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Jorge Eines: “Con el Trinche murió un lugar de la belleza”

El prestigioso director y maestro del teatro argentino radicado en España recordó al Trinche Carlovich desde su casa en Madrid. En marzo de 2018, estrenó en Rosario “El mejor futbolista del mundo”, donde de manera onírica repasaba la vida del emblemático futbolista que falleció este viernes


El director Jorge Eines junto al Trinche Carlovich.

“Qué tristeza, qué sordidez; los grandes se juegan en los desequilibrios, porque no se puede vivir en lo grandioso todo el tiempo. La muerte del Trinche es sórdida, muy triste; es esa muerte del peor lado de los dioses, porque para seguir siendo dios, la última gambeta le salió mal”, expresó apenas enterado de la noticia, y desde el confinamiento en Madrid, el director y maestro de teatro argentino radicado en Europa desde los años 70, Jorge Eines, quien en marzo de 2018 estrenó en Rosario El mejor futbolista del mundo, obra teatral que también se presentó en la cartelera porteña y que tomó como disparador la vida del Trinche Carlovich quien murió este viernes.

“Como me enseñó Griselda Gambaro, que no sé si sabe mucho de fútbol pero sí sabe mucho de teatro, y más que nada saber del teatro es también saber del silencio, y saber del silencio es aprender que la fuerza del silencio es mayor en aquellos momentos en los que no se puede decir nada. Es decir: el silencio grita, y grita con fuerza cuando se muere el Trinche. Porque lo que se muere con el Trinche es un lugar de la belleza; lo que se muere es un lugar del atrevimiento para ser, decir y vivir lo que muchos no se han atrevido ni se atreverán”, expresó Eines conmovido.

“En esta última gambeta –continuó el director y maestro–, donde con su bicicleta no pudo escaparle a esta parte del destino que evidentemente tenía más que ver con los dioses que con la realidad, nos enseñó que los grandes jugadores, los que conmovieron con lo que hacían en el campo de juego, tenían la condición de parecer caídos sin embargo nunca se caían; tenían esa virtud de poner el cuerpo en situación de total inestabilidad para, en esos últimos metros, arrancar con una fuerza inusitada y convertir en gol lo que un instante antes podría haber sido frustración o fracaso”.

Y completó: “Pienso en esta última gambeta con su bicicleta, esta extraña grandiosidad de una muerte acaecida de una manera tempestuosa, y pienso que es muy difícil vivir en lo grandioso, por eso tendemos a refugiarnos en lo trivial, en lo cotidiano, que es a la vida. El Trinche tenía una tendencia a una grandiosidad extraña, porque el recorrido por su trayectoria vital, lo que hizo en el campo de juego y las decisiones que tomó, fue lo suficientemente grande como para que invocara en algún lugar del arte, en mi caso en lo teatral, para que nos acordáramos de su vida. En ese encuentro en la escena, el Trinche me hizo un pase y yo llegué justo donde él había puesto el balón, como sólo lo ponían los grandes jugadores. Eso es mucho más que darla al pie y que eliminar contrarios en el camino. Es ese momento en el que se produce un pase para la historia, que fue el que me hizo a mí. Esa obra es mi homenaje, porque yo no lo vi jugar pero lo presentí”.

Una gambeta a la emoción

En marzo de 2018, Jorge Eines estrenó en el Teatro Municipal La Comedia de Rosario El mejor futbolista del mundo, obra teatral que también se presentó en la cartelera porteña y que tomó como disparador la vida del Trinche Carlovich, un personaje que se reveló como una fuerte inspiración para el talentoso director y maestro del teatro argentino quien junto al dramaturgo José Ramón Fernández elaboró una especie de biopic con vuelo propio, que mezcla momentos de la vida del personaje con la filosofía, la música y la metáfora que debe encerrar siempre una buena obra de teatro.

