenes se repolitizaron. Volvió una forma de militancia que evoca la lucha de esos años y hay otras condiciones para poder discutir todos estos temas”, agregó el escritor.
Autocrítica
En la presentación de su libro, Jozami fue claro y no tuvo matices para definir el resultado de la lucha de las organizaciones revolucionarias de los 70. “Hay que aceptar que fuimos derrotados”, manifestó el ex miembro de Montoneros.
“Para no cometer los errores del pasado, los militantes de hoy deben saber que es esencial tener un núcleo político. En aquella época había una estrategia muy rígida que fue priorizando cada vez más la cuestión militar”, recordó Jozami. Y completó: “El debate y la participación tienen que tener un fuerte peso, hoy en día es fundamental la tolerancia. En aquella época las organizaciones revolucionarias, entre ellas Montoneros, fueron cerrándose cada vez más a la posibilidad de elaboración colectiva, de reflexión, de cuestionamientos y de crítica; y eso se pagó muy caro”.
Además, Jozami consideró que, pensando en la posibilidad de que en las próximas elecciones “gane un candidato que no esté identificado con las políticas de derechos humanos”, deben “buscar la manera de estar prevenidos sobre este tema”.
“Estos logros políticos se deben defender todos los días, no están conquistados de una vez y para siempre. Si alguien quiere soltar a los presos de la dictadura o atentar contra alguno de estos logros, va a ser mejor enfrentarlo con un movimiento lo más sólido y amplio posible. Apostar a un mayor consenso y participación social”, reflexionó el periodista. Por eso consideró que “no es bueno” identificar las políticas de derechos humanos con el kirchnerismo, ya que para defender las políticas de memoria, verdad y justicia se necesita “del conjunto de la sociedad argentina”.
En tono jocoso y sin dar nombres propios Jozami cerró: “Otra cuestión es lograr que el candidato que surja del kirchnerismo en las Paso también esté identificado con estas políticas”.
“Acercamiento con el lector”
En la presentación de 2922 días: memorias de un preso de la dictadura, Jozami señaló que su libro pretende “buscar un acercamiento con el lector”, para que a “la gente que no lee habitualmente textos de denuncias contra la dictadura” puede hacérsele más llevadero. “Una de las cosas que busco es que lo que hacemos en torno a la memoria, verdad y justicia sea patrimonio de un sector más amplio de la sociedad”, afirmó el autor. Y dijo que para lograr su objetivo, en el libro intenta que sus experiencias “no tengan sólo la marca del horror”.
“Es bueno poder contar que, a pesar de la situación terrible que nos tocó vivir, estaba la posibilidad de encontrar un pequeño espacio donde se recupera la humanidad, se afirma la solidaridad y las ganas de vivir”, indicó Jozami. Y agregó: “En ese momento horrible, entre todos supimos construir momentos entrañables”.
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