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Janucá

Por: Rabino Shlomó Tawil

B”H. En la tardecita de hoy viernes, a un ratito del comienzo del 25 de Kislev del calendario judío (este año coincide con el 11 de Diciembre), dará comienzo la festividad judía de Janucá, festividad que se celebra tanto en los hogares judíos encendiendo candelabros durante 8 días, como en las grandes plazas públicas de muchas ciudades del mundo, como en la plaza R.O. del Uruguay en Buenos Aires y otras plazas mas de los barrios porteños, frente a la Torre Eiffel en París, frente al Muro Occidental en Jerusalem, etc. y ya hace 22 años en nuestra ciudad, últimamente al ladito del Monumento a la Bandera.

Al ser una celebración de alguna manera pública, nos da la pauta que tiene una lección para todo ser humano, pero antes un poco de historia.

En la era del Segundo Gran Templo, cuando gobernaba el reino seléucida de Grecia, éste impuso severos decretos a los judíos con el fin de suprimir su credo. Los greco-sirios no les permitieron dedicarse al estudio de los textos sagrados, la Torá y el cumplimiento de los preceptos divinos, echaron mano sobre sus bienes y sus hijas, e ingresaron al Santuario cometiendo allí desmanes y profanando lo que era puro.

Los judíos sufrieron enorme angustia por su causa -pues fueron severamente oprimidos-, hasta que el Omnipotente Se apiadó de ellos, librándolos de sus manos y salvándolos. Los hijos del Jashmoneo -los Sumos Sacerdotes-, se impusieron, salvando al pueblo de Israel de su dominio.

Estos designaron rey a uno de los Kohaním (sacerdotes), y el Reinado de Israel retornó por más de 200 años, hasta la destrucción del Segundo Gran Templo.

Una vez que los judíos se impusieron a sus enemigos y los destruyeron e ingresaron al Santuario -esto fue el día 25 del mes hebreo de Kislev- no hallaron en el Gran Templo aceite ritualmente puro salvo una única tinaja que estaba depositada con el sello del Sumo Sacerdote intacto, suficiente para encender el Candelabro únicamente durante 1 día. Con éste sucedió un milagro y encendieron las lámparas del Candelabro durante 8 días, hasta prensar aceitunas y extraer aceite ritualmente puro.

Por esta razón, los Sabios de aquella generación instauraron que estos 8 días -que comienzan el 25 de Kislev- fueran días de alegría y alabanza. En ellos se encienden Luces al anochecer junto a las entradas de las casas en cada una de las 8 noches, para exponer y revelar el milagro.

Y esa es la lección para hoy en día, no se festeja estos acontecimientos milagrosos con desfiles militares de poderío o similar sino prendiendo una lucecita ese es el triunfo del espíritu sobre el materialismo del alma sobre los deseos terrenales.

Si echamos un vistazo a los eventos actuales, nos sorprenderemos. La historia de una pequeña luz expulsando al imperio de la oscuridad, la sensibilidad humana desafiando el terror y la fuerza bruta, la vida y el desarrollo luchando contra la destrucción. Esta batalla sigue vigente, está en nuestras vidas, y en el mundo que nos rodea.

La victoria de la “Luz” sobre la oscuridad es el mega drama cósmico, es la historia en curso.

Esta victoria ocurre anualmente en cada solsticio de verano (en el hemisferio sur) y a la puesta del sol de cada día. Se encuentra en cada decisión que tomamos para hacer el bien en contra de la maldad, ser bueno donde hay crueldad, y construir donde otros destruyen. Janucá es más que una festividad; es un viaje espiritual de ocho días.

El espíritu de Janucá se experiencia cuando aplicamos su alegría calor y luz a nuestras vidas diarias y no solo influenciamos a nuestros seres queridos sino también al mundo entero.

Este Lunes 14 de Diciembre a las 20 hs. celebraremos Janucá en nuestra ciudad públicamente en la Plaza C.Caggiano a pasos del Monumento a la Bandera.

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