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José Santucho presenta “Juglaría”, un canto a la Patria Grande

El músico pergaminense José Santucho presenta este sábado en Rosario su primer disco de temas propios donde plasma historias de un territorio que se extiende desde Argentina hasta Venezuela, del que participaron Cecilia Todd, Juan Quintero, Martín Neri y Jorge Fandermole


El músico pergaminense José Santucho, de extendida trayectoria en la música popular argentina y reconocimiento de sus pares, presentará este sábado en Rosario Juglaría, su primer disco de canciones propias. El material, de producción independiente fue editado por el sello discográfico entrerriano Shagrada Medra y grabado tras obtener un apoyo del Fondo Nacional de las Artes que le adjudicó el primer premio como mejor música folclórica de 2016.

Adentrarse en este trabajo es dejarse llevar por un universo de paisajes y emociones reconocibles o, al menos, factibles de empatizar. Sus historias ahondan en una expresión sonora que podría catalogarse con amplitud como “música popular latinoamericana” y con esa impronta, llevada a los extremos, aborda el riquísimo y extenso territorio transitándolo siempre a pie, de norte a sur, de Argentina a Venezuela, un continente que más que lengua comparte culturas, códigos y formas de percibir el tiempo, la memoria, las desigualdades, la melancolía pero también las alegrías, los deseos y el amor, único salvador.

Como un verdadero maestro juglar, Santucho plasma doce postales llenas de colores que dan la bienvenida con “Huella mnémica” donde expresa, como primer gesto reconocible de toda la obra, ese pulso relativo a la memoria: la añoranza de una tierra, de una relación, de una estación del año y de un patio.

El recuerdo de una tierra de carnaval, entre aromas a fruta fresca, harina y albahaca, lo conducen por un camino que lleva a La Rioja, donde recuerda y brinda homenaje a esos amigos “que abrieron vinos y puertas y convidaron la fiesta”, escribe y canta en “Los carnavales deseados”. Y sin brújula continúa expandiendo colores con “La Mariposa”, un poema de José Pedroni al que le pone música junto a la inconfundible participación de Jorge Fandermole en voz, uno de los tantos célebres invitados del disco.

En una empresa que favorece las canciones de Santucho, a piano y voz, el músico sigue con “Lo Distante”. La naturaleza como disparador para contar historias. Postales de la Pampa húmeda donde florece el ombú –el más patriótico de los árboles–, los sauces primaverales, la siesta del verano, y el viento con aroma a manzanilla.

Aproximándose a la mitad del álbum, en “Décimas al poeta y la noche”, deja entrar otro ritmo que conecta con Centroamérica. El aporte de David Bedoya en cuatro y maracas, y la cantautora venezolana Cecilia Todd ponen su impronta y cambian el aire. La sonoridad juega el juego más potente del disco sumando a Fernando Silva en contrabajo, las flautas alegres de Demián Santucho, los teclados de Nacho Abad y hasta un silbido, propiedad colaborativa de Martín Neri.

Uno de los momentos más hondos llega con “Carbonero soy”, un himno al sacrificado trabajador del carbón donde Santucho plasma la dura y solitaria vida de quien nunca llega pero que también guarda esperanzas e ilusiones en el amor.

Aflorando en ritmos diversos, en “Negra”, Santucho se anima a un candombe junto a otro gran ensamble formado por su hermano Demian (flautas), Pollo Fuentes (bajo), Abad (piano), Agustín Lumerman (tambor repique), Martín Becherman (tambor chico), Nico Arroyo (tambor piano) y la guitarra y voz del propio autor. Con ese ritmo, en “Cifra”, el patio vuelve a tomar protagonismo, en una de las figuras más presentes en esta obra. En dúo con Juan Quintero le canta al monte para sintetizar: “No muero donde envejezco”. Y el disco sigue con “Frutales del patio de la abuela” donde aparecen naranjos, azahar y fruta amarga. “El frutal y la canción florecen de lo profundo montado en mi pensamiento he dado la vuelta al mundo”, canta.

Hacia el final del disco retoma el ímpetu nostálgico con “Tonada del despechado” que Santucho interpreta solo y despojado, con el acento preciso de su guitarra. Y continúa con “Borrachito” donde el cantautor bonaerense cuenta la historia de un escritor desconocido que cambia poemas por tragos apoyado en una base instrumental que llena todo el ambiente de espíritu andino gracias a la colaboración de Fernando Basanta Finn en sikus y charango en compañía de Demián Santucho en flautas, piccolo y quenas.

La canción que despide el disco es “Milonga mía” que incluye un recitado titulado “Memoria de un andar lento”, autoría de Eduardo Viti Correa. A lo largo de los ocho minutos y medio que dura el canto, la historia va explorando rítmicas y formas de decir. Comienza despojado y se va arropando con la percusión de Agustín Lumerman, Martín Becherman y Nico Arroyo. “No busqué la gloria al dejar canciones en tu memoria, yo sólo quería que mis pasiones fueran poesía”, canta Santucho. Y al final, Viti Correa sentencia: “Entre los asuntos que llevo en el bolsillo de atrás del alma está la memoria”.

Música de una tierra común

En Juglaría hay originalidad para escribir canciones que transitan todo el continente desde el Litoral argentino hasta Cuba y Venezuela, un himno a la música latinoamericana. En diálogo con El Ciudadano, Santucho contó que esa apreciación territorial le recuerda una idea yupanquiana acerca de que “no hay límites para el pesar del hombre” y, en ese sentido, afirma: “Yo creo que las canciones son las rítmicas con las que me crié. Vengo de una casa plagada de músicas de diferentes lugares. Lo venezolano estaba a partir de Cecilia Todd y Simón Díaz, y también la música uruguaya, muchísima cubana; todo eso convivía con las cuestiones más folclóricas regionales bonaerenses. Las músicas del cancionero popular, con sus descripciones tan potentes, han sido una manera de viajar a lugares y conocer personas. Después estuvo el viaje en sí, la presencia, que rubricó ese recorrido que ya estaba esbozado a partir de otros autores”.

A lo largo del disco se oye el tono de un volver, de un recordar, no por eso menos celebratorio. “Son como postales de diferentes momentos”, dijo el músico. Y siguió: “Postales de algunas cosas que siguen presentes pero que no se les pone demasiado el ojo. Hay una cuestión celebratoria de lo vivido. Las cosas nombradas están presentes”.

Ante la consulta acerca de lo qué le sumó a sus canciones la presencia de grandes músicos invitados, opinó: “Le aportaron su manera particular de ver e interpretar estas imágenes que aparecen. Sus formas singulares de cantar y de pensar están abordadas en su manera de interpretar”.

En la presentación de este sábado en Rosario estará el grupo estable que acompaña a José Santucho integrado por Demián Santucho en flauta, Nicolás Arroyo en percusión, Nacho Abad en piano y Gonzalo Fuertes en bajo. Además se sumarán varios invitados como Jorge Fandermole, Julián Venegas y Martín Neri. También serán de la partida Jory Balbuena, Matías Cribb, Santiago Arroyo y Martín Beckerman. “La idea es llevar el sonido del disco al vivo”, anticipó finalmente el creador.

Para agendar 

José Santucho presentará Juglaría, su primer disco solista, con un concierto repleto de invitados que tendrá lugar este sábado, a partir de las 21.30, en el Gran Salón de Plataforma Lavardén, de sarmiento y Mendoza, donde también se venden las entradas.

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