Jaguares sigue sin poder ganar en el Súper Rugby. Van tres partidos sin lograr imponer condiciones y preocupa. Este sábado cayó ante Hurricanes por 34 a 9, en un encuentro en el que volvió a cometer muchos errores y otra vez la indisciplina se hizo presente. Fueron titulares los rosarinos Emiliano Boffelli y Felipe Arregui.
El primer tiempo estuvo dominado por las imprecisiones de ambos equipos, que se mostraron erráticos y sin poder conectar. Pero en esa anarquía, la franquicia de Wellington (campeona en 2016) aprovechó mucho mejor ese puñado de oportunidades y facturó a su favor para llevarse el parcial por 12 a 6.
En el complemento, la performance de Jaguares no mejoró. El déficit en las formaciones fijas derivó en no tener posesión de la pelota, algo que había ocurrido en las derrotas ante Stormers y Lions.
Cuando no hay posesión y la defensa cede, el trámite es favorable al rival y teniendo enfrente a Hurricanes, un equipo con experiencia y con Beauden Barrett, el mejor jugador del mundo, las probabilidades de éxito se esfuman.
Mario Ledesma fue moviendo el banco de suplentes en busca de generar cambios en el equipo, pero no lo logró. Jaguares no pudo encontrar huecos donde hacerse fuerte y así poder doblegar a su rival.
Si bien en algunos pasajes del partido la franquicia criolla pudo hilvanar con mucho esfuerzo buenos movimientos, al llegar a zona de definición careció de la frialdad para marcar puntos y vulnerar el ingoal rival, por eso ayer Jaguares no logró marcar ni un try.
Por momentos, el scrum fue sólido, pero cuando de dicha formación había que generar el quiebre, apareció la indisciplina. El lineout quedó en el debe, Jaguares tuvo una tarea deficitaria en ese aspecto. Y a esta altura la realidad indica que hay que mejorar con rapidez.
A todos les gusta ganar y a nadie perder, pero se puede caer jugando mejor y sacando punto bonus defensivo. Ni una ni otra.
El próximo sábado, en el mismo estadio, Jaguares será local ante Waratahs de Australia. Será otra oportunidad que tendrá la franquicia criolla para empezar a enderezar la nave rumbo al puerto del buen rugby para luego buscar llegar más importante, el del éxito.
