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Homofobia israelí

Jerusalén: religioso acuchilló a manifestantes de marcha gay

Un judío ultraortodoxo atacó personas que participaban del Día del Orgullo y dejó saldo de seis heridos, uno grave.


Seis personas que participaban en la marcha del Orgullo Gay en Jerusalén este jueves fueron acuchilladas por un judío ultraortodoxo, que ya cometió una agresión similar en 2005 y acababa de salir de prisión. El ataque, que suscitó críticas en torno a la insuficiencia del dispositivo de seguridad desplegado por la policía, ha sido condenado por la clase política israelí y por responsables religiosos judíos.

Una de las víctimas, una mujer, se encuentra en un “estado muy grave”, mientras que otros dos participantes de la marcha presentan heridas de menor gravedad y los tres restantes han sido ligeramente heridos, indicó Magen David Adom, el equivalente israelí de la Cruz Roja.

La Policía señaló que el agresor había sido detenido antes de que pudiera atacar a otros participantes del desfile, celebrado en el centro de Jerusalén.

El asaltante, Yishaï Shlissel, un judío ultraortodoxo, ya hirió a tres personas en la edición del Orgullo Gay de 2005, precisó la Policía. Fue liberado hace tres semanas, tras cumplir diez años de prisión por ese ataque.

Los medios de comunicación, muy críticos con la Policía, revelaron que Shlissel había publicado una carta en la que denunciaba la “abominación” que constituía, a su parecer, la celebración del Orgullo Gay en Jerusalén, sin que las fuerzas de seguridad tomaran ninguna medida.

Un portavoz de la Policía aseguró, no obstante, que durante la marcha se había desplegado un “gran dispositivo de seguridad” para evitar cualquier agresión.

Aumento de la intolerancia

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, consideró el ataque “muy grave”. “Su autor será juzgado. El Estado de Israel respeta la libertad privada de cada persona, que es uno de los principios fundamentales en vigor en nuestro país”, subrayó en un comunicado.

“Debemos asegurarnos de que todo hombre y toda mujer puedan vivir en total seguridad de la forma que han elegido”, insistió.

Los dos grandes rabinos de Israel, David Lau y Yitzhak Yossef, condenaron con firmeza la agresión en sendos comunicados, subrayando que la agresión iba “en contra de la Torah judía”.

El presidente Reuven Rivlin se pronunció asimismo contra un “aumento de la intolerancia que solo puede conducir (a Israel) a la catástrofe”.

Ante la hostilidad manifiesta de una gran parte de la comunidad ultraortodoxa hacia la comunidad gay, los organizadores de la marcha habían elegido, de acuerdo con la Policía, un recorrido que evitaba los barrios religiosos de la ciudad.

Tras el ataque, el desfile del Orgullo Gay, en el que participaban centenares de personas, continuó por las calles del centro de Jerusalén y terminó en el jardín de la Campana, donde había prevista una fiesta por la noche. “Como es un lugar cerrado, nuestra misión de protección será más sencilla de llevar a cabo en ese jardín”, explicó un portavoz policial.

Al mismo tiempo del desfile, había organizada una contramanifestación de una decena de militantes de extrema derecha. Interrogado por la radio pública, uno de los participantes condenó el ataque, si bien subrayó que “una manifestación de ese tipo no puede celebrarse en Jerusalén”. “No se trata de una marcha del orgullo, sino de una marcha de la abominación”, aseguró.

Además de la agresión de 2005, la comunidad gay israelí sufrió en 2009 otro brutal ataque, cuando un hombre abrió fuego contra un centro de ayuda a jóvenes homosexuales en Tel Aviv. Dos personas murieron y otras quince resultaron heridas. El autor del tiroteo aún no ha sido detenido.

Indignación: Netanyahu autorizó más construcciones en territorios palestinos

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, autorizó la construcción de viviendas en el asentamiento judío de Bet El, en el territorio palestino ocupado de Cisjordania, con el objetivo de aplacar la ira de cientos de colonos por la demolición de dos inmuebles en cumplimiento de una orden judicial. En tanto, la Unión Europea (UE) urgió a Israel a que dé marcha atrás en su decisión de levantar nuevos asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este, al tiempo que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) condenó “la loca escalada de colonización llevada a cabo por un gobierno extremista”.

“Después de consultas en la Oficina del Primer Ministro se aprobó la edificación inmediata de 300 viviendas en Bet El, cuya construcción fue prometida hace tres años por el gobierno de Israel a raíz del traslado de inmuebles de (la colonia) en la colina de Ulpana”, dice un comunicado oficial del Gobierno israelí citado por la agencia de noticias EFE.

“Instamos al gobierno de Israel a revertir urgentemente sus recientes decisiones y a poner fin a la expansión de asentamientos”, dice un comunicado de la UE.

Netanyahu dio la orden de poner a la venta otras 91 viviendas ya construidas en la colonia de Pisgat Zeev (barrio del norte de Jerusalén), y la planificación de otras 24 en el mismo emplazamiento, 330 en Ramot, 70 en Guilo, 19 en Har Homa, todos ellos en el territorio palestino ocupado de Jerusalén Este.

La decisión del gobierno se produce tras un fallo judicial que ayer obligó al gobierno a demoler dos edificios con 24 viviendas en una parcela dentro del perímetro del asentamiento pero que es de propiedad privada palestina y para la que el gobierno había pedido la legalización retroactiva.

Los jueces rechazaron el recurso de los colonos, que había sido apoyado por el gobierno, y sentenciaron que debían ser demolidos de forma inmediata.

El veredicto desató una ola de indignación e ira entre los colonos que se enfrentaron con la Policía cuando una excavadora comenzó a demoler el primero de los edificios, informan varios medios locales.

Los manifestantes arrojaron piedras, mesas y todo tipo de objetos contundentes al alcance de la mano a los operarios y a los agentes de Policía que custodiaban el lugar, en una ola de violencia sin precedentes desde hace años.

En tanto, la senadora demócrata estadounidense Dianne Feinstein, quien preside la Comisión de Inteligencia del Senado, urgió por nota a Netanyahu que impida la demolición de la aldea palestina de Susya, en Cisjordania, reveló el diario israelí Haaretz.

“La demolición de hogares palestinos, el desplazamiento de quienes viven en ellos, y la toma de más territorio palestino en Cisjordania aleja la paz”, afirmó la legisladora, quien agregó que “para reservarle tierras a un futuro estado palestino su gobierno no tiene que destruir Susya”.

“Temo que desarraigar a los habitantes de Susya a la vista del mundo entero lo único que logrará es aislar más aún a Israel, aumentar la tensión con los palestinos y provocar violencia innecesaria”, añadió Feinstein para terminar exigiéndole a Netanyahu que se abstenga de toda “acción provocativa o incendiaria”.

Cerca de 400.000 colonos israelíes viven actualmente en la ocupada Cisjordania y casi 200.000 israelíes viven en los diferentes barrios de Jerusalén Este Por su parte, mediante un comunicado, el Servicio Europeo de Acción Exterior (Seae) de la UE le exigió a Israel a que dé marcha atrás en su decisión de levantar nuevos asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este.

“Instamos al gobierno de Israel a revertir urgentemente sus recientes decisiones y a poner fin a la expansión de asentamientos”, expresaron.

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