Espectáculos

Jorgela Argañarás en el Museo de la Memoria

"Madres. La última plaza" fue exhibida en Ecunhi (ex Esma), la muestra de óleos y acrílicos llega este jueves al Museo de la Memoria. "Algo de lo que nunca debiéramos dejar de mirar", escribe  Rubén Chababo.

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Jorgela Argañarás nació en Viedma, Río Negro. Fue bailarina, instructora de yoga y de eutonía. Desde la década del 80, dedica su actividad laboral a la prensa de músicos y artistas. Su afinidad por el arte hizo que se interesara por la pintura, así fue que comenzó a pintar sin ningún soporte técnico o estudio, hasta que en el 2000 comenzó a tomar clases de pintura y dibujo.

La primer exhibición de Argañarás se realizó en 2001, mostrando sus obras en La Nave de San Isidro, Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y Espacio Palleros, entre otros. También  expuso en distintas ciudades como Córdoba, Salta, Río IV y San Francisco. En 2009 montó “Madres. La última Plaza” en Ecunhi, la ex ESMA, con curaduría de Gabriel Serulnicoff.

En mayo de este año colgó “Lobo suelto”, su última producción, en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires, curada por Maggie de Koenigsberg, que contó con texto de presentación de Liliana Herrero.

La muestra sobre las Madres de Plaza de Mayo, compuesta por óleos y acrílicos,  recorrió distintas ciudades después de haber estado en el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ex ESMA). En Rosario se podrá ver en la sede provisoria del Museo de la Memoria, desde este jueves 10 de junio, con inauguración oficial a las 19:30 horas en Av del Valle y Callao.

 También se presentarán los libros con las obras ganadoras del concurso Teatroxlaidentidad 2009, coorganizado por la Editorial Municipal, Artes Escénicas, el Museo de la Memoria y Abuelas de Plaza de Mayo filial Rosario. Estará presente el periodista Miguel Passarini, jurado del Concurso Teatroxlaidentidad.                                                               

 El profesor Rubén Chababo, director del Museo de la Memoria, escribe en el programa de la muestra de Jorgela Argañarás: “Hay un monstruo que abre sus fauces y una mujer desde lo bajo que lo mira como preguntando por qué. Hay caballos en estampida, mujeres que corren intentando sortear una emboscada. En todas las imágenes asoma el símbolo ya universal del pañuelo blanco y la Plaza de Mayo como territorio de lucha, de disputa y resistencia. Otro de los cuadros muestra a seis mujeres de espalda que encaminan sus pasos hacia la Casa Rosada, acaso en busca de una entrevista que de seguro les será negada. Un rechazo más de los tantos que sufrieron a lo largo de los años del Terrorismo de Estado y que las obligó a no abandonar esa plaza a pesar del hostigamiento constante al que fueron sometidas.  Las pinturas de Jorgela Argañarás  vuelven a aquellos años oscuros, le piden prestado a la fotografía su capacidad única de atrapar aquellos instantes para reescribirlos en clave pictórica. Un recurso de reescritura o apropiación simbólica de esos momentos que fueron clave en la historia de los Derechos Humanos en la Argentina y que vuelven a nuestros ojos, a ser apreciados por nuestra mirada, gracias al trazo delicado de Jorgela.  Entre pintar y fotografiar media la distancia abismal del tiempo y del calor del pulso. Si la fotografía es un clik fugaz, el trazo sobre la tela requiere tiempo para alcanzar su forma. En cada una de estas fotografías reescritas de Jorgela, habita el pulso cálido de la artista demorando para nuestros ojos aquellos instantes únicos de nuestro pasado.  Algo que no debiera ser olvidado habita en estas telas, algo de lo que nunca debiéramos dejar de mirar, diría Jorgela, ha fraguado la composición de esta obra. Y lo que esta obra nos recuerda es que hubo un tiempo, no demasiado lejano, en que un grupo de mujeres se atrevió a enfrentar, solas con su cuerpo y con su alma, a la maquinaria de destrucción y muerte más violenta que haya conocido nuestra historia”.

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