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#NosotrasParamos

Itatí Schvartzman dijo basta y propuso el paro de mujeres


Itatí Schvartzman se partió al medio el día que mataron a Lucía Pérez. La madrugada del 12 de octubre de 2016 estaba en su casa en barrio Echesortu cuando vio la noticia. Su hija de 19 años dormía en la habitación de al lado e Itatí pensó que podía ser ella. A Lucía la habían matado en Mar del Plata. Tenía 16 años y tres hombres la habían violado y empalado. Recuerda que cuando leyó que la autopsia decía que había muerto de dolor por la perforación de órganos sintió que el mundo tenía que detenerse en ese instante. Que nunca más podían matar a una mujer. Que había que parar todo hasta que la violencia terminara. Que si la vida de las mujeres no valía, entonces tenían que producir sin nosotras.

Itatí levantó el teléfono y llamó a una amiga y periodista. “Sonia, paremos el mundo” le dijo. Del otro lado Sonia pensó que había enloquecido y a los minutos le respondió que la seguía. “Esa madrugada fue mi día de furia. Veníamos dialogando, marchando, explicando y nada cambiaba. Soy de las feministas que creen que el machismo y el sistema patriarcal están atados al capitalismo. Entonces, teníamos que parar todo porque la única forma de que valoraran nuestras vidas era si dejábamos de producir”, cuenta Itatí Schvartzman a El Ciudadano.

Horas después entró a Facebook y puso una placa roja similar a las de Crónica TV que decía: “Por Lucía, las mujeres paramos el miércoles 19”. Y acompañó la imagen con un texto: “Si mi vida no vale: produzcan sin mí. Lucía Pérez, 16 años. Murió de dolor empalada y violada. La lavaron, la vistieron y la tiraron en la salita. Por ella, por mí, por mi hija, por vos y por tu hija: yo paro el miércoles 19. No voy a ser cómplice de que en este país siga valiendo más una pared que la vida de una mujer. #ParoDeMujeres #YoParo”.

En pocas horas y con la ayuda de colectivos feministas de distintos puntos del país la idea de la publicación se viralizó y dio origen del primer paro de mujeres de Argentina, que se hizo el miércoles 19 de octubre de 2016. Fue de dos horas y por la tarde miles de mujeres marcharon en todo el país vestidas de negro. La huelga argentina marcó un precedente del Paro Internacional de Mujeres, que hoy llega a su segunda edición en más de 60 países. La frase de Itatí “Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”, se volvió una de las principales consignas de la fecha y es usada en distintos países de habla hispana.

Para Itatí el primer paro de mujeres de Argentina no hubiese sido posible sin el movimiento de mujeres que desde hacía años crece y se fortalece en todo el país, ganando fuerza desde el primer Ni Una Menos del 3 de junio de 2015.

Itatí Schvartzman es escritora, tiene 44 años y nació en Concepción del Uruguay. Vivió ocho años en Montevideo porque ganó un concurso para hacer prensa y comunicación en la sede de Mercosur. Hace siete años se mudó a Rosario, donde trabaja como coordinadora de comunicación de la Dirección de Juventudes.

Su militancia feminista surgió al salir de su casa. “Crecí en una casa sin machismo, con madre luchadora y un padre político e intelectual. Cuando salí del nicho del hogar empecé a notar la desigualdad”. El cambio llegó con la mirada del afuera. Hacer un mandado, ir a un cumpleaños, andar en bicicleta de noche, ir a la escuela, entrar a la facultad, empezar a trabajar, vivir las relaciones de pareja. Cada acontecimiento de su vida la llevó a descubrir y pensar en la época en la que había nacido.

“Creo que a muchas nos pasa que antes de saber qué es el feminismo somos feministas en las luchas diarias. Recuerdo de combatir contra el machismo sin darme cuenta”. Cuando fue mamá a los 23 años se peleó con todos en el registro civil para que la dejasen anotar a su hija con el apellido paterno y materno. “Yo no sabía lo que era ser feminista pero sí sabía que necesitaba que mi hija tuviese también mi apellido”.

Escribe poesía feminista porque escribir feminista es su única forma de escribir. Durante muchos años le costó mostrar sus textos. “Desde niña me salían poemas y los negaba porque era vergonzoso para mi escribir poesía. Me daba mucho pudor someterme a la mirada ajena”, confiesa. La primera vez fue en Uruguay. Eduardo Galeano, a quien recuerda como su mecenas y padrino, la incentivó a presentarse a un concurso de escritores jóvenes. Ella presentó dos cuentos y ganó.

Después volvió a la poesía feminista. “No escribo otra cosa porque el feminismo es mi mirada del mundo”. Para el 3 de junio de 2015 escribió un poema que se llama Ni Una Menos. Lo publicó en Facebook y se viralizó rápidamente. Fue traducido a varios idiomas y usado en campañas de Italia y España. El texto dio lugar y título a su primer libro, “Ni una menos y otros poemas antipatriarcales”, que salió el año pasado y va por la tercera edición.

El libro sirvió para que se dé cuenta de que no podía dejar de escribir. Que la poesía era un arma y tenía que disparar. Que como decía el poeta español Gabriel Celaya la poesía debe ser un arma cargada de futuro. “Mi poesía es un arma cargada de presente. Porque a mí al ser mujer y al vivir en esta realidad me robaron el futuro. Eso no lo perdono. Salgo a la calle y no sé si vuelvo. En mis poemas siento, y me lo hizo ver la reacción de las demás, hay un arma cargada de presente que sirve para expresarse y usar como bandera”.

Hoy está de licencia por problemas de salud. Como no va a poder marchar le encantaría decirles a todas las mujeres que estará con cada una de ellas y que pronto las volverá a encontrar en la calle.