“Esencialmente, lo que me llevó a pensar en la obra fue mi pasión por el fútbol, pero por un fútbol perdido, por un fútbol negado por una realidad que muchas veces nos envuelve en el resultado, en las cuestiones económicas, en el éxito y la fama; en la obra está mi amor por un fútbol que yo jugué, es mi amor por un tipo de fútbol muy particular que casi ya no existe. Y buscando un mito que me alumbrara, que me iluminara, lo conseguí en el Trinche”, dijo Eines oportunamente a El Ciudadano acerca de lo que, en un principio, fue una especie de “monólogo beckettiano” que poco a poco comenzó a tomar forma y se completó en los ensayos junto a los actores.

“La obra es una proyección: de pronto pensé cuál sería el impulso de ese lugar del deseo más profundo de alguien que quiere jugar al fútbol y no ganar dinero; alguien que ama lo que hace y ama hacerlo, y qué hace con aquellos que se supone esperan algo de él. Fue desde esa mirada que empecé a construir algo que me permitía asociar al Trinche con cosas que, habitualmente, al jugador de fútbol no se lo asocia. Por ejemplo con lo filosófico, como para entender la vida desde otro lugar, o con la música: nuestro Trinche canta ópera, y todo surge de una manera mía de acercarme a los personajes desde la escritura”, dijo Eines. Y completó: “Después, en los ensayos, me encontré con dos grandes actores, y eso fue como cerrar el ámbito de la construcción del objeto de lo que a mí como director me interesa construir, planteándonos interrogantes y elaborando juntos las respuestas; el Trinche es el recurso para generar una fantasía que, obviamente, nace en muchas de las cosas de su vida real”.

El partido homenaje 

El mejor futbolista del mundo, en ciernes, fue una puesta teatral que miró la vida “como se mira el fútbol”, con el alma y el corazón en la garganta, y que la quiso entender de la misma manera. En la obra, un joven periodista (el actor santafesino Lucas Ranzani) se acerca al Trinche (el porteño Claudio Garófalo) para armar su partido homenaje. Pero una vez ahí, junto a él, descubre que detrás de la leyenda del deporte se encuentra un hombre que tiene mucho más para decir que unas palabras de despedida, y juntos emprenden un viaje por los recuerdos, las anécdotas, los mitos y leyendas que lo envuelven.

Tomás Felipe “Trinche” Carlovich (Rosario, 1946) fue un ex futbolista convertido en leyenda, y la excusa perfecta para que un dramaturgo y director de la talla de Jorge Eines  piense en una historia que lo contenga, lo abrigue y lo desnude al mismo tiempo, a través de El mejor futbolista del mundo. La elección de una vida austera frente a la posibilidad de despegue económico que es una marca a fuego en la carrera futbolística del Trinche, estructura el planteo de una obra en la que el eterno ídolo de Central Córdoba se encuentra con un joven periodista que quiere organizar un partido homenaje, aunque esa sea otra de las tantas excusas que deja entrever el material que, como pasa siempre con el buen teatro, toma un tema para hablar finalmente de otra cosa.

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El futbolista, que en la noche del estreno estaba sentado en la primera fila y que con su silenciosa presencia llenó de emoción y de aplausos La Comedia, es retratado en la obra desde su ética pero también desde sus contradicciones. “Jugar al futbol no es un deporte, es un estado de ánimo”, dice convencido este Trinche que en su mundo, el de la escena, conviven desde Nietzsche a Baruch Spinoza, pasando por Platón o la emblemática revista El Gráfico. “Cualquier idiota puede jugar mal y ganar, pero no cualquiera puede jugar bien y a veces hasta perder”, sostiene el personaje entre otras tantas apelaciones agridulces, por momentos desencantado y hasta hastiado de lo que el fútbol es y representa en el mundo contemporáneo y globalizado, ese lugar que al Trinche siempre le fue ajeno.

 

“El Trinche es un hombre que eligió desde el deseo”

“El Trinche”, una gambeta a la emoción

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