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El sur se prepara

Italia: más de 1200 muertos por coronavirus en el norte del país

Los fallecidos alcanzaron los 1.266, lo que supone un incremento de 250 en las últimas 24 horas. El país europeo recibe ayuda de China. Lombardía pide al gobierno más medidas. La situación en el sur, una región menos afectada pero con menos desarrollo


Se restringe el traslado de ciudadanos y por ende comienza el desabastecimiento en los supermercados. Igualmente los residentes trata de acopiar alimentos por una futura escasez. Foto: Carlos Brigo | Télam

Los fallecidos en Italia por el coronavirus alcanzaron –hasta este viernes– los 1.266, lo que supone un incremento de 250 en las últimas 24 horas, según informó el jefe de Protección Civil, Angelo Borrelli, citado por la agencia EFE.

El número de enfermos actualmente es de 14.955, 2.116 más en comparación con los datos del jueves, y los curados son 1.439, 181 más en 24 horas.

El número de contagios totales desde la detección del brote a finales de febrero es de 17.660, contando los enfermos, los fallecidos y los curados en Italia, el país europeo más afectado.

Italia, se supo este viernes, recibió un avión de China cargado con 30 toneladas de material médico y un equipo de nueve expertos que contribuirán a luchar contra el coronavirus. Un Airbus A-305 de la aerolínea China Eastern partió de Shangai y llegó durante la noche en el aeropuerto romano de Fiumicino cargado de ayudas y fue recibido por el embajador chino en Roma, Li Junhua.

El norte

La norteña región Lombardía, la más golpeada por el coronavirus, renovó su pedido al gobierno del país para que le permita adoptar medidas más restrictivas, “como el cierre de las empresas no relacionadas con servicios públicos esenciales” para hacer frente a la rápida difusión del coronavirus.

“Pedimos que se haga una excepción para la Lombardía, la región más golpeada, y que se puedan hacer nuevos cierres de negocios y empresas”, planteó el responsable de la salud lombarda, Giulio Gallera, en declaraciones a la cadena pública Rai.

“No todas, pero al menos las no relacionadas con los servicios públicos esenciales, con el fin de hacer más lenta la difusión” de la enfermedad, planteó Gallera.

En tanto, el alcalde de la capital lombarda, Milán, Giuseppe Sala, anunció que, desde mañana, se cerrarán los parques públicos de su ciudad que tengan vallado.

“Firmaré una orden para cerrar los parques cercados desde mañana por la mañana. Es necesario hacer esto, no podemos extender la misma regla a los parques no cercados. Pero invito a todos a comportarse de acuerdo con las reglas establecidas”, anunció a través de las redes sociales.

El sur se prepara

Una carrera contrarreloj se desató en el sur del país para prepararse ante la pandemia de coronavirus, debido a las frágiles estructuras sanitarias en esas regiones menos desarrolladas, con menos personal y material obsoleto, publicó la agencia AFP.

El hospital Cardarelli de Nápoles acaba de preparar una nueva unidad de cuidados intensivos. En el edificio M, rebautizado Sala Coronavirus, sólo quedan unas pocas camillas que pronto darán paso a equipos y medicamentos más sofisticados con el objetivo de salvar vidas.

En toda la región de Campania, cuya capital es Nápoles, la atmósfera es muy diferente a la que se respira en Milán, en el norte del país.

Hasta ahora una sola persona ha muerto con respecto a los más de 1.200 decesos en todo el país y se han detectado menos de 200 contagios con respecto al total de casi 15 mil casos, según el último balance oficial.

En Calabria, en la punta de la bota, identificaron 32 contagios y en la vecina Basilicata sólo ocho.

Pero los expertos han advertido que el sur no es inmune.

El pasado sábado, pocas horas antes del anuncio oficial con las inéditas medidas de contención y aislamiento tomadas para el norte de Italia, filtradas por la prensa, miles de italianos se precipitaron a las estaciones y aeropuertos para regresar a sus casas en el sur de la península.

Una reacción que preocupa a las autoridades sanitarias, ya que muchos de ellos podrían transmitir el virus.

¿Si en la región más rica de Italia, que produce más del 20% del PIB, modelo mundial por su eficiente sistema de salud, las estructuras de salud están al borde del colapso, qué puede pasar en el sur, pobre y subdesarrollado, víctima de los recortes de presupuesto?

Un alto precio

“El sur está menos preparado y podría pagar un alto precio”, advirtió el director del hospital Cardarelli, Giuseppe Longo.

“El estado nos pide que nos preparemos. Estamos contratando a cientos de médicos, enfermeras y asistentes”, contó en una entrevista a la AFP.

Las siete regiones del sur y las islas de Sicilia y Cerdeña cuentan con 1.582 plazas de cuidados intensivos de las 5.400 que existen en todo el país, según un conteo del diario La Repubblica, que recuerda que hace 15 años las plazas en Italia superaban las 20.000.

El primer ministro, Giuseppe Conte, autorizó esta semana la adquisición excepcional de equipos especializados para hospitales ante la pandemia.

En caso de necesidad, la Sala Coronavirus del Cardarelli podría recibir pacientes de otras regiones.

Al menos ocho plazas de cuidados intensivos y 12 para atención especial están listas, aunque la capacidad es mayor. Cerca de la sala de emergencias, se ha montado una carpa para las pruebas con saliva para pacientes que presenten síntomas preocupantes.

“Ni recursos ni equipos”

“Tenemos poco tiempo para prepararnos. Espero que sea suficiente …”, reconoció Maria De Cristofaro, de 65 años, jefa de la unidad de cuidados intensivos del Cardarelli.

Desde que empezó la epidemia a inicios de febrero, los médicos de las unidades de cuidados intensivos han sido “descritos como héroes”, pero para Cristofaro es evidente que “no podemos hacer milagros”, advierte.

La doctora admite “que no tienen justificación” los “meridionales”, es decir los italianos del sur, que optaron por regresar a sus casas pese al riesgo de infectar a sus familiares.

“Si hubiera estado allá, hubiera tratado de regresar también”, confiesa Cristina Agosto, de 22 años.

La joven influencer Roberta Fusco, de 26 años, también abandonó Milán porque después de una semana encerrada le hacía falta el mar, reconoce.

Por su lado, la estudiante de medicina Federica De Masi prefirió lanzar una campaña para recaudar fondos para el hospital Cotugno de Nápoles, especializado en enfermedades infecciosas.

“Tenemos que ayudarnos mutuamente porque no tenemos los recursos o equipos necesarios para un momento como este”, asegura la joven en el sitio web gofundme.

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