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En vivo

Ironía y melancolía de base folk

En un parate de su actuación junto a Charly García, Rosario Ortega regresa a la ciudad en carácter solista para repasar su disco “Viento y sombra” a la espera de lo que será su segunda producción. La vocalista repasó estilos, gustos, familia y actualidad.


Es la más pequeña del clan Ortega: lleva consigo la historia de una familia que ha despertado grandes elogios pero también arduas críticas. Hace ya varios años Rosario supo que su vida estaba ligada a la música, pero fue en 2011 cuando su voz tomó trascendencia nacional. Resultó elegida como la nueva corista de la gran estrella del rock nacional, Charly García, un rol que continúa desempeñando en la actualidad aunque un parate de los shows del músico le permitió dedicarse de lleno a su carrera solista.

Ese camino en solitario dio vida a Viento y sombra, su primer disco, un material que data de 2012 pero que continúa siendo el centro de sus presentaciones en vivo; shows que lleva adelante junto a los músicos Gonzalo Cucchetti, Santiago Valiente y Fernando Samalea. Esa será la formación que sonará esta noche, a partir de las 22, en McNamara (Tucumán 1016).

Si bien su vida estuvo rodeada de flashes y prensa, a Rosario no parecen gustarle las entrevistas; su voz es dulce, pacífica, pero por momentos se vuelve esquiva. “Las notas aisladas no me molestan –reconoce entre risas–, no me gustan mucho las cosas que no tienen que ver con la música en sí; me molesta la organización: si fuera por mí subiría directamente al escenario a tocar”.

A pesar de eso la charla fluye y comienza con el show de esta noche, un recital que se plantea como un repaso de Viento y sombra pero en el que también van a sonar “algunos covers y un par de temas de Entre Ríos”, agrupación de la que supo formar parte entre 2008 y 2009 y con la que, además de grabar un disco, participó de festivales como el Pepsi Music, Personal Fest, y Creamfields.

“Con Entre Ríos hacíamos un rock pop que me gusta mucho, tenía algo de electrónica también, pero en un momento me metí mucho con la música folk norteamericana, con Joni Mitchell, con Bob Dylan; tenía un plan muy acústico en la cabeza. Fue por eso que cuando terminamos de grabar el disco vi la posibilidad de hacer algo solista”, relató, y reconoció: “Lo acústico está en mí, lo mío pasa mucho por la voz, entonces me siento muy cómoda cantando despojadamente con un solo instrumento aunque también me gusta mucho la música con ritmo, el hip hop y algo de electrónica: sé que por ahí va a venir el segundo disco”.

El nuevo material de Rosario Ortega ya está en pleno proceso de preproducción. “Estoy escribiendo muchas letras”, dijo sobre la actualidad del material definido como “más contundente” que Viento y sombra, “que fue un primer disco muy perfil bajo”.

“En vivo solemos tocar la mitad del primer disco, con versiones que van cambiando; estamos haciendo reversiones con batería electrónica y algunas que se parecen al remix que hicimos de «Luminosidad» que salió después del disco (una versión más electrónica). Ése es mi presente, así que voy a intentar ponerle esa vibra a lo que viene”.

“La necesidad de empezar una carrera solista viene desde adentro, es inconsciente, como haber empezado a tocar con Charly, que fue un ofrecimiento para el que no dudé ni un segundo. Primero fue darme cuenta que me gustaba cantar, empecé a interpretar temas que no eran míos y después a volcar melodías que tenía en mi cabeza”. Mientras caracteriza su música, Rosario desliza detalles de su propia personalidad: “Soy bastante irónica en la vida y por eso me siento cómoda haciendo letras que también lo sean. También soy muy melancólica. Me gusta mezclar vivencias personales con historias que se me van ocurriendo, que están en el aire; no soy constante en nada pero trato de llevar un diario y escribir pensamientos; muchas letras las saco de ahí, de cosas que se me pasan por la cabeza fugazmente y que después les doy forma de canción”.

De la mano del astro

Fue en 2011 que Charly García sumó a Rosario Ortega a sus filas. Los recitales que había emprendido marcaban su regreso a los escenarios y a la música tras una larga internación y recuperación que Charly llevó a cabo justamente en la casa de Palito Ortega. Charly fue volviendo poco a poco a ser aquel músico que sus fans habían conocido, y su participación en esos shows son una experiencia que Rosario asegura haber capitalizado como grandes enseñanzas. “Me cambió bastante: por un lado me veía en videos arriba del escenario y eso me ayudó a corregir varias cosas, me ayudó a estar más consciente de todo lo que pasa sobre el escenario. Además me subió mucho el nivel de exigencia vocal, tenía que abordar colores distintos, tenía que adaptarme a alguien más. Además del ejercicio vocal otra exigencia fue la de la actitud, algo más corporal”.

“Al ser una banda de rock tenés que estar, no digo compitiendo, pero sí al nivel de una guitarra eléctrica. Yo soy más intimista: si bien me puedo amoldar bastante, mis discos no llevan mucho esfuerzo, me gusta la voz sin tanta técnica pero en el repertorio de Charly hay palabras que tienen que ser gritadas y esas cosas tuve que trabajarlas mucho desde otro lugar”.

Barreras idiomáticas

Algunos trascendidos indicaban que Rosario tiene mayor afinidad con la composición en inglés, algo que ella misma no dudó en negar aunque reconoció que para ella “el primer idioma de la música es el inglés”. “A la música el idioma que mejor le queda, el más musical, es el inglés pero en el español hay todo un universo que está menos explorado que me encanta y es más desafiante; me parece más fácil cantar en inglés, te podés esconder mucho atrás del idioma, de las palabras y no hacerte tanto cargo de lo que decís, por eso me gustan las bandas que son argentinas y cantan en inglés pero no llego a conectar tanto como con las que cantan en español de acá, de México y de Chile”, explicó.

El clan Ortega

Integrado por los padres Ramón Ortega y Evangelina (Salazar) y los hijos Martín, Julieta (actriz), Sebastián (productor televisivo), Luis (cineasta), Emanuel (músico) y Rosario; el clan Ortega es emblemático en Argentina y sabe levantar feroces críticas, halagos y numerosas preguntas que a la más pequeña de la familia asegura no molestarle: “Siempre y cuando me vean como un individuo aparte y no me asocien al resto de la familia, ni para bien ni para mal, está todo bien. Siento orgullo con muchas cosas que hace cada uno de mis hermanos individualmente, así que no me molesta para nada. Todos hicieron lo que quisieron y les fue bien, tuvieron épocas de más o menos éxito pero cada uno, en lo que hizo, se hizo notar para bien. Lo único que puede ser una contra es que se te asocie de una manera negativa o que los que se te acerquen tengan algún tipo de interés escondido”, aseguró, mientras que deslizó: “Por ahí piensan que estás en algún lugar porque sí, por relación, y después descubren algo distinto en vos. Creo que si una crítica es constructiva y habla de vos, no está mal. Trato de manejarlo lo mejor posible”.

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